La relación del gobierno de Alberto Fernández con Syngenta, la multinacional de semillas y plaguicidas (parte I)

Una barrera en la consecución de la soberanías alimentaria y tecnológica

Un país es soberano cuando puede tomar sus propias estrategias de desarrollo, establecer  sus políticas de estado, las cuales deberían perseguir el objetivo de satisfacer todas las necesidades de sus ciudadanos, así como el respeto de TODOS los derechos humanos. Es decidir, por ejemplo,  con autonomía como se manejarán los bienes comunes naturales, así como se distribuirán equitativamente los beneficios generados, no sólo los económicos,  respetando el deseo y cosmovisiones de sus habitantes.

Coexisten, y se relacionan, tres tipos de soberanías: la alimentaria, la tecnológica y la energética que debemos tener presentes a fin de analizar de qué manera puede un país construir su independencia. Mientas que la soberanía alimentaria implica el derecho, y libertad, de los ciudadanos de un país para decidir sobre su alimentación, incluyendo que producir y cómo hacerlo, la soberanía tecnológica involucra  el derecho a investigar, generar, adaptar y adoptar aquellas tecnologías que los ciudadanos de un país creen más conveniente de acuerdo con sus propias aspiraciones, deseos y visiones junto a las características propias de dichas tecnologías.

Básicamente, somos soberanos si podemos tomar decisiones de manera independiente, no sólo de los gobiernos de otros países, sino de los grupos de poder y de las grandes empresas.  En la  Argentina, así como en otros países del mundo,  se ha destacado la influencia de las empresas transnacionales de  semillas y plaguicidas, situación que se verifica en nuestro país, por ejemplo en la temprana liberación de organismos genéticamente modificados y en el hecho de que aún hoy no tengamos una ley nacional de plaguicidas que regule y supervise todas las fases relacionadas con estos químicos. Resulta interesante resaltar la influencia de la empresa Syngenta respecto al actual gobierno encabezado por Alberto Fernández. A tal efecto es posible hacer un seguimiento, destacando situaciones medulares.

Syngenta, empresa especializada en semillas transgénicas y plaguicidas, posee su sede en Suiza. En 2017 fue comprada por el grupo estatal Chino ChemChina (China National Chemical Corp) y, a principios de 2020, se fusionó con Sinochem, también de capitales chinos, estableciendo el conglomerado denominado Syngenta Group. Dentro de los plaguicidas comercializados por la empresa, el herbicida atrazina aparece como el producto más representativo, aunque se producen cerca de 100 productos formulados, entre ellos el controvertidos herbicida paraquat y glifosato y el insecticida actara, recientemente prohibido, para determinados fines, en la Unión Europea dado su efecto en el sistema nervioso de las abejas. Muchos de estos productos se hallan incluidos entre  los denominados Plaguicidas Altamente Peligros (PAP), severamente cuestionados por su efecto en la salud socioambiental.

El primer acercamiento público entre la empresa y nuestro primer mandatario ocurrió el 7 de octubre de 2019, antes de las elecciones presidenciales, en un acto realizado en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires. Cabe destacar que en este período se estaba discutiendo la instauración de la denominada “mesa del Hambre” a fin de generar instancias que faciliten el acceso a alimentos a los habitantes del país. En dicha reunión estuvo presente el  presidente de Syngenta, Antonio Aracre, quien un mes antes había realizado la propuesta de donar el 1% de la producción de alimentos para combatir el hambre en la Argentina. La propuesta no sólo fue elogiada de manera verbal en dicha reunión por el actual Presidente, sino por varias personas que luego serían funcionarios de su gobierno, por ejemplo el actual ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. En el acto político, el presidente pidió “olvidar las diferencias” para combatir el hambre en Argentina, bajando el precio de los alimentos de la canasta básica”. A su vez reconoció la existencia de reuniones previas con miembros de la empresa Syngenta. La propuesta del CEO de Syngenta incluía el armado de una red entre empresarios, organizaciones y voluntarios con el  objetivo de establecer comunidades autosustentables para la distribución de los alimentos, junto a la creación de cooperativas de elaboración de suministros. Cabe recordar que Syngenta no produce alimentos de manera directa sino que elabora insumos que luego suministra a los productores agropecuarios.

El segundo encuentro, esta vez ya con Alberto Fernández como presidente, se realizó en agosto de 2020, reunión donde se abordaron diversos temas: las oportunidades que ofrece el sector agropecuario para potenciar el desarrollo de Argentina (máxime las exportaciones a China), los conflictos del gobierno con una parte de  las organizaciones agrarias, derivado de las retenciones a las exportaciones de granos y sobre manera los casos judiciales relacionados con la aplicación de plaguicidas establecidos en varias regiones del país y de cómo, esta situación puede afectar al sector agropecuario. Temas que como podemos ver involucran, o pueden afectar, las actividades, negocios y ganancias de la empresa multinacional.

El tercer encuentro acontece el 3 de diciembre de 2020, en el cual el presidente Fernández encabezó un acto por los festejos del 20° aniversario de la establecimiento de la empresa en Argentina. En dicho acto el presidente de la empresa agroindustrial insistió en que las actividades agrarias constituyen “las únicas” que pueden armonizar el conocimiento y el agregado de valor a la producción eficiente de granos y alimentos, y que además posibilitan la obtención de ingresos por exportaciones. Por su parte el presidente Alberto Fernández anunció un acuerdo comercial con China por la venta de 1,2 millones de toneladas de soja, implicando un monto económico de 500 millones de dólares. Además, el mandatario enfatizó en la necesidad de lograr, para nuestro país, un porvenir con desarrollo tecnológico y científico con un estado presente, presuroso, ágil y eficiente.  Cabe recordar que esta presentación se realizó el día 3 de diciembre, Día Internacional del No Uso de Plaguicidas, donde se recuerda el desastre de Bhopal, donde más de 9.000 personas murieron de manera inmediata, y otras 15.000 fallecieron posteriormente, al estallar la fábrica de plaguicidas que la empresa Unión Carbide poseía en dicha ciudad de la India.

Como podemos analizar, y lo continuaremos en el próximo número, las empresas multinacionales continúan influenciando, más allá de los discursos de autonomía,  las políticas públicas de nuestro país. Se incide sobre la política tecnológica determinando por ejemplo la liberación de cultivos transgénicos y la autorización para comercializar plaguicidas prohibidos en otros países, con el argumento de que debemos ser eficientes y sostenibles, incrementando la productividad y la producción agrícola, las exportaciones y la generación de divisas. Un esquema lineal, reduccionista, inconsecuente que no tiene en cuenta ni la alimentación integral de los habitantes de nuestro país, ni la salud socioambiental.

Javier Souza Casadinho
javier@huellas-suburbanas.info