Hay que empezar a hablar, en serio, de producción y pensar nuevas actividades económicas que generen trabajo.

La puja por Vicentín y la pulseada de fondo por el modelo de desarrollo nacional

Entrevista a Claudio Leoni, Secretario General de la FESTRAM (Federación de Sindicatos de Trabajadores Municipales de Santa Fe)

La intervención del Estado nacional en la empresa Vicentín, encendió debates que se habían venido postergando por un largo rato al interior de nuestra sociedad. Por tal razón, decidimos recurrir a una fuente de gran valía, como lo es el dirigente sindical Claudio Leoni. Fuerte conocedor desde cerca del entramado que cubre a la mencionada firma, describió parte de las relaciones que el citado monopolio agroexportador posee con distintos actores de la sociedad santafesina, y la batalla de índole político cultural que se avecina.

Luego de los pormenores que refieren a la reunión que mantuvieron Alberto Fernández y el CEO de Vicentín, ¿Qué opinión posee respecto a la evolución que va tomando el proceso de intervención estatal de la citada firma?

La evolución que va a tomar, será la que seamos capaces de asignarle entre todos los sectores comprometidos con el destino de la patria, para lograr no sólo la salida de una empresa monopólica de la Argentina, que tiene aristas ligadas con la ilegalidad a partir de cruzar importaciones, de traer barcas vacías desde Paraguay y llenarlas en el puerto de San Lorenzo para no pagar las retenciones… a ese nivel de evasión y corrupción nos estamos enfrentando. Cada vez que especulan en materia de divisas, esta gente pone en riesgo la devaluación, y en efecto, han jugado muchas veces para lograr eso. Ello implica no sólo la problemática alimentaria, sino un eventual perjuicio económico para los trabajadores.

Se habla con mucha fuerza de fuga de capitales a granel…

Así es. Como sabemos, fugaron gran parte del capital prestado por el Estado a paraísos fiscales.  Así que la salida a esto pasa por el Estado, que puede obtener una herramienta estratégica en un momento especial como el que se vive a escala mundial en plena pandemia. El Presidente de la nación tendrá que convocar a todos los sectores para obtener respaldo a su decisión. Esta empresa, que exporta un porcentaje altísimo de alimentos, harinas, vinos, lácteos, es una empresa clave para determinar precios, para determinar divisas y la competitividad de la industria argentina. Me parece fundamental que el gobierno se haga cargo de todo ello. Incluso estamos viendo cómo países desarrollados llevan adelante estos proyectos de salvataje de sus empresas. En definitiva, o el Presidente avanza con el apoyo de los sectores populares hacia una intervención y nacionalización de la firma, o quedará en manos de sectores extranjeros.

¿Conoce cuál ha sido la reacción, al menos mayoritaria, de los trabajadores de dicha empresa a partir de la decisión del Estado nacional de intervenirla?

Hoy el Estado argentino está tratando de sostener el empleo con subsidios y pagando partes de sus salarios. De esto, los trabajadores de las distintas partes que tiene Vicentín son absolutamente conscientes. Nosotros tenemos en Santa Fe un modelo de unidad sindical muy fuerte, donde están todas las delegaciones regionales de la CGT de la provincia, la CTA junto con gremios de alcance provincial, como es el caso de los docentes y los municipales en nuestra Federación. Por lo tanto, mantenemos vínculo con los sindicatos relacionados a Vicentín.

El conjunto de los trabajadores sienten un alivio fundamental al ver la intervención del Estado nacional en esto. Frente a un proceso de crisis; lo que está en riesgo son los 6000 puestos de trabajo. Sabemos todos que Vicentín fue parte de una estructura generada durante la última dictadura militar, con el proceso de nacionalización de deudas de las grandes empresas. Hubo compañeros trabajadores desaparecidos, ligados a Vicentín. Luego, durante el menemismo y toda su avanzada neoliberal, diversificó sus áreas productivas. El movimiento obrero de Santa Fe ya tiene un documento en el que fija su posición, que es nuestro apoyo irrestricto a la decisión de intervenir la empresa y su posterior expropiación o nacionalización para que quede en manos del Estado argentino. Me parece fundamental la participación de los trabajadores y las cooperativas en esa disputa. Está la soberanía alimentaria de los argentinos en el centro de la puja. Motivo suficiente para que la empresa quede bajo control del Estado nacional.

¿Y con respecto a los productores y acreedores de Vicentín, cuál es la repercusión que se evidencia a raíz de esta situación?

Hay cooperativas de productores que son acreedores de Vicentín, y no tienen expectativas de poder hacerse de los recursos que prestaron en la venta de cereales, a menos que el Estado se haga cargo de la empresa en el marco de un proceso de quiebra. Caso contrario, asumirá otra multinacional que dejará en banda a todos los productores. Así que hay un conjunto de trabajadores y productores que están acompañando profundamente a este proyecto, y no hay que dejarse engañar por las expresiones fascistas que aparecieron en la ciudad de Avellaneda y el norte santafesino sometido por este grupo empresario, la caña de azúcar y otras formas de explotación de vieja data.

¿Encuentra otro motivo que no sea el político sectorial, para entender a las nutridas movilizaciones –en plena pandemia- que se desarrollaron días atrás, precisamente en abierta oposición a la eventual expropiación de Vicentín?

Es una sociedad muy sufrida, la de Avellaneda, lo mismo la de Villa Ocampo… siembre ha habido grandes empresas, estancieros… la época de “La Forestal”, los ingenios; todo un proceso que fue generando la cultura de la aceptación del patrón. Eso aún subsiste y fue profundizado por las políticas neoliberales, que también generaron un modelo de resistencia al Estado. Esta suma de obediencia, de reconocimiento de una empresa como Vicentín en tanto símbolo de esa sociedad, genera en sectores medios esta movilización, sin tener en cuenta el daño que la empresa le hace a los trabajadores, a sus productores, al consumo popular en materia de alimentos. Y no solo eso: al perjuicio que generan cuando no liquidan divisas, o evadiendo impuestos. Desde esa sistematización de prácticas delictivas, resulta que son el mayor aportante de las campañas del macrismo… por lo tanto, hay que cuestionar la actuación que tengan todos los legisladores que integran dicho sector cuando lo discuta en el Congreso. Porque son parte de esa corrupción, y están ocupando bancas en ambas cámaras, como consecuencia de los aportes de Vicentín, que por un lado aportó millones, y por el otro pasaba por el Banco Nación a retirar créditos gigantescos. Hay que dar el debate, y vamos a tener dura resistencia de estos sectores a la participación del Estado tal como lo tuvimos durante la resolución 125. La disputa sigue siendo política y económica para dirimir quién dirige esto: Si el Estado o las multinacionales.

En todo caso, ¿Cómo era la relación existente entre Vicentín y el conjunto de la comunidad, antes de que ésta detonara financieramente?

La familia Vicentín condujo políticamente a Avellaneda durante la dictadura. La clase media tiene una dependencia con la empresa, la considera dadora de trabajo, como una empresa de la región que creció. El armado de ese establishment de la región es preocupante. Pero contamos con alternativas: la intervención encontró lugar para reunirse en el sindicato municipal de Reconquista. Hay sectores que representan a los intereses populares que no son visualizados pro el conjunto de los medios hegemónicos, se oculta la división social entre los que tienen y los que no… y sólo hacen emerger al banderazo. Allí hay un desarrollo muy importante vinculado a sectores de los derechos humanos, en el marco de una región muy castigada como mencionaba antes, ya que en Vicentín hay trabajadores desaparecidos. No todo lo que reluce es oro. En definitiva, hay una relación de pleitesía de los sectores medios hacia Vicentín, pero también están los que sufren las consecuencias de esa empresa, que obtiene ganancias en desmedro de los sectores populares.

¿Qué rol ocupa el gobierno provincial en esta negociación que se viene dando? ¿Entiende que ha llegado el momento de trabajar en otros aspectos que hacen a la soberanía económica, tal es la problemática del control de los puertos?

Acá hubo un agotamiento de los procesos de gobiernos socialistas, y hoy gobernamos desde el Frente de Todos sobre la base de una unidad amplia. Contamos con un gobernador que tiene más orientación y visión de tipo empresarial que vinculada con los sectores más populares al interior del peronismo. Somos conscientes de que Vicentín y todos los grupos económicos que tienen los puertos –que exportan el 40% del total de las exportaciones agroalimentarias del país- constituyen el modelo agroexportador que le quieren seguir imponiendo a la Argentina. Y dentro del peronismo santafesino este es un eje que no está resuelto. Imagínese que venimos de etapas donde la expresión del justicialismo fue (Carlos) Reutemann. Pero esto está por saldarse: Nos alegramos mucho cuando vimos al gobernador (Perotti) apoyando la decisión del presidente Alberto Fernández, pero paralelamente el Ministro de la Producción está en contra de la medida. Estas contradicciones van a tener que ser saldadas en una disputa política al interior del gobierno provincial, y hacia adentro de las fuerzas populares, sociales y políticas que lo conforman.

Por último, Claudio, ¿Cree que será necesario comenzar a discutir un nuevo modelo de empresa, que priorice la producción industrial en desmedro de la fuga de capitales?

El modelo agroexportador se sustenta en la zona núcleo del país: Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe, fundamentalmente en las zonas aledañas a los puertos, y el sector financiero santafesino cuenta con la familia Esquenazi, dueños del Banco de Santa Fe y otras entidades bancarias. Va a ser difícil, porque hay que establecer un nuevo modelo económico para después de la pandemia, que retome el valor del Estado en el marco de un mundo que ha entendido la importancia de los Estados. Ello también hace entender que si el Estado le permite a los sectores financieros prevalecer por encima de los productivos, se podría perder la oportunidad de desarrollar un proceso histórico para incorporar el modelo industrial que ha protagonizado políticamente el movimiento peronista y el movimiento obrero argentino. Por eso me parece importante que el gobierno provincial de Santa Fe vaya acercándose a estas posiciones, en un momento en el que Nación se enfrenta a una situación económica muy difícil. Hay que modificar el modelo productivo para toda la provincia, y eso no requiere sólo cuatro años de gobierno.

El modelo agroexportador también tiene sus importantes colaboradores…

Claro, sabemos que las estructuras institucionales, la justicia, los legisladores, el senado de la provincia, parte del actual gobierno provincial, están vinculados de una u otra forma al modelo agroexportador. Entonces reitero: hoy el debate es hacia adentro. Hay que retomar el modelo de producción industrial, que garantice la soberanía alimentaria y las divisas, porque para la etapa que se viene ello será imprescindible. Hay que empezar a hablar, en serio, de producción y pensar nuevas actividades económicas que generen trabajo. Es la única salida que tenemos. Si el modelo santafesino no da este salto, la provincia no logrará jugar el papel que tiene que jugar en el tablero nacional, para poder salir de esta pandemia en condiciones de establecer un nuevo modelo de relaciones sociales, económicas y fundamentalmente políticas. Así que, la batalla de Vicentín será un faro para ver cómo saldremos de la pandemia, y cuál va a ser el destino de nuestro país para los próximos años.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com