Locales: Una triste historia escolar

Por Edmundo Mario Zanini
DNI 8.118.381
(N. de la R. las fotografías fueron obtenidas por Daniel Chaves)

   En el Distrito de Morón hay dos establecimientos educativos públicos (“públicos de gestión estatal”, dice la legislación vigente, para señalar su gratuidad y su condición de “no comercial ni confesional”). Uno el ISFD N° 108, parte de la Unidad Académica “Manuel Dorrego”, ubicado a pocas cuadras del centro de la ciudad de Morón, de origen nacional.
   El otro, el ISFD N° 45 (Instituto Superior de Formación Docente N° 45 “Julio Cortázar”) estará cumpliendo este año sus treinta y cinco años de vida, creado como profesorado dependiente de la Dirección de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, de cuya Dirección de Educación Superior sigue dependiendo. Es decir, es el profesorado provincial de Haedo, único por su origen.
   Hoy funciona en tres sedes, en tres turnos, con ocho carreras estables. Todos profesorados de nivel terciario (“no universitario” dice la misma legislación, haciendo gala de una capacidad de diferenciación insostenible): de Lengua y Literatura, de Economía y Gestión, de Física, de Química, de Historia, Matemática, de Educación Primaria y de Educación Inicial. Por esas cosas “del destino”, en el ciclo lectivo 2015, debió abrir otra especialidad: la de Geografía, pero a último momento, no se la organizó por “no estar autorizada”. En otros profesorados, sí se inició la implementación de carreras según un plan nuevo.
   Posiblemente esto ya nos indique un “tratamiento especial” para esta institución que alberga una “matrícula” cercana a los dos mil estudiantes. ¿Habrá intereses creados para quedarse con ese interesante “mercado de clientes”?
   Pero ese no es el motivo de esta nota. La misma tiene otro sentido: difundir cómo se han ido dando las circunstancias para que el edificio propio, cuente con dieciocho aulas, de capacidad reducida (pero coincidente con el ideal pedagógico, que recomienda no exceder de veinticinco o treinta estudiantes en cada aula) y se encuentre ubicado en una zona alejada: la intersección de las calles Milán y Saverio Laiacona (ex Media Calle –toda una “instigación”- ¿un anticipo, tal vez?), en Haedo norte.
   Su “insuficiencia” no es solamente por la cantidad (y la “sabia capacidad”) de sus aulas, sino por la ausencia de ámbitos para fines educativos impostergables (no hay laboratorio para “experiencias biológicas”, por ejemplo) o por la inadecuación y falta de equipamiento de otros.
   Indagar por el costo de esta obra puede ser patético. Lo que es seguro es que, si se entrega (y se la recibe) así como está, la institución no tendrá resueltas sus necesidades (las de sus estudiantes y su plantel docente –de más de doscientos profesionales-), ni siquiera aproximadamente.

   Quienes no festejamos la decisión de adjudicar esas tierras para nuestro instituto, porque entendimos que Haedo es pequeño pero no tanto, que nuestra comunidad merece algo mejor, sabemos que con instalaciones y equipamiento insuficientes, ubicado lejos de la estación de ferrocarril, el ISFD 45 va camino a su desaparición. A casi veinte cuadras de esa estación de Mariano J. Haedo que, hace más de ochenta años, viviendo casi como una mendiga en unos de sus bancos, vio morir a Pascuala Cueto, más conocida como “la Maestra Cueto”. Un ejemplo para todos los profesores de la zona, por la dedicación y compromiso con la educación popular que mostró a lo largo de su vida.