LOS MAMARRACHOS DE LA HISTORIA

Gentileza del Dr. Jorge Rachid
Como en la Crónica de una muerte anunciada, finalmente la Procuradora Dra. Alejandra Gils Carbó, ha sido procesada por “administración fraudulenta” por uno de los jueces federales que hacen de la Injusticia, su profesión de fe.
Tal cual lo habían anunciado las tapas de los diarios oficialistas durante meses: la Dra. Gils Carbó será separada de su cargo por corrupción, a lo cual se sumaba el pedido de renuncia del Ministro Garavano y el clamor público del mismo presidente, títere de otros factores de poder, que siempre están dispuestos a escarmentar a los díscolos, que tienen pensamiento propio, objetivo, mirada profesional y enfrentan los intereses más poderosos, como Clarín, a quien la Procuradora en su momento, enfrentó al mismo Néstor Kirchner ante la fusión Cablevisión- Multicanal, que finalmente concretó.
Nunca fue perdonada por haberse atrevido a oponerse a los planes de “su majestad” Magnetto, como no lo fue Amado Boudou por haber sugerido avanzar sobre las AFJP, ni Cristina Kirchner por emplear el Estado para defender los intereses de los sectores más débiles y vulnerables de la sociedad. El poder no perdona y tiene misiles propios en la Justicia corrupta, a través de jueces que no sólo son funcionales a esos intereses, sino que extorsionados por sus propias inmundicias, no tienen espacio ni capacidad para ser, con perdón de la palabra “justos”.
La historia escribirá que hubo un período en la Argentina, donde el poder mediático en combinación con el poder político, marcaba la víctima, le comunicaba al Poder Ejecutivo hacia donde debía ir, el presidente elevaba la voz, pidiendo renuncias de cargos con estabilidad, de jueces que no respondían a sus objetivos, juicios políticos a los desacatados, persecución política y familiar a cada uno de ellos, estigmatización de la asociación de jueces Justicia Legítima, solicitudes de escraches a sus familiares y extorsiones de todo tipo.
Esta situación obscena, que arrasa todas las formas republicanas de gobierno, que adelgaza la democracia, que lleva temor a los diferentes estamentos del Estado ante el avance represivo del poder político, como sucede a nivel social con la represión de la protesta social, quedará grabada en la conciencia colectiva del pueblo, como quedaron las jornadas del 2001, que permitieron recuperar al país de la larga noche neoliberal, aunque después de 14 años, esa memoria flaqueó por acción de la batería misilística de la mentira, enarbolada como verdad y de la denigración del ejecutivo de entonces con los epítetos más violentos, las acciones más viles y los golpes de Mercado más duros jamás propinados a un gobierno peronista, desde 1955 en la Revolución Fusiladora.
Ahora en un gobierno electo por el pueblo, una persecución expansiva a todo lo que huela a peronismo o movimiento nacional y popular, estigmatizando a quienes tienen problemas como “excretables kirchneristas”, desde quienes reclamamos por Santiago a los que nos oponemos a la flexibilización laboral, la privatización de la salud, el saqueo del FGS del ANSES, la corrupción del PAMI, o quienes denunciamos los negociados entre parientes del ejecutivo, los blanqueos familiares del poder, por cientos de millones de dólares y el ocultamiento de toda la mugre, bajo la alfombra mediática protectora.
El pueblo no tiene porqué estar enterado de todo esto, ya que el cerco mediático es total, los dolores sociales son diarios, como los miedos y las angustias personales, sumado a la persecución de periodistas y medios, que logra su objetivo de acallarlos, los miedos dan certezas a la Teoría del Shock, que ante el Tsunami neoliberal brutal e inhumano, el pueblo naturaliza sus propias desgracias y las termina aceptando. Es la conducta del colonizado frente al colonizador, es el Síndrome de Estocolmo democrático, el que nos toca vivir, con la única esperanza que una vez más el pueblo argentino en su rebeldía innata, vuelva a escribir la historia a favor de las mayorías populares excluidas y mancilladas por estos delincuentes seriales, ladrones llamados “de guante blanco” y conciencia sucia.