
18 May Flancos de ataque
Por: Gustavo Zapata
CTA Morón Hurlingham Ituzaingó
La inflación provocada por los empresarios concentrados y la guerra virtual a favor de los contagios, son los dos frentes que controla el neoliberalismo resistente.
El gobierno, con respaldo internacional simbólico y sin la posibilidad de movilizar las columnas sindicales y sociales, más el innegable apoyo independiente, saca vacunas de donde sea y contraataca con la política de defensa del asado popular.
Pero hay otros frentes abiertos que requieren atención, y aún no desplegamos la fortaleza de nuestra convicción y unidad. Todavía se pagan pautas a canales que emiten campañas a favor de la muerte, que mienten sin vergüenza y destruyen vidas y honores como si vendieran caramelos.
A cada excreción de odio opositor, toneladas de tinta, lluvias de mensajes en las redes, meses de horario televisivo se vuelcan para propagandizar, martilleando esas bajezas para remachar el cerebro de los aislados y desestabilizados psicológicamente en pandemia.
¿Alcanza con responder con repudios a los gases articulados de los amarillos y sus publicistas? ¿Denuncias y juicios a largo plazo, en manos de los jueces que puso su presidente cuando desde la mesa judicial movía el tablero a voluntad? ¿Movilizar a las espadas como Aníbal Fernández, Leandro Santoro o Graciana Peñafort, ¿Es suficiente para la arena de la conciencia política popular?
Si el órgano sensible de los medios concentrados no es afectado, no hay piso para construir otra política comunicacional. Si los periodistas y empresarios fieles, que se la jugaron durante los 4 años pesados, que son los más odiados por el poder real, no tienen más espacio y fierros, estamos a la defensiva. Lxs dignxs de confianza se cuentan por decenas. A ellos debemos confiarles los mejores tanques y herramientas mediáticas. Cuando el Presidente inaugura una fábrica o un barrio nuevo, y la televisión pública emite programas de cocina en directo… algo está mal.
La radio pública, en los gobiernos de Cristina, tuvo audiencias masivas. La Ley de Medios movilizó a decenas de miles de periódicos, radios comunitarias y cooperativas, que son la reserva estratégica. Los sindicatos fieles al programa nacional y popular han aprendido mucho sobre redes y herramientas mediáticas.
Tenemos que dar más aire, papel y tinta, facilidades informáticas, financiamiento blando a nuestras voces. Hay que dar pelea, secando la piscina de los tiburones y abriendo las compuertas a nuestros barcos, de todo calado.
Va nuestro inmenso saludo y abrazo a lxs compañerxs de tantos medios locales que, desplumados y a salto de mata, nos dan espacio y promueven que la voz de lxs trabajadores organizadxs pueda llegar a tu conciencia.