La Larga Marcha en Morón

El ruidazo que se llevó a cabo en la noche del 15 de marzo de manera simultánea en Morón y Haedo puede definirse como un éxito rotundo. A los nutridos grupos que se congregaron en cada localidad, se le añadió una decisión tan acertada como emotiva: quienes se habían concentrado en la esquina de 9 de Julio y Av. Rivadavia, en Morón, marcharon por la emblemática avenida –muy a pesar de las fuerzas de seguridad y de Tránsito, que se vieron en la necesidad de ir ampliando el corte de Rivadavia por unos dos kilómetros, y confluyeron junto a los manifestantes de Haedo en un abrazo simbólico.

Posteriormente se unificaron en un robusto bloque que se dirigió hasta estación Haedo, donde culminaron cantando el himno nacional argentino.

Entre las resultantes de tamaña actividad, es muy destacable la rica diversidad de procedencias sociales, políticas, sindicales y de muchos vecinos autoconvocados que concurrieron con pancartas y una gran vocación de manifestarse. También acompañaron varios de los principales dirigentes del kirchnerismo y el peronismo local.
Si la olla rebalsa…

Cuando las inclemencias climáticas –y hasta los discursos amenazantes de la ministra de Seguridad de la Nación- no logran diluir el interés de centenares de vecinos decididos a marchar de una ciudad a otra bajo consignas de duro contenido antimacrista, y repudiando al conjunto del frente Cambiemos tanto a escala nacional, provincial como municipal, podemos afirmar que ese “algo” que venía madurando en forma incipiente, comienza a tomar cuerpo. Los síntomas de disconformidad social se acrecientan a diario, y la sociedad va multiplicando su movilización.

Contrastes

Mientras la gobernadora María Eugenia Vidal mostraba un perfil más desencajado que su habitual apariencia cuasi beatífica, y vulneraba sin tapujos los límites de la legalidad con su –enésima- extorsión manifiesta contra el cuerpo sindical docente, y de manera velada a través de ello, contra todo el conjunto de la clase trabajadora bonaerense, pocas horas después coincidían los ruidazos en decenas de localidades del país.

Dicen que no hay peores ciegos que aquellos que no quieren ver. Mientras unos se empecinan en ese camino de tan peligroso e irresponsable horizonte, el pueblo va saliendo a ganar las calles, que es donde siempre se le termina torciendo el rumbo a los proyectos antipopulares, demore lo que demore, y cueste lo que cueste.