
29 Ago Las centrales obreras marcharon a Plaza de Mayo
Las mismas sombras en similares días grises
El pasado 22 de Agosto tuvo lugar un acto masivo en rechazo al plan económico del gobierno macrista. Organizado por la CGT, contó con la presencia de distintas vertientes sindicales dentro de la mencionada, las dos CTA, organizaciones sociales y fuerzas políticas, especialmente de izquierda.
Los reclamos, todos dentro de lo esperable, se sucedieron en un escueto aunque claro discurso de Juan Carlos Schmid, único orador del acto. Sonaron frases tales como “que se terminen las intervenciones a sindicatos”, “plena vigencia de los convenios colectivos”, “no a la reforma laboral”, “control de precios sobre alimentos y medicamentos”, o bien “emergencia social alimentaria para los sectores populares”.
También dejó Schmid en claro, que el problema está en el modelo “de saqueo y de fuga empresarial”, al tiempo que condenó a los “grupos empresarios que siempre vivieron al calor del gasto público, de la especulación, del contrabando”.
Puso hincapié, el citado representante del triunviro que conduce actualmente la CGT, en la necesidad de concientizar a la población para que comprenda “que es necesario forzar un cambio de rumbo” en la política económica del gobierno nacional; por otra parte, admitió que el principal “obstáculo” para la convocatoria a un paro nacional son las internas que hay dentro de la CGT, donde algunos se muestran más cercanos al gobierno y reniegan de una confrontación.
Quizás, con la sana presión de las bases, y para intentar armonizar posiciones, se concretó un llamado a un Comité Confederal previsto para el 25/09.
Extrañamente, apenas pasadas las 15 horas, concluyó el acto y se garantizó una muy pronta desmovilización. ¿Clima de época?
Otras voces
Resalta la definición de Héctor Amichetti (Federación Gráfica Bonaerense), quien indicó que el Confederal no es sólo para lanzar un paro, sino para diseñar un plan de lucha y debatir “Qué CGT necesita el pueblo argentino”. Añadió que ya “no hay margen para el diálogo con este gobierno. Hay que ir a un plan de lucha que le ponga freno en las calles y se complemente con una victoria electoral de la oposición”.
Valiosa es la definición del periodista Lucas Molinari en su artículo titulado “Hacia la confrontación” http://www.radiografica.org.ar/2017/08/22/cgt-hacia-la-confrontacion/ en el cual propone que “… el eje de la defensa nacional va a radicar en cómo pueda el sindicalismo lograr una síntesis a favor del pueblo trabajador… frenar al macrismo implica confrontar y poner en riesgo su gobernabilidad, que no es sino la condición de posibilidad de determinar a la Argentina a ser una colonia”.
La mirada gubernamental
El gobierno, fiel a su estilo entre provocador y autoritario que en no pocas ocasiones orilla la ilegalidad en sus tomas de decisiones, promete endurecer la práctica extorsiva –que incluye aprietes- contra el movimiento sindical, en su abierta búsqueda de aplastar toda resistencia contra su intentona de concretar reformas tanto laborales como previsionales en conexión con el disparate que se consiguió imponer recientemente en Brasil.
Para empezar, Mauricio Macri desplazó a Luis Scervino y Ezequiel Sabor, hombres ligados a sectores del sindicalismo, de sus puestos. Scervino estaba a cargo de la Superintendencia de Salud, que maneja recu
rsos de las obras sociales, y Ezequiel Sabor, era el viceministro de Trabajo. Cuanto más apremiado se sienta, el gobierno conservador profundizará su accionar hostil contra el conjunto de la clase trabajadora. Estamos todos avisados.
El mismo amor, la misma lluvia
Acaso más decididas en su postura antiliberal, en las provincias desde las CGT regionales se exige con fuerza un pronto plan de lucha.
Sería deseable garantizar un mayor rol para el movimiento obrero –una vez suavizadas, o suplidas, sus internas que suelen rozar las escaramuzas intersectoriales- en el accionar y toma de decisiones dentro del vasto frente nacional y popular que urge constituir para poder enfrentar con sólidas probabilidades de éxito al conservadurismo represor y a todos sus poderosos tentáculos.
Sería deseable, claro. Tan deseable como altamente improbable.
Desde esa base pantanosa, la lucha continúa.