La insoportable levedad del Ser

Cuando un gobierno impone todos sus recursos logísticos, judiciales y empresariales al servicio de la pauperización de la vida del conjunto del pueblo trabajador, se reduce la completitud del Sujeto en tanto portador de derechos y pleno beneficiario de los alcances, limitados pero concretos de un sistema democrático más o menos estable, y se lo transforma en Objeto de atropellos, persecuciones y privación de conquistas otrora logradas tras legítimas –y sufridas- luchas.

El Ser en tanto “ciudadano” se disuelve en un grisáceo “permanecer” (como eufemismo de “resistir”) a duras penas y rodeado de penurias y la pérdida, ante todo, de la esperanza en un mañana mejor.

En todo ello trabaja con relativa eficacia y a contrarreloj el frente Cambiemos, al servicio de sus reales forjadores y “mandamases” del mentado Círculo Rojo.

En estrecha sintonía con este proyecto devastador hasta de las más esenciales nociones de identidad nacional, aniquilador de la dignidad humana desde la primera niñez hasta la extrema ancianidad, el grupo Clarín se fusionó, desde Cablevisión, con la poderosa Telecom. El monopolio que avanza hasta dominarlo todo, al precio que sea. Como dato duro, leamos los siguientes porcentajes: Telecom más Cablevisión representan aproximadamente el 51% de la telefonía fija, el 32% de la telefonía móvil, el 55% de la banda ancha fija, el 32% de la conectividad móvil y el 40% de TV paga. Todo esto, literalmente, en manos de una persona, o un puñado, como para no ser tan drástico.

La periodista Cynthia Ottaviano remarcó que “cuando hablamos de concentración comunicacional, hablamos de un mecanismo para conspirar contra la democracia”.

Mientras se invierten redoblados esfuerzos en reprimir toda protesta social y se minimizan –con el permanente aporte de desinformación mediática- los efectos devastadores que las políticas económicas del pacto conservador radical genera, por ejemplo, entre los adultos mayores y los sectores más desprotegidos de la escala social, el ministro de Finanzas emite nuevos bonos por 4000 millones de dólares, tras el incalificable bono a 100 años que habían lanzado apenas días atrás; la deuda externa, por cierto, ya superó los 200 mil millones de dólares y no tiene otro techo que el que impongan más adelante los propios organismos multilaterales de crédito.

 Por goteo

El genocidio por goteo se va intensificando al tiempo que el capitalismo en crisis se endurece. En este marco, vale resaltar una definición y advertencia del profesor de la Universidad de Coimbra, Boaventura de Sousa Santos (http://iberoamericasocial.com/boaventura-sousa-santos-mundo-se-encamina-rupturas/), quien afirma que “la democracia que tenemos no tiene futuro, porque las fuerzas sociales y económicas que actualmente la dominan y manipulan están poseídas de tal voracidad de poder, que no pueden aceptar los resultados inciertos del juego democrático cuando éstos no les convienen. La manipulación mediática y el fraude electoral van a acabar sacándole cualquier vestigio de credibilidad a la democracia”. Es una mirada que deberemos tomar muy en cuenta, máxime en tiempos de procesos electorales y ante la ofensiva brutal del aparato judicial que las fuerzas reaccionarias descargan sin la menor responsabilidad sobre los actores sociales y sindicales más combativos contra el orden estatuido. Y la remata Sousa Santos: “En estas condiciones, en el futuro próximo la lucha por el ideal democrático implicará una ruptura del mismo calibre que el de las revoluciones de la primera mitad del siglo XX… esperemos que menos violenta”. Todo un aviso de lo que realmente está en juego y en consecuencia, las dificultades que habrá que intentar superar de aquí en más.

Reducir el “Ser” al conformismo de un salario proporcionalmente cada vez menor, o a la recolección de las migajas que descarta el “sistema” al extremo de tener, en algunos casos, que adaptarse al consumo de huesos de pollo para alimentar la ilusión de un mísero caldo nocturno, es un proyecto tan macabro como bien aceitado en todo su complejo engranaje.

La ruptura, entonces, será popular y de masas. A ciencia cierta, cuesta ilusionarse con un triunfo electoral que como por arte de magia sea reconocido y sirva para frenar todo el impulso del capitalismo en un estadío de desesperación y angurria sin techo. Por ello, no vendría mal ir proyectando nuevas formas de ejercer la política en tanto participativa y rectora de derechos y afirmación ciudadana, sin depender tanto de lo que el conteo de las urnas pueda afirmar, estando como está dicha cuestión, librada a la buena voluntad de quienes las tendrán bajo su absoluto control…