
18 Nov Inmunización
Un ex presidente que nos endeudó por generaciones, que fundió empresas y despidió a miles, repartiendo a cambio planes por cientos de miles, nos dejó este Partido-de-persecución-judicial a sus enemigos y paralización de cualquier medida que mejore la vida de las mayorías. Y sigue hablando… pagando a la horda de mercenarios mediáticos para justificar este piso de injusticias… y vaya a saber cuántas operetas más aún por descubrir.
Este otrora contrabandista, despreciado por su padre y denunciado por su hermano, nos amenaza con palos y muertos en las calles, con una policía secreta para infiltrarnos y meternos presos…
Mientras este impune desvergonzado (que aún logra el entusiasmo de parte del electorado) nos augura desgracias más rápido y más al hueso, centenares de miles de trabajadorxs se movilizan en unidad para elegir sus conducciones por democracia directa. Y su víctima principal habla de pacto democrático, de acuerdos patrióticos… unos y otras.
Otra señora y su equipo de desaforados de la táser (nueva picana), del gatillo fácil (el nuevo linchamiento) y esa simpática metáfora de la cirugía sin anestesia (Mengele o el escuadrón 731 del ejército japonés operaban así) para aplicar un programa que nos lleve derechito a 1880. A un país de pocos dueños de los granos, vacas, petróleo, el gas o el litio con socios mayoritarios extranjeros y masas de peones pagados con planes o modernos vales para los almacenes del patrón.
Pero… una vez al mes cientos de miles de personas de esas que trabajan, ocupan plazas y hacen oír su voz en las calles, para demostrar que sus esperanzas están vivas, y éstas tienen nombre de mujer. De alguien que ya nos sacó del 2001 y puede volver a hacerlo.
Hay personajes que en una sociedad más seria ocuparían puestos circenses, que descubren la modernidad del aullido para propagandizar un país sin estado, con millones de sirvientes desarmados frente a los propietarios de tierras, billetes, armas y medios de convencimiento. Pero al mismo tiempo, decenas de miles, por sólo contar la provincia de Bs As., se organizan para reafirmar con el cuerpo, sin esperar plata ni ventaja personal, sólo la esperanza de que con estxs responsables podremos generar programas de mayor igualdad y políticas de justicia social, laboral, de género, de pueblos originarios, capacidades diferentes… para millones.
Distopías en la boca, los “papers” de las consultoras y la cabeza de esos personajes que se presentan como halcones o palomas, cuya única diferencia es la astucia en vender como potable el agua contaminada. A la vez, una inmensa cantidad de seres humanos están buscando a tientas, desde sus experiencias históricas, pero también desde las nuevas necesidades de lo inmediato y la urgencia, cómo organizarse mejor para enfrentar la catástrofe que prometen, sin metáforas ridículas esta vez, los dueños de medio país.
Frente a la enfermiza vocación de grietas, odio insultante y descalificante, revanchas de clase, reacción al avance (imparable) igualitario de los géneros, preparación para el ataque artero y el golpe salvador de privilegios; la CTA de los Trabajadores muestra un camino posible: la elección directa de conducciones desde la unidad diversa, desde la coordinación y el consenso real de ocupadxs y desocupadxs sindicalizadxs.
No el fraccionamiento y la orden del Partido hacia los laburantes sin contar con su historia y conocimiento. La opción es el diálogo entre sus organizaciones de base y sus responsables políticos, para construir sin guiones un programa, debatido con la CGT que quiere luchar, con las agrupaciones políticas que desean y construyen poder popular en la calle, con la Iglesia de los pobres, con los productores, industriales y cooperativistas que realmente requieren de una alianza social productiva alimentada por la distribución de la riqueza y la igualdad. Ese programa fue presentado el 17 de octubre en el principal escenario de la política nacional. Y lo hicimos desde la herramienta que mejor conocemos y más necesitamos: la democracia sindical.
Ya tenemos equipo y agenda, somos millones en la calle. Necesitamos la conducción política nacional que sintetice estas banderas y las concrete.