La temporada de premios o lo que es políticamente correcto en la industria cinematográfica versión 2019

Dentro de la industria cinematográfica, y voy a decirle industria y no arte cinematográfico, en los meses de enero y febrero de cada año acontece la denominada “temporada de premios”, que es una serie de premiaciones de distintas instituciones legitimadoras del campo cinematográfico como son: Gold Globes, BAFTA, Premios de Sindicato de Actores (SAG), Premios Oscar, Premios Independent Spirit, Premios César, Premios Goya, Premios Critics’ Choice, el Festival de cine de Sundance, entre los más renombrados. ¿Por qué decir industria y no arte? Porque estos premios rara vez tiene que ver con lo innovador y lo valorado artísticamente por la critica y especialistas, sino que tiene más que ver con la lógica mercantil del cine como empresa, como forma de generar dinero, etc., ya que una película, actor, actriz, director, directora, etcétera, etcétera, ya no “vale” lo mismo luego de ganar tal o cual premio, o tan solo por ser nominadx, su cashé cambia significativamente y las propuestas, ofertas y condiciones laborales también.

Entonces hay que mirar atentamente las nominaciones y premiaciones, ya que también son una especie de termómetro de ciertos acontecimientos políticos y sociales alrededor del globo. Ejemplo de esto son algunas de las premiaciones que años anteriores hemos presenciado, como cuando la película argentina “La Historia Oficial” ganó el Oscar a mejor película extranjera en 1986 ya que (¿casualmente?) era una de las primeras películas en tratar, luego del retorno de la democracia en 1983, la problemática de la expropiación de niñxs durante la última dictadura cívico militar, régimen dictatorial que vale aclarar fue orquestado y sostenido por Estados Unidos (¿Operación Cóndor, les suena?), quien (¡Oh, casualidad!) es el país que premia a la película de Luis Puenzo, dándole aún más notoriedad mundial a la situación política de Argentina, la política de derechos humanos llevada adelante y el juicio a las Juntas. Otro ejemplo es cuando condecoraron a “Moonlight” como mejor película en el año 2017. El film retrata la historia de Chiron, un chico negro de los suburbios de Miami, quien crece en conflicto de aceptar su homosexualidad. Otra vez, es una casualidad que la Academia de Estados Unidos, galardone un film que muestra el problema racial de la sociedad estadounidense, cuando durante 2016 y 2017 los casos de represión policial, segregación y violencia racial había crecido exponencialmente en el país del norte, dando como resultado la protesta “Black Lives Matter” (“Las vidas negras importan”).

Podríamos seguir con los ejemplos pero es mejor concentrarse en que es lo que sucede en las entregas del presente año. En 2018 la mayor parte de las premiaciones estuvieron teñidas de la puesta en evidencia y la denuncia de los abusos de poder por parte de los hombres de la industria hacia las mujeres de ese mismo medio, luego del escándalo de la exitosa serie “House of Cards”. Bajo la consigna “Me too”[1] las actrices salieron a denunciar las injusticias, abusos y desigualdades que se vive en el “show business” estadounidense. Este movimiento se replico en muchas industrias cinematográficas y del espectáculo alrededor del mundo, mancando un antecedente y buscando un quiebre en las políticas y formas laborales del cine y la televisión. Pero estas entregas, en 2019, se encuentran teñidas de algo más político, marcando el clima de la política a nivel mundial. Tres de las películas con mayores nominaciones tienen una temática que viene a marcar el advenimiento espantoso de la derecha estadounidense y su relación con la comunidad afroamericana: “El Infiltrado del KKKlan”, del talentosísimo y siempre políticamente polémico Speak Lee, “Black Panther” de Ryan Coogler, y “Green Book” de Peter Farrelly.” If Beale Street Could Talk” ha recibido también nominaciones, aunque en menor número.

Es interesante pensar que esta oleada de películas reflexione sobre una de las minorías más explotadas y segregadas a nivel mundial y sobre todo por Estados Unidos, donde se vivió con el apartheid hasta no hace muchos años atrás (¡!) más allá de autoproclamarse el país de la libertad, la democracia y las oportunidades. Claro que sí es el país de las oportunidades, solo tenés que ser blancx, heterosexual, no latinx, económicamente liberal e intelectualmente pobre para poder tener una mínima chance en el país más hipócrita y avasallador de derechos como es Estados Unidos. Esta impronta poco autopercibida por lxs propixs estadounidenses ha sido aún más evidente con la elección como presidente del nefasto Donald Trump quien, con sus ideas racista, xenofóbicas, homofóbicas y poco democráticas ha dejado en evidencia lo que prima en la base de la sociedad estadounidense. Por eso es más que interesante la obra de Spike Lee, quien siempre ha sido un director políticamente situado, abierto de mente y activista de la comunidad negra estadounidense, quien tanto en su anteriormente nombrado film como en su reciente serie de Netflix “She’s gotta have it” no deja nunca de protestar contra las políticas de Trump, explicitando los peligros y las injusticias que tales acontecimientos pueden traer. Es la primera vez que Lee está nominado para tres categorías en los premios de la academia, habiendo estado nominado en dos oportunidades anteriormente y habiendo recibido el premio Honorífico en 2015.

¿Casualidad o causalidad? El cine y el arte son muchas veces una carta de presentación a sociedades que no son las nuestras. Hollywood es una maquinaria de armar y desarmar estereotipos y venderlos en todo el globo: los árabes son todxs terroristas, lxs mexicanxs y latinxs, son todos narcotraficantes, lxs asiáticxs son sanguinárixs… y así podríamos seguir. Entonces, estas premiaciones nunca son ingenuas: ante el “Me too” teníamos el año pasado varias mujeres nominadas a mejor dirección (aunque por supuesto ninguna ganó) y este año ante un nuevo “Black Lives Matters” tenemos varias películas que denuncian justamente esta desigualdad. Hollywood siempre intentará hacer lo políticamente correcto para dejar bien parada a la sociedad estadounidense, más que ver quiénes son nominadxs y quienes son ganadorxs lo interesante es ver como los films retratar una o otra problemática y como éstas pueden ganar o no notoriedad a nivel mundial, pregonando así una visibilización y por qué no, un cambio de las desigualdades. Porque si el arte, y sobre todo el cinematográfico que es de alcance masivo y mundial, no sirve para hacer reflexionar, abrir mentes, mostrar realidades, empatizar con les otres, ¿entonces para qué sirve? Obvio que para eso y para mucho más.


[1] Cabe aclarar que en el reciente festival de Sundance, fueron nominadas y las grandes ganadoras de las categorías más importantes mujeres. A saber: Chinonye Chukwu, Nanfu Wang Joanna Hogg, y la dupla Tamana Kotevsky y Ljubomir Stefanov.

Rocío Rivera
rocio@huellas-suburbanas.info