La agroecología como paradigma civilizatorio

Tal como afirmamos en el número anterior de esta publicación, en la actualidad la producción agraria en Argentina se halla franqueada por una serie de procesos relacionados y envolventes que han modificado de raíz a los sistemas agroalimentarios y con ellos los modos de producir, elaborar, distribuir, comercializar, almacenar y procesar los alimentos. Cada vez más la agricultura, y la ganadería, toman ritmos, procesos y ciclos análogos, y también se hace dependientes, de otras actividades económicas. Por ejemplo, de las actividades industriales depende para la provisión de insumos (plaguicidas y fertilizantes) y el posterior procesamiento de la producción. También de ella ha tomado el ritmo y producción en serie. Ante esta realidad con motivaciones diferentes, y que superan el solo hecho de producir sin agroquímicos, un gran número de familias productoras han consolidado modos de vinculación con los bienes, de articulación con otros actores y de producción agroecológicos.

La agroecología como un modo de integrar vínculos permanentes con la naturaleza – también el interior del ser humano – se presenta como un paradigma para obtener beneficios económicos sustentables, así como para restablecer ciclos, flujos y relaciones naturales. La producción agroecológica se expande en toda la Argentina tanto en cantidad de hectáreas bajo cultivo como en diversidad productiva y en mercados de destino. Desde la agroecología busca establecer agroecosistemas cerrados disminuyendo el requerimiento de insumos externos al predio, persiguiendo el objetivo ecológico de enriquecer los componentes y relaciones en el ecosistema. La propuesta agroecológica busca conceptualizar, diagramar y llevar a la práctica agroecosistemas, es decir sistemas productivos en el cual la totalidad y las relaciones entre cada una de las partes es más importante que cada una de ellas en sí mismas. Desde el punto de vista ecológico se aprovechan los flujos internos de energía, se generan externalidades positivas – los servicios ambientales- y no se utilizan insumos contaminantes

Si bien existe cierto consenso acerca de cómo la agroecología puede brindar estrategias, pautas y prácticas a fin de producir en armonía con el ambiente subsisten miradas, visiones, discursos diferentes cuando se conceptualiza y explicitan las prácticas agroecológicas. De esta manera se visibilizan o invisibilizan ciertos elementos. Para una parte de los actores , es especial los gobiernos , algunas empresas proveedoras de insumos, los organismos multilaterales  por ejemplo la FAO (organización de las Nacionales Unidad dedicada a la agricultura y alimentación),  los participantes de los gobiernos en los convenios internacionales; la agroecología es un modo de producción en la cual se puede paulatinamente prescindir de la utilización de plaguicidas, reemplazándolos por tecnologías e insumos   permitidos según las normativas de la producción orgánica, suelen emparentar , o por lo menos lo buscan, el concepto agroecología al de agricultura orgánica o a las buenas prácticas (de manejo) agrícolas, las tan mentadas por este gobierno como PBA. Suelen dejar de lado elementos sustanciales como el requerimiento de organización de productores, el rol de las políticas públicas y el del conocimiento tradicional o comunitario en la consecución de la propuesta.

Por su parte para las organizaciones de la sociedad civil que también participan de los convenios y estrategias internacionales, en movimientos y redes agroecológicas (ONG, Asociaciones productores, de trabajadores, etc.) la agroecología constituye un modo de vida, un paradigma civilizatorio que va más allá de los procesos productivos incluyendo dimensiones políticas, culturales, ambientales, alimentarias y espirituales. Tomando las fases de la transición, que se mencionarán más adelante, no solo persiguen rediseñar los predios productivos, mediante la recreación de agroecosistemas integrarles, sino abarcar además un cambio de valores y de ética en los productores y consumidores, por ejemplo, en la fase de comercialización generando precios justos accesibles y que posibiliten cierta rentabilidad.

Entre los elementos para tener en cuenta en la propuesta agroecológica que son parte de las discusiones aparecen:

  • La defensa de los territorios
  • La discusión sobre la tenencia de la tierra
  • La equidad de género en el acceso a los bienes naturales, en el trabajo realizado y en el disfrute de los beneficios, sean o no económicos.
  • La vinculación de la soberanía alimentaria con la agroecología a partir de las dimensiones de producción acceso y calidad de los alimentos
  • La imbricación de los aspectos económicos con los sociales
  • La valorización de los saberes asentarles y su “mestizaje” con los conocimientos científicos
  • La valorización de una historia rica de co- reconstrucción de saberes (la agroecología no es algo nuevo o de moda)
  • La relación incuestionable de la agroecología con la equidad de género y equidad inter e intra generacional
  • El avance de la propuesta agroecológica requiere profundizar el encuentro de saberes, comunitarios, tradicionales y científicos, respetando los modos de descubrimiento y de validación además de propiciar un dialogo desde la horizontalidad

La posibilidad de desarrollo de propuestas de base agroecológica también debería vincularse con los planes de arraigo de la población rural. En efecto, uno de los problemas que se enfrentan en la actualidad se vinculan con la migración rural – urbana producto de, entre otros factores, la falta de incentivos, de oportunidades laborales y adecuados ingresos.  La agroecología no solo recrea la necesidad de mayor demanda de trabajo en el desarrollo de las actividades sino además vinculadas a mayor creatividad y alejadas de la utilización de insumos contaminantes como los plaguicidas.

Javier Souza Casadinho
javier@huellas-suburbanas.info