ELECCIONES 2023: UN CAMINO LARGO Y SINUOSO

Ha comenzado este 2023, y la tarea es tratar de ver cómo puede avanzar el campo popular.  Nos encontramos recorriendo un camino  complicado y confuso,  y en medio de un campo minado.   Tenemos enfrente dos graves problemas a resolver desde el campo nacional popular: la inflación y la distribución de la riqueza.  Y como contrapartida, si el proyecto del Frente de Todos, fracasa, a la Argentina le espera su peor pesadilla.

¿No hay más remedio que jugar con ciertas tensiones, soportar contradicciones y enfrentar una realidad poblada de claroscuros? ¿Sería beneficioso hostilizar al gobierno con críticas que sólo conducen al debilitamiento del proyecto que intenta frenar el hambre, el caos social, el desastre,  y hasta la quiebra del Estado? Las cartas están sobre la mesa, y hay que jugar…

Dentro de ese juego también debemos sopesar a los jugadores foráneos y sus pretensiones. La jefa militar Laura Richardson había revelado los intereses de Washington en Sudamérica por el litio, las energías y el agua. Parecen interesados en una región que habían dejado de lado, justamente en un momento en que el mundo se les ha comenzado a complicar.

El embajador  de ese país vive “sugiriendo” la creación de una amplia coalición inter partidaria “permeable” a los intereses económicos y geoestratégicos norteamericanos. El problema es que por más que intentan reorganizar países en pos de supuestos altos ideales, lo que terminan demostrando siempre es su “especialización en destruir naciones”.

La economía local marca aspectos positivos, como el crecimiento de la actividad industrial, una lenta baja de la desocupación y pronósticos de crecimiento mayores que otras economías de la región.  Mientras eso ocurre,  sectores medios y altos despliegan su capacidad de consumo. Pero la cara opuesta son los precios “subiendo por el ascensor” mientras que “los sueldos lo siguen haciendo por la escalera”.  Muchos compatriotas tienen problemas para satisfacer sus necesidades alimenticias básicas, y la atadura a los pagos al FMI es otra gran complicación.

A todo esto, la mirada del capital concentrado nota que aún existen muchos negocios para hacer en el país.  Y es consciente de que  debe hacer que un amplio sector de la población deponga sus sentimientos patrióticos e igualitarios  para lograrlos.

La derecha ni siquiera intenta ocultar sus intenciones.  Embriagada con el análisis de sus posibilidades, vocifera descarnadamente sus propuestas: despidos masivos en la administración pública en todos los niveles, reforma previsional para volver a darle negocios a los bancos, privatización de empresas y bancos estatales, reforma laboral para precarizar y disciplinar más a los trabajadores y debilitar estructuralmente al sindicalismo argentino. Sintetizando, ofrecerle garantías absolutas en defensa de los intereses del capital global.

Hay que tratar de distinguir la perspectiva que se nos presenta, ya que es sabido el sufrimiento real que padece un amplio sector de nuestra sociedad, aunque en paralelo a ese contexto, la derecha genera un clima subjetivo. Con ese accionar logra expandir un argumento deprimente con el que arropa a la sociedad toda, incluyendo también a los dirigentes. Y de ese modo logra generar el caldo de cultivo capaz de forjar las peores ideas y propuestas, como las que están apareciendo en distintos lugares del mundo.

La tríada que componen el poder concentrado con sus medios, un amplio sector del Poder Judicial junto con su Corte y la oposición política, son claramente los “zapadores” que socaban la democracia, impidiendo gobernar. Ocurre, como nunca antes, en estos últimos 40 primerizos años seguidos de democracia. Responden siempre a los intereses del titiritero del norte que es quien maneja sus hilos y que corre con amplias ventajas.

De algún modo, y hasta cierto punto, todo nuestro cerebro ha sido colonizado.  Es una casualidad permanente que hasta en nuestras búsquedas por internet, alrededor del 90% de las visitas pertenezcan a sitios web estadounidenses y tan solo un 3% a sitios web europeos, rusos o chinos. Queda claro de inmediato, sin ninguna duda, cómo los estadounidenses influyen en las mentes del mundo.

Ante todo este aciago panorama, es bueno tener presente que nuestra Patria bien conducida, contiene y puede desarrollar un inmenso potencial productivo. Esto puede permitir, de lograrse, comenzar a recorrer un camino expansivo de largo plazo, que nos libere del endeudamiento y  donde se resuelvan los problemas sociales. Pero también habrá que saber discernir quienes son los que, con “cantos de sirena”, planean hacer sus propios negocios a cambio de poner la bandera de remate del país.

Un mundo violento y reaccionario es el que nos rodea. Y el capitalismo, en esta época en que se presagia una reconfiguración del orden mundial, está arrasando con todo lo digno de la vida.  ¿Será posible frenarlo tan solo con un gobierno que coincida plenamente con nuestros ideales? ¿O habrá que plantarse como trinchera que nos defienda de ese horror y lo vaya deteniendo, hasta poder avanzar en una contraofensiva liberadora?

La chance de una profunda derrota sólo será  posible en un contexto de desmovilización e indiferencia popular.   A eso apuntan desde el laboratorio foráneo junto a sus cómplices locales. Si logran aplastar la conciencia y voluntad de las grandes mayorías, estaremos en problemas. No es sólo el vencer en una elección lo que está en juego.  Sino la existencia misma  de la Patria como Nación.

Juan Carlos Dennin
juancarlos@huellas-suburbanas.info