
05 Abr Las callecitas de Morón y ese no sé quién…
(Nota de contratapa de nuestra edición impresa)
Hace tiempo que, quienes transitamos el municipio de Morón, venimos padeciendo el ruinoso estado de buena parte de sus calles asfaltadas. Ni qué hablar de sus veredas, verdadero campo minado en especial para la salud de adultos mayores y niños.
Del mismo modo, y repasando el archivo de nuestra publicación, hallamos denuncias en tal sentido, tanto en escasos números anteriores como en nuestra primera edición, hace ya bastante tiempo atrás. Baches en múltiples barrios, e incluso basurales a cielo abierto. El tiempo pasa, las gestiones finalizan, el vecindario tiende a olvidar, y ciertos problemas estructurales persisten o, directamente, empeoran.
En la previa a una nueva contienda electoral, llegaron las jornadas de cortes de tránsito por tareas de repavimentación y demás. Los focos lumínicos, en algunos casos quemados durante semanas o meses, ahora se cambian por unidades en buen estado… y hasta en una de ésas, asoman las autoridades municipales para cortar alguna cinta de ocasión.
También desfilan actores de la oposición política de turno, denunciando una y otra vez estos asuntos… con tanta razón como fragilidades mnemotécnicas, para cubrir con un rictus de relajación metafórica a todo esto.
Sólo un mayor involucramiento de las grandes masas de la sociedad en el control y auditoría de la cosa pública, podrá contribuir a erradicar, gradualmente, a estas prácticas recurrentes, más dotadas de picardía y oportunismo que de seriedad.
La incertidumbre, ante todo este marco que tranquilamente se puede hacer extensivo a cualquier otra temática a cualquier plano gubernamental, está en saber si acaso lograremos estar, en tanto conjunto social, a la altura de las circunstancias para dar una vuelta de página a todas estas prácticas generadoras de hastío y descreimiento masivo, respecto al ejercicio de la política en esta mancillada democracia que con tanto sacrificio pudimos conseguir.