
05 Mar Gobierno popular, entre la unidad, la obsecuencia y los esclarecidos
¿Y ahora que, se está preguntando más de uno? Dudas, críticas abundantes y desorientación sobrevuelan por sobre propios y ajenos. Apenas han pasado poco más de 80 días de asumido el nuevo gobierno, y ya se plantean situaciones de tono casi opositor o de meros ataques. Es cierto que, desde el gobierno, no han llegado todas las señales que muchos esperaban y que tampoco se baja una línea para coordinar la comunicación, algo que sería lo mínimo esperable. Pero las circunstancias actuales deben de estar ameritando esta situación y hay que llegar a razonar el porqué.
En el actual contexto parece estar gestándose una falsa dicotomía dentro del campo nacional y popular entre sectores esclarecidos que exigen acciones o respuestas cuasi “revolucionarias y otros, que serían obsecuentes y que preferirían guardar silencio. La realidad indica que si lo que pretendemos es la transformación de la Patria hay que plantearse donde estamos y parados y hacia dónde vamos.
A diferencia de la gestión anterior, tenemos un gobierno que viene a reconstruir desde las ruinas. El gobierno de Macri y de los CEOs ricos y que para ellos mismos gobernaba, sabía y estaba convencido de que la destrucción iba a ser mucha y que, probablemente por eso, iba a durar poco. Siendo consecuentes con ese criterio es que aceleraron dicho proceso para poder saquear todo lo posible de la manera más rápida. Fue entonces que, con una arquitectura propia de un tsunami, arrasaron todo el cuerpo económico – social.
Si se hace la comparación con un campo de batalla, se podrá ver que hay que avanzar por un campo totalmente minado para modificar esta realidad. Sin prisa, pero sin pausa, hay que marcar el rumbo, hacia el futuro y hacia la Patria que queremos. Es el modo, con el que se habrán de lograrán todas las cosas que hay que lograr.
Alguien que cree que los sectores políticos que representan a la oligarquía y a las corporaciones están terminados porque sufrieron una derrota electoral está totalmente equivocado. William Cooke ya le manifestaba al General Perón en 1957: “la oligarquía no tiene contradicciones ni luchas intestinas y por eso triunfa. El día que dejemos nosotros de lado las diferencias seremos invencibles. ¿Para cuándo, argentino, dejarlas de lado y triunfar?Ellos cuentan con el Estado, la propaganda y un sistema privado de educación que formatea a sus futuros dirigentes.
La situación actual no es muy diferente. El campo nacional y popular llegó al gobierno, gracias a una alianza que es endeble por estar armada sobre bases muy heterogéneas.Incluye a sectores que difunden “opiniones” que resultan desgastantes para el gobierno. Y, como dijo alguien, estos sectores autodefinidos como progresistas deben plantearse en forma urgente, si en los debates y discusiones por venir, la exigencia permanente de lo ideológicamente perfecto, no se convierte en ser proporcional al fracaso o cuanto menos a la imposibilidad de poder cambiar en serio las cosas, y objetivamente, más allá de ser buenas intenciones terminan siendo funcionales a la derecha.
Si las diferencias entre sectores populares sirven como desgaste del gobierno, serán las fuerzas antagónicas, las que, sin hacer absolutamente nada, se fortalecerán. Al suceder esto, volverán a pegar el zarpazo para terminar de desguazar y fragmentar el país hasta balcanizarlo y venderlo en partecitas en las mesas de la especulación trasnacional. Uno puede equivocarse, pero se debe estar convencido deque lo que hay es perfectible y que de alguna manera, con todos unidos se habrá de llegar a tiempo. Pensar en cómo articular intereses diversos para ir sellando fracturas es la tarea. A lo mejor no queda claro todavía adónde vamos como sociedad, pero tenemos bien en claro adónde no queremos ir o volver, como decía Néstor Kirchner.
Cuando se pierde de vista al enemigo empiezan las peleas entre compañeros. Y eso no puede ser. Algunos siguen tratando de armar internas, pero mientras eso sucede, Alberto Fernández nos recuerda a quiénes tenemos en frente. Los integrantes de Cambiemos/Juntos por el Cambio o como se vayan a llamar siguen al acecho, agazapados y esperando a que quienes sostienen al gobierno,caigan por si mismos debido a sus propios enfrentamientos. No se puede caer en eso y mucho menos por el peso las propias diferencias.
Hay que evitar a toda costa que el adversario se apropie de las banderas propias. Las discrepancias a través de los medios o las redes solo sirven para alimentar egos propios y, además, a los opositores. Ellos saben bien que hacer con eso, por lo que hay que impedirlo. Existen ejemplos sobre como poder hacerlo. Alguna vez Jauretche se distanció del peronismo por tener diferencias en la gestión de gobierno. Y le fueron a ofrecer pasarse de bando, volver su pluma filosa contra Perón. Hasta en La Nación le ofrecieron una columna para hacer gorilismo. Pero Don Arturo fue terminante: “Antes de hacer eso me voy a mi casa.” Y se fue a su casa nomás, ni una letra de su prédica les sirvió a los gorilas para golpear al proyecto nacional-popular.Hay que aprender de Jauretche y hay que tenerlo en cuenta, pero, por sobre todo, no hay que arrebatarse jamás.
En líneas generales, en la apertura de sesiones ordinarias, este 1° de Marzo, el presidente trazó algunos ejes de lo que será su gestión. Habló de un modelo de país coincidente con lo que ha representado el peronismo en Argentina, siempre que fue ajeno a la década del menemato. Entre varios temas planteó el programa de los mil días, que garantiza una primera infancia segura para la madre, y el bebé,el regreso de programas como el Conectar Igualdad, la inyección de recursos a la ciencia, la desclasificación de los archivos donde constan declaraciones de testigos secretos en el caso AMIA,el respeto medioambiental, la reforma de la Justicia Federal o los cambios en hidrocarburos.
Presentó decisiones políticas a desarrollar en poco tiempo por los equipos inmersos hoy en su desarrollo, como lo había hecho con el tema de la deuda externa. Cuando uno se enfoca en los que tendrán algo que ceder para avanzar en esos proyectos,el ser conscientes de las fricciones que se van a producir debería ser una consecuencia lógica. Por eso mismo hay que resaltar el valor de la unidad. Porque el enemigo es el que está enfrente, no el que está al lado. Y si las que sobresalen son las discrepancias y las diferencias, el panorama comenzará a oscurecer. Hay que apropiarse de esas políticas y defenderlas.
Los sectores de poder afectados tendrán su propia cadena nacional de difusión de mentiras, con los multimedios privados para sembrar confusión e intentar moldear a la opinión pública.De hecho, ya han comenzado con sus operaciones. Algunos conglomerados multimediáticos, como América, están sembrando temor y desconfianza en la Argentina que se viene. Otros, como los que integran el conglomerado “del gran diario argentino”, las realizan haciendo evaluaciones negativas sobre las decisiones que se vayan adoptando. Y en un operativo de pinzas lo hacen tanto con el gobierno nacional y el provincial.
Al gobernador Kicillof lo están viendo como un enemigo actual y a futuro también. Saben que es un político joven y difícil de derrotar. No encontraron forma de arrojarle “carpetazos” y es por eso que intentan que se lo vea como a un enemigo, ya sea dentro del movimiento o entre la gente. Inventan enfrentamientos entre su gestión y la del presidente. No difunden nada de lo bueno que se vaya comenzando a desarrollar por ninguna de las dos gestiones. Como decía al principio de la nota, poco más de 80 días transcurrieron desde que asumieron y ya están desplegando su artillería.
Nada de esto puede ser obviado, se deberá mantener la unidad y construir un modelo que sea perfectible y que día a día se pueda mejorar. Hay que ser responsables de esta tarea y evitar egoísmos y personalismos dentro del campo nacional y popular para impedir que se lo horade desde adentro y que en poco tiempo tomen aire y vuelvan los Bullrich, los Macri, Vidal o quienes conduzcan y aglutinen el reagrupamiento del establishment.
Navegando nuestra historia hace ya 74 años comenzaba la aventura del pueblo-nación argentino hacia la conquista del poder político en el Estado y de su soberanía nacional-popular. La tarea de la hora es lograr que el pueblo-nación argentino pueda comprender que el peronismo no es el chamuyo progre inconducente, sino que es el que lleva las riendas para alcanzar la Patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana que nos vaya a cobijar definitivamente