Entre ellos y nosotros: algo personal

Por: Gustavo Zapata

Sec. Gral. CTA

Morón Hurlingham Ituzaingó 

 

Qué tiene para ofrecernos el capitalismo de los Trump, Merkel, Macron, Piñeyra o Macri? Menos empresarios más ricos, rodeados de miedo bajo la forma de fuerzas de seguridad, alambre de púas y fierros en manos de robots uniformados. Y todo el resto, un campo de ruinas donde el pobrerío hipnotizado por los ojos del amo (la televisión y los celulares) se pelea por los huesos y se mata mutuamente, eliminando a los más débiles (discapacitadxs sin pensiones, niñxs abusadxs, mujeres violentadas, trans asesinados, jóvenes perseguidos… y sigue la lista).

 

¿Qué otro destino tiene un pueblo endeudado por su gerente presidencial, que le pone grilletes al destino de decenas de millones para garantizar los dólares que la banda del gobierno fugará hacia las modernas cuevas de Alí Babá (”paraísos fiscales” hasta el nombre es ridículo: un edén para los bienes robados), evadiendo impuestos y asegurando sus privilegios?

 

¿Cómo nos fugamos de las órdenes del amo, que vienen coloridamente empaquetadas en las opciones preestablecidas, en ofertas de pantallas grandes y pequeñas, que nos bombardea sin cesar con sus odios prefabricados contra las mujeres que alzan su dignidad (y si son presidentas, peor…)? Lxs desocupadxs que se atreven a querer ser visibles protestando en la calle, los jóvenes que se atreven a marcarnos nuestras contradicciones con una gorrita y un faso (sin escuela y sin trabajo), los pueblos originarios que buscan recuperar algo de todo lo que les saqueamos, los que no quieren ser explotadxs, despedidxs, ninguneadxs, eliminadxs, oprimidxs… y la lista sigue…

 

Un hipnotizado puede repetir como mantra: “se robaron todo”, “la yegua que se robo 2 PBI”, “no vuelven más”… y toda la ristra de venenos con que los saturaron desde el 2008 …curiosamente, cuando una mujer con poder se atrevió a cobrar un impuesto extraordinario contra los extraordinariamente ricos que obtenían ganancias extraordinarias…

 

El abrazo entre compañerxs, entre los que sufrimos porque nos damos cuenta, que nos quedamos sin trabajo porque nos lo robó el gerente y sus accionistas; a los que nos sacaron la pensión o nos achicaron la jubilación (una “reparación histórica” …para los que usan los fondos de los jubilados para sus propios negocios privados); los que tuvimos que cerrar la persiana o el tambo, o vendimos el auto para pagar el gas o la luz… larga lista de todxs los que nos vamos quedando del otro lado del barrio cercado.

 

Y después de ser solidarios con todxs los que pierden, salir a la calle y ponernos de acuerdo con lo que queremos: pan, trabajo y dignidad. Esto ya empezó en Moreno, con un pueblo que se sumó a sus maestrxs y estatales agredidos. Está pasando en las plazas de pañuelo verde, en las calles donde se unen las banderas de todos los colores de los sindicalistas que levantan su conciencia de clase como pancarta. Tuvo ensayos en la marcha de las mujeres de junio y agosto, en Luján con un millón de trabajadorxs rezando con distintos libros sagrados y alzando su voz juntxs.

 

Y todxs son bienvenidos a este debate que se está dando en la calle y las plazas. Construir la esperanza requerirá de mucha paciencia y grandeza, humildad y solidaridad. Tenemos la inmensa suerte de que la mujer que puede cultivar estas semillas que estamos sembrando es argentina y tiene no sólo el coraje, sino la capacidad de convertir esta esperanza en alimento para todxs.

 

Y los que hacemos todas las cosas tenemos no solo el derecho, sino la obligación de decidir junto a ella sobre todas las cosas.

Colaboradores diversos Huellas Suburbanas
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