Enrique Viviano Hidalgo: “No se puede pretender la unidad sólo para pertenecer al sistema”

Enrique Viviano Hidalgo, de profesión abogado, jubilado. Integrante de Justicia Legítima en zona oeste. Un histórico cuadro del peronismo de Morón, que supo desempeñarse en la gestión pública. Escritor, erudito de la Constitución de 1949, brinda talleres y charlas de capacitación y formación doctrinaria para los más jóvenes. Nos recibió con suma amabilidad en su casa, en la localidad de Castelar, y allí entablamos un extenso diálogo, café de por medio.

Enrique, denos su opinión: ¿Hay dirigentes que son buenos específicamente para ejecutar, y hay otros que son estrategas?

Así es. Es muy importante para la militancia, saber en qué lugar le sos útil al colectivo. Yo nunca fui dirigente. He sido y soy un predicador de la doctrina, y está bien que así sea, hay que aceptar el rol que cada cual sabe hacer y no pretender asumir responsabilidades para las cuales no está capacitado. Tenemos un caso concreto de un buen dirigente, ahora candidato, que le mandaban a ejecutar algo, lo efectuaba correctamente, por decirte ejemplos: los DNI, los ferrocarriles… pero bien: creerse que él conduce es otra cosa; conducir es un arte sólo para algunos, los que pueden imaginar la concepción…”

¿Y en Morón cómo ve la cosa?

Acá en Morón hoy no tenemos dirigentes. Hay una camada muy linda de chicos, en este recorte que quedó del viejo distrito, adecuados para las características sociales que constituyen al actual Morón. Veremos.

Te llevo a un paneo más general. El movimiento nacional arrastra ciertos golpes en los últimos tiempos, ¿Nota ciertas divergencias? En tal caso, ¿Creés que se puedan zanjar o va a ser una tarea, cuando menos, complicada?

Va a costar, porque son ideológicas. Si estamos, por ejemplo, de acuerdo en que el petróleo tiene que ser nuestro, que sea nacional porque hay una ley y después resulta que con 100 o 120 diputados te derogan todo…  entonces, si no hay un acuerdo ideológico, no hay posibilidad de unidad. Hay muchos que dicen que son peronistas, y no conocen la doctrina revolucionaria del peronismo. Por otra parte, hay que pensar seriamente, ¿Para qué queremos unirnos?, ¿Sólo para ganar una elección? Para insertarnos en el sistema de poder. Que nos otorguen una parcelita de ese vasto poder. Y todo tu esfuerzo en pos de la unidad es para ser concejal. Entonces: quieren la unidad para pertenecer al sistema. ¡El peronismo tiene que ser antisistema! Si vos trabajás dentro de las formas que el enemigo te concede… te sirve para ser concejal, para ser diputado provincial… ¿Y qué más? Querés ser una parte insignificante del sistema. En serio, si la unidad está condensada en ese esfuerzo… como peronista te digo, es vergonzoso. Es muy difícil concretar una unidad si no entienden que el peronismo es una filosofía de vida, que de esas filosofías salen doctrinas, que esas doctrinas tienen técnicas de aplicación, tienen formas de ser ejecutadas… pero ves a muchos compañeros que utilizan el reglamento liberal. Si vos te manejás bajo las reglas del enemigo, el ladrón te roba y no rinde cuentas. Si no tenemos un reglamento a favor de la gente que vive acá adentro, ¿Cómo pienso hacer una revolución, o un cambio gradual aunque sea? ¿Cómo podés pensar en cambiar las cosas si no tenés una legislación propia?.

El peronismo

Enrique nos describió, desde su vasta experiencia en la gestión municipal, la relevancia de la toma de decisiones en los ámbitos de la gestión de modo muy superior a lo que se puede concretar desde una banca de concejal.

También resaltó que hay una confusión cuando desde el peronismo se plantea “recuperar Morón”, ya que, de acuerdo a la partición distrital de 1994, la mayor parte geográfica que actualmente se integra como municipio de Morón, nunca fue ganada por el peronismo, al menos desde 1983 hasta la fecha. Por lo cual no debiera sorprender la gran dificultad que se presenta para ganar en esta región, y convoca a reflexionar “qué nuevas estrategias tendrían que utilizarse en Morón para ganar por primera vez en setenta años. No debemos creernos más de lo que somos, hay que acercarse con humildad a dialogar con el vecino. Y por sobre todo primero hay que aprender bien a conocer qué es el peronismo, como tarea primordial desde lo formativo”.

Enrique sentenció: “El peronismo es un acuerdo entre el Estado y los trabajadores. ¿Para qué querés una oficina, privada, que te administre la luz, la basura, que te roban desde un edificio lujoso, deciden qué se hace y no se hace… cuando el trabajo lo hacen los trabajadores? Seguramente desde ese acuerdo surgirá un gran ahorro, y si hay ganancias en el trabajo organizado directamente entre Estado y trabajadores, se reparte entre ambas partes. ¿Podemos ser tan tarados de regalarles toda la ganancia a tipos que están detrás de un edificio vidriado, pudiendo resolverlo de este otro modo?”

Insistió en que “hay que trabajar con el sentido común, saber cómo se maneja la recolección de la basura municipal, cómo manejar el patrimonio del Estado… hay que leer nuestra historia, aprender a cómo distribuir gastos cuidando el bolsillo de todos los compatriotas: cuidar más lo de todos que lo de uno mismo, ese es el deber de todo funcionario público”.

Advirtió, a su vez, que “cuando uno entra en el sistema, es para cambiarlo, no para recibir los honores del mismo. Cuando un compañero va a un cargo, hay que vigilarlo mucho, porque pisa la alfombra y puede apunarse… y esta generación, si no se convierte conceptualmente al peronismo, no va a lograr la unidad, van a correr tras los cargos, que son del sistema, pero no van a alcanzar el poder”. “Por otra parte, si querés convencerme de que te apoye para que seas concejal… esos no son mis sueños: tu sueño es venderte al enemigo. Tu sueño es ser (Diego) Bossio, tu sueño es ser (Juan Manuel) Abal Medina… evidentemente con estos muchachos no vemos al peronismo de la misma manera” disparó sin preámbulos.

Romper con el Sistema

Repasó Viviano Hidalgo, “Por ejemplo, ¿Para qué querés senadores en la provincia de Buenos Aires?, ¿Por qué no hacen universidades, hospitales, una legislatura con esos presupuestos? No hay posibilidad de unidad si vamos a hacer política dentro del andarivel que te pone el sistema; cuando vos actuás dentro de las formas del otro, el contenido del otro te tiene limitado”, arguyó. “Fondo y forma son fundamentales. Todos tus esfuerzos son para llenar el formato del enemigo, y le conviene al enemigo, trabajás para él. Primero nos tenemos que poner de acuerdo en qué queremos. Si sos dirigente y no te preguntás qué querés, sos el cieguito al frente de la fila que lleva a todos al matadero. Luego tenemos que ir todos juntos, despacio pero juntos, para no causar heridos. Hasta convencernos todos, pero atención: a los que no terminen de convencerse hay que sacarlos de las filas” definió.

La propiedad

Expuso un ejemplo para polemizar con la problemática de la propiedad privada y sus límites: “Un escaso lugarcito que te otorga el sistema para tener poder es en la propiedad, privada, inviolable, la vaca sagrada; pero la propiedad privada también es una comunidad social. ¿Cómo vas a tener todo ese pedazo de tierra para plantar soja, impermeabilizar la tierra, causar inundaciones, desforestar, supuestamente por que la tierra es tuya? Jodés al pueblo, me jodés a mí, no nos das de comer, sólo porque el sistema te habilita…?” cuestionó.

La Unidad Ciudadana

Enrique primero enalteció la cuadratura de Jorge Taiana, desde su trayectoria en todas las áreas donde se desempeñó. También destacó la importancia de “manejar la economía como si manejara la economía de su propia casa”, y está convencido de que Cristina Fernández de Kirchner es eficiente en el manejo económico desde esa sencilla matriz de pensamiento. Reclamó cuidarla y “darle la pelota para que la maneje y distribuya, que es la que sabe”.

Por otra parte, se mostró crítico hacia el progresismo local, respecto al cual declaró: “Acá en Morón te encabeza la lista propia, gente que piensa igual que los liberales. Acá se concesionan las plazas para colocarle los juegos. ¿No hay municipales que puedan arreglarla, con amor, en sus barrios? Las luminarias, otro caso; tenés que ver, por concurso, quién te da un buen servicio al más bajo precio. Si pago más, estoy robando. No hay tantas vueltas” disparó.

Planteó que, “conceptualmente, a la hora de cómo vamos a manejar los fondos de los vecinos, cómo le voy a recoger la basura más barata, cómo le voy a iluminar mejor la calle… no tenemos variación profunda respecto a lo que representa (Ramiro) Tagliaferro. Podemos tener dirigentes que encabecen nuestra lista mejores vecinos, más buenos, pero que no presentan una concepción de cómo gestionar lo público que los distinga sensiblemente de quienes actualmente gobiernan”.

Te interesa mucho ir a la raíz de nuestra problemática, que es el sistema mismo. Cada restauración conservadora nos retrotrae a pérdidas de soberanía y quizás, tras cada proceso cíclico, peores son los efectos a escala social, y proyectados hacia el futuro. ¿Es posible romper esta especie de rueda, estos reiterados ciclos de ascensos populares y posteriores restauraciones conservadoras?

Si la concepción de justicia, la reglamentación, la maneja el enemigo y vos aceptás jugar dentro del reglamento del otro, vas a ganar pedacitos… y luego el otro viene y con un decreto te deroga las leyes que construiste previamente. Si vos querés realmente cambiar, tenés que modificar ese reglamento. Por eso en su momento se concretó la Constitución de 1949, y por eso en 1956 la eliminaron con un decreto. Ellos forjan sus reglamentos para que los débiles y los esclavos les obedezcan, no para ellos atarse al reglamento. Hasta que vos no tengas la fuerza popular suficiente como para cambiar esos reglamentos, de que a los jueces los elija el pueblo, de que los representantes del pueblo tengan que rendir cuentas y que se expliquen; y si no se desempeñaron como correspondían, poder revocarlos. Ahora tenemos representantes a plazo fijo, bien pagos, ¿y después te encontrás con varios Bossio en tu boleta? Entonces, hasta que no hagas un reglamento que no sea el mero voto, sino que me representes y me rindas cuentas… por ejemplo de manera asamblearia… seguiremos deambulando dentro del sistema. Y por eso los políticos cambian dos o tres veces al año de auto, porque se venden al sistema y no hay control. Las reglas son las que tienen que ser distintas, sino de momento el que domina la ley, es el que controla el poder financiero. Y aclaremos: si aceptás eso, no tenés nada que ver con el peronismo. No lo digo yo, lo dice Perón, lo dice Evita, lo dice John William Cooke, lo dice Jauretche… por otra parte, el enemigo directamente te mata, y nosotros no podemos ni siquiera tener el derecho a protestar.

Un socialismo posible

Con ya inocultable apasionamiento en su disertación, Enrique se entusiasmó al definir que “no hay en el mundo doctrina que pueda superar al peronismo. Es como un bisturí láser, pero que muchos compañeros lo utilizan como cuchillo de carnicero. No somos una posición intermedia. Es la última. No hay concepción superior a la del cristianismo. Apuntala a los trabajadores hacia el poder, otorga derechos sociales, te distribuye participación en las ganancias, y no hay un Estado justicialista en serio hasta que los trabajadores no sean los dueños de los medios de producción. No el Estado. Ni los privados. Que tengan acceso los trabajadores a la salud, a entender. Después también distribuir las ganancias, y para eso necesitás organizaciones sindicales y un pueblo que sepa que eso es lo justo. Y tenemos el ejemplo de las fábricas recuperadas. ¿Por qué el liberalismo veta las leyes al respecto? Porque las fábricas recuperadas son la prueba de que los trabajadores pueden administrarse. Es una esencia del peronismo, que las fábricas sean del trabajador, ni del Estado ni de los empresarios. Hay que llegar a la cooperativa, a la autogestión, de a poco, de una forma incruenta, hacia un socialismo real, posible… ahora si tenés a una CGT que te va a hacer una movilización en un mes y medio, ni siquiera un paro… tenemos que ir a la base del meollo y volver a pensar qué queremos. Porque el enemigo sabe cómo romper los ciclos, cuando empiezan los trabajadores a obtener demasiada porción de las ganancias, cuando empiezan a crecer en el nivel de estudios alcanzados, te meten un golpe de Estado en nombre del ´orden´, de las ´tradiciones´… entonces hay que apelar a la gradualidad; por ahí, en mi opinión, ésta no debe ser tanta, pero hay mayor cantidad de compañeros que promueven una gradualidad más lenta… y a su vez hay una gran mayoría que no tiene la menor idea de qué es el peronismo” fustigó.

Finalmente Enrique Viviano Hidalgo exhortó a que el manejo del dinero debe centrarse en un banco nacional, un banco provincial o un banco cooperativo. Pero no ya con banca privada extranjera “que nos roban en la cara, abiertos a la calle, ¿cómo les dejás manejar nuestros capitales?, ¿se dan cuenta que no podemos aspirar a grandes transformaciones mientras las reglas sean impuestas por el enemigo? Hasta que no tenés el poder para imponer tus reglas no podés beneficiar al sector de la sociedad que querés beneficiar, no tiene tantas vueltas… tenemos que animarnos a manejarnos nosotros mismos. En definitiva, a pesar del contexto que nos toca vivir, sostengo que los ciclos, estoy convencido, se pueden llegar a romper”, sentenció dejando abierto un prudente margen para la esperanza.