
07 Jul Las fronteras de lo posible
Vivimos en una época en la que nuestras decisiones están condicionadas por un escenario internacional de disputas fuertes: uni o multipolaridad, neoliberalismo salvaje o capitalismos soportables, el sálvese quien pueda en Miami o la unidad latinoamericana, entre muchas otras grandes contradicciones.
Entre la espada de una pandemia mundial y la pared de emergencias climáticas provocadas por la humana costumbre dominante de depredar sin proteger, consumir sin mirar el futuro, de destruir sin planificar.
Nuestra sociedad enfrenta, en medio de este paisaje tormentoso, una decisión que determina dos años más de un gobierno que salvó vidas o el regreso del «que se mueran los que tengan que morir». Y ese pasito, irrelevante en la historia de la especie, sin embargo habla sobre nuestra capacidad de supervivencia.
Este peronismo en unidad, una de las características de este movimiento nacional y popular es aceptar de buen grado las alianzas de sectores sociales y sus representaciones políticas, buscar su relegitimación de la mano de un presidente de perfil reformista.
En la coalición que tantea lentamente la necesaria unidad orgánica, institucional, con capacidad de reproducción ampliada y renovable de nuevos cuadros, pero fundamentalmente de ideas y proyectos sustentables en fuerzas sociales conscientes, conviven sectores y vectores de distinto origen. El motor fundamental de Cristina y su estado mayor, probado en una larga década de gestión exitosa e incompleta (como todo proyecto) convive con formas de pejotismo de varias capas geológicas, aliados progresistas y hasta formas de oportunismo que entienden hacia dónde va el viento y orientan las velas. No es hora de ponerse delicado ante las catástrofes que promete la irreflexiva historia humana y el egoísmo desmesurado de los que se autoproclaman “empresariado”, aunque su única excusa efectiva sea su capacidad de apropiarse de lo estatal, explotar el trabajo y la necesidad ajena. En este rubro, sólo confiamos en las y los Pymes, sobre todo los que protegen la fuerza laboral desde su instinto de salvar el bote en el que también reman.
Las transformaciones del mercado de trabajo, como llama la degeneración patronal al conjunto de lxs que hacen todas las cosas, construyó trampas y mecanismos para que tu trabajo produzca más, pagar menos y multiplicar sus ganancias ante el aplauso del público babeante ante sus “Miami” o “Puntas”, deseosos de vivir en el country, comprar dólares, ser ricxs y famosxs.
Y si no te amoldás a lo que dice el patrón, protegen sus jueces y machacan sus mercenarios con carnet de prensa, en la góndola y el mostrador te espera su venganza.
Nuestro gobierno ha demostrado capacidad de respuesta a la doble pandemia, la industria retoma ritmo de crecimiento, vuelve la obra de infraestructura, la construcción de viviendas a la par de una campaña vacunatoria generosa en calidad vital y resultados. Ha cuidado a nuestros mayores, mejorado las escuelas, invierte en educación y salud de un modo que sólo vimos en la “década ganada”. Ahora nos toca a los trabajadores correr la frontera de lo posible.
Las luchas de género han mostrado el camino de la transversalidad multiforme, con objetivos comunes y debates abiertos sin dejar a nadie afuera. Ha logrado resultados formidables, sintetizando en una generación luchas centenarias. Todo eso por la sensibilidad de un gobierno que no ha tenido margen para adelantarse a las transformaciones, pero que les da lugar cuando hay detrás un movimiento social y político capaz de sostener banderas de vida y humanidad.
Necesitamos una victoria más, y este camino está abierto a lxs trabajadorxs, si logramos unidad, objetivos comunes y capacidad de aprender de nuestra historia y el ejemplo contemporáneo del colectivo de género. Abrir las mesas, poner más sillas, promover más presencia y no sólo cupo obligatorio para este colectivo entre nuestrxs responsables y comisiones directivas es un paso imprescindible. La política hoy une al movimiento de lxs trabajadorxs y también ahí debemos impulsar este abrir filas y (muchos) hacer lugar para esta emergencia. No sólo para defender el salario, sino para ganar en igualdad y poder de clase.
Es hora de correr el horizonte, en función de lo deseable y necesario.