El Foro en Defensa del Trabajo y la Producción de Morón y las Reformas Laboral y Previsional

Los integrantes del Foro en Defensa del Trabajo y la Producción Nacional de Morón consideramos que los lineamientos de los proyectos de Reforma Laboral y Previsional presentados por el actual gobierno nacional, forman parte de una política que atenta contra los derechos de los trabajadores en general y de sus organizaciones en particular.

No existe un solo ejemplo en el mundo para sustentar que, empeorando las condiciones de trabajo, eliminando las protecciones de convenio, incrementando la explotación y la reducción de los salarios, se logre la baja del desempleo. Al contrario, la misma historia de nuestro país desde las experiencias de achicamiento del Estado y ajuste permanente de las cuentas públicas en función del pago de la deuda externa, de los gobiernos desde la recuperación de la democracia hasta el 2001, sin mencionar que ya hubo una ley de flexibilización que aceleró los efectos de la crisis, son claros ejemplos de ese fracaso. Con los mismos remedios se obtendrán los mismos resultados.

En el proyecto de reforma Laboral se desconoce el fundamento del Derecho Laboral, al querer pasar de un Derecho Protectorio o Tutelar en la relación trabajo-capital, a una relación entre iguales del Derecho Civil. Ante la ficción de igualdad ante la ley, porque la relación de trabajo integra a quien es dueño de los medios de producción y a quien solo tiene su capacidad de trabajo, el Derecho Laboral surge específicamente para intervenir en relaciones de desigualdad.

La propuesta de Reforma Laboral destruye la proyección de la vida del trabajador, porque uno ordena su vida personal y familiar en función de sus horarios de trabajo, y en este proyecto es a la inversa, la empresa ordena nuestros horarios en base a sus necesidades. Esto es inhumano, porque somete a las personas a la rentabilidad del Dinero.

Estos proyectos contradicen las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia Católica. Como afirma Pablo VI en la OIT (1-6-1969), corresponde a los Estados y a los Organismos Internacionales, continuar «garantizando con vuestra legislación la protección y supervivencia del débil contra el poder del fuerte».

Lo que crea trabajo es el crecimiento de la economía y se ha demostrado en distintos y claros momentos de nuestra vida como Nación. Esto es posible con una política de distribución del ingreso más justo y solidario.

Desproteger a los trabajadores (activos y pasivos) no es el camino para el crecimiento económico, sino para el incremento de la desocupación y el sufrimiento colectivo de nuestro pueblo.

La modernización de las relaciones laborales debiera contemplar también el fortalecimiento del Estado empresario (YPF, Aerolíneas Argentinas, YCF, FM, Astilleros Rio Santiago, INVAP, ARSAT entre otros), y fomentar la Economía Social (cooperativas, empresas recuperadas y microemprendimientos).

Se hace necesario un verdadero diálogo y consenso amplio, con todos los actores socio-políticos y organizaciones involucradas en el proceso productivo, comercial y financiero, para encontrar las claves de la armonía entre crecimiento económico y justicia social, poniendo el acento y el objetivo en la felicidad de las familias y no sólo en las acumulación de ganancias de una fracción del empresariado.