
05 May La repitencia ¿déjà vu en los niveles educativos?
No pocos indicadores educativos que afectan a las trayectorias escolares de las y los niños, y los y las adolescentes, nos hablan del fracaso en general y en particular en el ámbito. La repitencia de grados en primaria y años en secundaria, más que hablar de los individuos permiten analizar qué acciones se han tomado para reparar hacia adentro toda acción educativa y sus resultados. Cabe una pregunta entonces ¿Por qué, cuando los y las estudiantes repiten, la cosa se vive como un déjà vu?
Sabido es que la educación es un reflejo de variados problemas sociales, y en torno a ellos podría observarse que no pocas reformas que fueron y son aplicadas en este ámbito, no logren resolverlos. En este sentido, un detalle no menor es que los y las docentes que trabajan en las escuelas, quienes ven esas problemáticas de cerca, tienen una nula o escasa participación en la gestación de esos cambios. Sin embargo, puede observarse cómo los “paliativos de escritorio” son, en muchos casos, trabajos hechos en su mayoría por académicos o por especialistas que trabajan en una esfera poco cercana a las instituciones. Quienes caminan las aulas reciben el parte de “las novedades pedagógico- administrativas” resueltas sin haber participado de ello. Pero, caben muy pocas dudas de que cuando los docentes son invitados a sentarse a la mesa de las discusiones educativas, tienen mucho que decir y pueden aportar información de “primera mano” sobre esos asuntos.
En estos últimos tiempos, la cuestión de la repitencia escolar emerge como uno de esos viejos asuntos sobre el cual deben tomarse algunas decisiones. Este tema genera en el común de las personas, voces altisonantes ante su sola mención que pueden provocar no pocas interpretaciones. Pero esas “novedades” caen muchas veces fuera de un contexto cuando debieran de ser parte de una política educativa que trabaje y comunique sostenidamente formas alternativas en pos de mejores de enseñanzas y de aprendizajes. Ya que el problema se sitúa en la intersección de ambos procesos y la mirada compartida de docentes, estudiantes y familias, enriquece las soluciones y evita malos entendidos.
En las condiciones actuales, algunas decisiones jurisdiccionales vienen tomándose. La formación de las llamadas unidades pedagógicas en primaria fueron algunas de ellas. Claro está que la continuidad de los alumnos implica que haya una mirada compleja y criteriosa sobre los contenidos prioritarios, los modos de aprenderlos y un seguimiento de las decisiones adoptadas. También el desarrollo de una mirada crítica sobre las enseñanzas y sus búsquedas.
Es importante que todo análisis supere una consideración atomizada de aquellos aspectos que se busca que los estudiantes aprendan, y con ello se desarrolle desde la docencia en vínculo con la comunidad una mirada articulada y compartida. En este sentido, el trabajo sobre las currículas en las instituciones debe ser compartido y colaborativo entre los espacios curriculares que buscan que los niños y niñas, los estudiantes en general aprendan.
Repetir viene mostrando un sesgo administrativo y no poca acumulación de problemas. Dicho indicador deja de lado distintas posibilidades de revisar la tarea y los puntos de partida de los y las estudiantes. Considerar las decisiones jurisdiccionales explicitadas en los Diseños Curriculares que fijan los contenidos prioritarios, y el apoyo de la legislación es fundamental. Así, al flexibilizar los espacios serán los docentes y sus proyectos areales los que plantearán acuerdos para abordar la enseñanza y el aprendizaje como asuntos complejos, necesariamente interconectados y con una mirada crítica sobre el desarrollo a corto y a largo plazo. El seguimiento y evaluación consistirá en ponderar y no sólo medir las concreciones logradas por los estudiantes y sus necesidades de profundización.
Debatidos con quienes saben del asunto, seguramente habrá alternativas previas para evitar que se haga carne el déjà vu, se viva la experiencia como algo enriquecido y quede como condición extrema transitar el camino nuevamente.