Los Dorian Gray de la política

En una novela escrita por Oscar Wilde, publicada el 20 Junio de 1890, ambientada en la época victoriana, fines del siglo XIX. Cuenta la obsesión de un hombre atractivo y exitoso por mantenerse siempre joven, después de que un amigo pintor, Basil Hallward, lo retrata soberbiamente en su lienzo; éste joven teme envejecer y quiere inmortalizar su belleza y juventud, ante la triste decrepitud que le depara el inexorable envejecimiento natural que tiene todo ser vivo.
En éste pequeño relato breve de la obra, quitando sus escasos mendrugos que reciben al final de su prosaica vida, que forjó la Patria día a día, hoy es burlada por éstos siempre eternos y perenne políticos, que sufren de un extremado narcisismo: son una triste parodia del retrato de Dorian Gray.

Cabe destacar que hay un principio que tuvo el hombre prehistórico para poder preservar su especie; Primero, cuidar a la prole y el segundo principio, era el de cuidar a los ancianos, dado que son los que portan la experiencia y la sabiduría, aconsejando a los jóvenes jefes de la pequeña horda o tribu para que no tengan tantos equívocos en su quehacer cotidiano. La antropología también lo demostró científicamente. Por lo tanto, es menester una reflexión: Estos representantes del pueblo en las democracias formales de los países semicoloniales, son funcionales al interés de las oligarquías y el capitalismo imperial.

La ignominia a que sometieron al pueblo, es rayana a la estulticia humana y al agio del capitalismo imperial, como lo hicieron con la ley 125, con el trato a los holdouts y el pago de la deuda externa.

Parafraseando a Jauretche, éste decía: «no se trata de cambiar de collar, sino de dejar de ser perro».

Mesa Provincial Severo Chumbita

Ricardo Solohaga, Analia Gundin, Juan Pablo Navarro, Pablo Marcial, Cristian Martinez, Silvia Ferreira, Jorge Reales