Historia en clave nacional. Coronel Dorrego.

Hombre excepcional fue el mártir de las guerras civiles, Manuel Dorrego. Cuanta capacidad innata hubo de tener como militar sin escuela, a diferencia clara con otro Manuel, Belgrano, que aún siendo un brillante economista con abnegación similar abraza la carrera de las armas pero casi nunca acierta en las estrategias que rodearon a sus batallas.


Ya en el choque de Tucumán se vieron diferentes aptitudes no siempre marcadas entre los analistas. Belgrano tuvo un enorme acierto en desobedecer la orden del triunvirato de retirarse hasta Córdoba.. El desarrollo del combate fue confuso y hasta inicialmente parecía que el triunfo correspondería a los realistas. Solo la reserva en manos de Dorrego había conseguido arrollar al enemigo. Hasta que una inesperada irrupción de langostas nubló todos los horizontes lo que fue aprovechado por Dorrego y Díaz Vélez para apoderarse de todo el Parque español. Estos optan por abandonar el campo.


En la batalla de Salta, las escaramuzas incipientes confunden al creador de la bandera que se extravía y se cree derrotado, refugiándose en rincones del campo de batalla. Hasta que por iniciativa propia el Jefe de los Cazadores, el joven Dorrego, entra como una tromba, destroza los batallones enemigos y se apodera del Parque, la artillería, las municiones y cientos de prisioneros, arrastrando todo hasta la ciudad que convierte en una fortaleza inexpugnable..
La victoria de Salta fue total y mucho más que a Belgrano, correspondieron al batallón de Cazadores comandado por el Coronel Dorrego los laureles del éxito.


Pero sucedió que ante el espectacular desenlace victorioso, Belgrano ordena a Dorrego retirarse de Salta. El enemigo armado fue liberado bajo la condición de jurar en adelante no tomar las armas contra los argentinos.

 

Gran enojo de Dorrego. Discusiones, insultos, puteadas…Belgrano cita al oficial rebelde y éste, lejos de retractarse lo llama BABIECA.


Belgrano sanciona al Coronel separándolo transitoriamente del Ejército. Y con la ausencia del bravo Cazador, se producen los encuentros de Vilcapugio y Ayohuma, en donde sufrimos fuertes derrotas y la pérdida del Alto Perú a manos de los mismos realistas que Belgrano había dejado libres en Salta.


En tales circunstancias, asume San Martín el mando de ese Ejército, pero al cabo de un tiempo se bifurcan las miradas de los dos patriotas: Mientras el futuro Libertador se obsesiona con la liberación de Chile y Perú para acabar con los realistas, Dorrego en 1814, ya se desvela por el inminente ataque portugués a la Banda Oriental, y pese a no comulgar por entonces con la política de Artigas, sostiene la integridad del territorio nacional que ve amenazado seriamente por el Frente Oriental.


En 1816, sube Pueyrredón al Directorio, y decide apoyar decididamente el cruce de Los Andes y desentenderse de la orilla rioplatense concluyendo por coaligarse con las fuerzas armadas lusitanas para acabar con el caudillo de las masas federales.


Las desinteligencias con Pueyrredón se hicieron visibles un día y otra vez Dorrego cruza frases fuertes ante el superior, amenazándolo con «pasarse a las montoneras». Inmediatamente el Director lo deporta a Santo Domingo y el futuro gobernador federal arriba accidentalmente a Baltimore.


La expatriación causa mucho rechazo en Buenos Aires. Los oficiales del Regimiento 8 que estaban bajo el mando de Dorrego le escriben una misiva a Pueyrredón de éste tenor: «Nos ha causado la mayor sorpresa la noticia de la prisión de nuestro Coronel Dorrego, a cuyas órdenes servía nuestro cuerpo. Aquel jefe ha sido temor del enemigo y salvaguarda del decoro del Estado, formaba nuestra satisfacción y estábamos persuadidos que BAJO SU DIRECCIÓN INDEFECTIBLEMENTE CAMINÁBAMOS AL TRIUNFO.». Luego de lo cual abundaban en respetuosos reclamos para que les concediera de nuevo estar bajo sus órdenes.


Es de hacer notar que éste enorme soldado de la patria naciente jamás aceptó ascensos militares que no hubiera ganado en el campo de batalla. Y tanto celo tenía con éste concepto que al ser condenado a muerte dejó a su familia carente de la pensión de General, que varias veces (San Martín, González Balcarce) le ofrecieron.


El patriotismo que desparramaba en los terrenos armados era casi sobrenatural. Prueba de ello fue la vez que en una escaramuza contra los realistas fue herido en un brazo, lo que no impidió que siguiera batallando con ardor. En eso fue alcanzado por una bala que le atravesó la garganta. Entonces haciéndose llevar en andas por sus soldados ¡¡¡ les empezó a gritar con una especie de locura, animándoles a morir antes que rendirse a los tiranos!!!…Las heridas aumentaron sus ansias de victoria.


También era sobresaliente en humanidad y respeto ante el adversario en desgracia: En otro combate contra los realistas, el oficial español Barreda quedó vencido y desnudo en el campo de batalla. Viéndolo Manuel, corrió hacia el desgraciado y LO VISTIÓ CON SU PROPIA ROPA, con tanta naturalidad que Barreda después confesó que no sabía qué admirar más: El valor en la pelea o la generosidad con el contrincante caído.

 

Esas y tantas cosas más se podrían acotar de éste gran patriota nuestro, ocultado su tremendo perfil por el vil asesinato de que fue objeto.