La Tragedia de Cambiemos

El origen de la palabra Persona, del latín persōna, ‘máscara del actor’, ‘personaje teatral’, aunque puede tener varias acepciones, nos ajustaremos a este concepto más acotado dado que en la prehistoria el hombre ya había comenzado a crear identificaciones y representaciones.

 

En aquellas representaciones de las tragedias se mostraba a los actores munidos de una máscara, que era el personaje que representaban, y que también les facilitaba distintas expresiones y la proyección estridente de sus parlamentos, mostrando una realidad y las máscaras mediaban entre esa realidad y lo que los actores representaban, munidos de todos sus sentimientos, deseos, frustraciones, pérdidas, impulsos, e instintos que se iban desarrollando en el transcurso de la tragedia.

 

Analógicamente trataremos de mostrar tres años de gobierno de Cambiemos, que en sus inicios se presentaba, como esa palabra lo caracteriza y diferencia, como algo nuevo. Había una exaltación de todos los deseos que querían realizar y cumplir en su mandato, e inclusive, mejorar el pasado que los precedía pero sin destruir o anular las pequeñas o grandes conquistas obtenidas, la famosa Herencia que recibieron.  A las clases medias pacatas les gustaba el actor principal, porque era bilingüe y en esos vientos de cambio estaba la inserción en el mundo globalizado, del cual nos habíamos caído, supuestamente. Consultaron a su oráculo importado de Ecuador y las cosas fluían por carriles venturosos. Pero la realidad se muestra como un hecho tangible al cual hay que darle forma en lo que es el arte de la política. La inflación cero, la pobreza cero, el pleno empleo y la recuperación del aparato productivo serían la locomotora con la avanzarían ajustándose al slogan con el que asumieron. Y comenzaron los primeros escollos a sortear.

 

Al poco tiempo de empezar a transitar comenzaron el desempleo, los tarifazos, la caída del poder adquisitivo, déficit en la balanza comercial exterior e interior, el desguace de la industria nacional, el sistema previsional victima de los grandes ajustes, los despidos masivos en los centros de ciencia y tecnologías tanto aplicadas como de investigaciones y el romper las estructuras y herramientas construidas como el ALBA, la CELAC, el MERCOSUR, la UNASUR y los vínculos con el resto de Latinoamérica para recluirnos en el país blanco y minoritario que ya en un tiempo supo decir Tejedor “salven a Buenos Aires aunque perezcan los trece ranchos”.

 

La libertad de expresión paso a ser libertad de empresa, y los grandes multimedios fueron los que mediaban entre una realidad prosaica pero ocultada por un barniz o pincelada de esperanzas que se fueron desvaneciendo con el correr del tiempo. Ese tirano, Cronos, que nos muestra que a pesar todo lo visto en el introito, la tragedia se va profundizando en el devenir histórico. Salen algunas voces en las que se comienzan a develar los CEOs, las cuentas off shore, el Presidente que transfiere todo su obrar y pensar en su progenitor, la culpa que no llega y aquellos famosos brotes verdes, después de las lluvias, se marchitaron. Y empezó a emerger ese interior profundo que también fue deslumbrado por las luces de neón de la gran urbe, quedando pequeñas lamparitas de luces mortecinas a lo largo y ancho de la Patria, que una a una se iban apagando.

 

El epilogo de esto es que surgen ahora personajes que transitan entre lo marginal y lo institucional, con el agravante de la complicidad de los componentes del Poder Judicial, los multimedios, representantes del pueblo, fiscales, periodistas y comunicadores en una trama siniestra que un simple y de costumbres provincianas juez osó dar a la luz la esencia de la tragedia en su trashumancia.

 

En el Foso del teatro están los apuntadores, los que prestidigitan la obra. Los actores ven llegar el thelos. ¿Qué sucederá al caer el telón, terminará la tragedia o la tragedia sobrevivirá a la obra?

Solo el pueblo trabajador podrá recrear nuevos escenarios para que esa sentencia sea superada.

 

MESA PROVINCIAL SEVERO CHUMBITA

Ricardo Solohaga
Ricardo.Solohaga@huellas-suburbanas.info