LA FINAL DEL $IGNO (DOLAR)

La mesa estaba, luego de comer la entrada los comensales esperaban impacientemente la carne, una espera que se hizo larga, interminable. Mientras esperaban hablaron, debatieron, discutieron cualquier cosa por más absurda que resultase para calmar la impaciencia. La carne llegó, la sirvieron, pero cuando estaban por empezar a comer alguien escupió el asado y arruinó el mejor almuerzo de la historia, lo arruinó para siempre.

La historia dirá que el 24 de noviembre del 2018 un piedrazo en un micro no quiso que se juegue la final más anunciada de la historia con el marco que estaba previsto. Pero no fue solo una piedra, tampoco fueron 15 inadaptados, ni “la sociedad que no está preparada” como nos quieren hacer creer algunos periodistas deportivos que de repente son antropólogos o sociólogos. Una vez más, el deporte más popular del planeta, en un país que lo vive de manera muy intensa, se vio envuelto en relaciones de poder, intereses políticos y desmanejos gubernamentales. El asado no lo escupieron quienes tiraron la piedra, lo escupieron aquellos que buscan usar al fútbol como herramienta para obtener poder. Historia conocida.

Los días posteriores al no partido reflejaron fielmente la manera en la que se utiliza el fútbol para sacar rédito político, sobre todo desde el lado de los dirigentes, quienes tuvieron un pésimo desempeño haciéndoles creer a los hinchas que defendían “a muerte” los intereses de sus equipos. Por un lado Rodolfo D´Onofrio (quien todavía debe explicar su relación con “Caverna” Godoy, líder de la barra de River) que patoteó y desafió al Presidente de Boca con un simple “vení a  jugar”, como en el barrio, cuando hay uno que “no se la banca”. Si lo que buscaba la CONMEBOL era calma y tranquilidad, D´Onofrio lejos estuvo de brindársela.

Por otro lado Daniel Angelici, quien tejió acuerdos y buscó venganza de lo sucedido en 2015 con carillas, anexos y leyes. Se sabe de la influencia de Angelici en la justicia designando «soldados suyos» en todos los ámbitos judiciales en los tres Gobiernos fuertes de la Alianza Cambiemos. Lo cierto es que pasamos de discutir el juego y la táctica a hablar de antecedentes, fallos, artículos e incisos. La pelota se transformó en lapicera y lo que, suponemos, se define en el verde césped pasó a resolverse detrás de un escritorio, con elegantes señores vestidos de traje que hablan en nombre del fútbol, pero que nunca patearon una pelota.

Y esta historia no podía terminar de otra manera que con una decisión acorde al negocio de la pelota, jugar en Europa, en Madrid y en el Santiago Bernabéu, final redondo para el mamarracho que fue, es y seguirá siendo la CONMEBOL. La Copa Libertadores se definirá en España, parece mentira, parece un cuento del Negro Fontanarrosa o de Osvaldo Soriano, pero es la realidad. River no solo perdió la localía, sino que también perdió a sus hinchas, los de verdad.

Pero esta final termina en el Bernabéu luego de que se especulara con la posibilidad de que se juegue en Miami, o en Doha (Qatar), claro ejemplo de la cantidad de billetes que se mueven alrededor del fútbol. Los ultra millonarios jeques árabes estaban dispuestos a comprar el partido que definirá al campeón de América, aumentando considerablemente el dinero que ganara este.

El tema que parece haber quedado olvidado es el público, la gente. Ambas parcialidades podrán asistir al estadio del Real Madrid, siempre y cuando puedan pagar los altos costos de las entradas, pero poco parecen importar los 60 mil hinchas que fueron dos veces al Estadio Monumental, quedándose siete horas mientras la CONMEBOL decidida si jugar o no el partido y tomando una decisión a último momento.

Los hinchas, sólo los hinchas parecerían ser aquellos que pueden manifestarse en contra de este robo al fútbol sudamericano. De los dirigentes ya se ha dicho bastante, y de los jugadores solo queda la ingenua esperanza de que  saquen del medio en el Bernabeu y se sienten todos alrededor del círculo central, en forma de protesta y sin importarles futuras sanciones. Pero esto no va a suceder, y son sólo los hinchas los que pueden cambiar el rumbo de la historia, o aunque sea posicionarse rotundamente en contra.

La Coordinadora de Hinchas surgió hace dos años para ponerle freno a las Sociedades Anónimas en el fútbol argentino, y en una publicación que titulan “La Copa Libertadores es de América” dejan en claro su postura respecto a la final en Madrid. En uno de sus párrafos, el texto dice: “rechazamos enfáticamente que la final de la Copa Libertadores de América entre dos equipos argentinos vaya a disputarse en una ciudad europea. Instamos a las autoridades (in) competentes a dar marcha atrás en esta decisión y devolverle al fútbol argentino lo que es del fútbol argentino y a los y las hinchas lo que es nuestro por definición”. Queda claro entonces, que todavía existen espacios donde se pueda pensar y generar un fútbol más democrático, que recupere el valor social de este deporte, alejado de negocios oscuros y acuerdos en escritorios. Si, se puede politizar el fútbol por más que nos hagan creer que eso no existe pero igual lo implementan.

Nos han robado la copa, el fútbol se concentra en el poder, aquel que solo tiene por objetivo la ganancia ilimitada, olvidándose del sentimiento, y la pasión, excepto cuando hay que realizar spots publicitarios que busquen convencer al hincha, que es tratado como un simple espectador. El próximo 9 de diciembre seremos testigos del inicio del final, de la perdida de la esencia de la Copa Libertadores, esa que algunos ahora llaman “Copa Conquistadores de América”.

Alejo Spinosa
alejo@huellas-suburbanas.info