El único acuerdo es destruir el trabajo de la región

Con la campaña electoral ya prácticamente en marcha, el Gobierno necesita de “buenas noticias” que generen un clima de mejora y le sirvan para justificar la afirmación de que “es por acá” y que “juntos estamos cambiando el país en serio”. A la baja del dólar mediante un sacrificio enorme del Banco Central, se le sumó el anuncio de un acuerdo que Macri y el canciller Jorge Faurie calificaron de “histórico”. El acuerdo Unión Europea-MERCOSUR, del que Cambiemos se jacta de haber logrado tras 20 años de negociaciones entre ambos bloques. Lo que no dicen es que no se había avanzado en su firma, por las concesiones que los países europeos pedían a los sudamericanos y que estos no querían entregar, por significar una desventaja notoria respecto a las relaciones políticas y comerciales. Tuvieron que llegar Macri y Bolsonaro para que las dos potencias del Sur le concedieran a la Unión Europea todo lo que pedía.

 Ahora bien, el acuerdo no está firmado y apenas se conocen algunos puntos nada favorables al MERCOSUR. De concretarse, previa aprobación de los poderes legislativos correspondientes, recién se pondría en marcha de aquí a diez años y ya el Gobierno francés señaló que “no están listos para ratificar el acuerdo”, por lo que aún no hay nada definido. Rápidamente podemos establecer dos conclusiones. Una es que tanto Bolsonaro como Macri están necesitados de anuncios grandilocuentes porque no tienen nada para mostrar que les garantice el apoyo de sus respectivos países. Y otra es que este acuerdo está dentro de una política de desprestigio a la integración regional para enfrentar a las grandes potencias y de desinterés total de los países del bloque de coincidir en una política integradora que apunte al desarrollo de la región. La desaparición de la UNASUR, la persecución constante a Venezuela y la sumisión a los países dominantes son algunos ejemplos similares a este acuerdo sumamente desfavorable para Sudamérica.

Para analizar los pocos puntos que se conocen, recurrimos a un informe realizado por la Red Observar, en donde se hace no solo un recorrido histórico del acuerdo, sino que se deja en claro las desventajas de este para los países del Mercosur.

Frente las negociaciones entre ambos bloques el informe señala que es erróneo creer que estas se llevan a cabo bajo un fundamento únicamente comercial, en cambio, “la mayor parte de los temas en discusión son de carácter estructural y comprometen ámbitos críticos para el desarrollo nacional”. El objetivo del tratado es, según el informe, “anclar con compromisos internacionales las reformas estructurales que se pretenden implementar en la región”.

Con respecto a la asimetría entre ambos bloques, se demuestra que, pese a que la UE dice no reconocer ningún tipo de desequilibrio entre las partes, quintuplica el PBI del Mercosur, registra casi 10 veces más de patentes al año y duplicó sus exportaciones a la región en los últimos diez años. A pesar de esta clara ventaja, la Unión Europea obtuvo muchas más concesiones que el Mercosur.

En relación con la sumisión absoluta del Mercosur frente a la Unión Europea (UE), el informe detalla que, en el año 2016, la UE presentó su oferta de bienes que entrarían en el acuerdo, incompleta. Por ende, el Mercosur continuó con las negociaciones sin conocer que ofrecería la UE en su totalidad, lo que fue aprovechado rápidamente por el organismo europeo. Luego cita un informe de la Comisión Europea en 2016 en donde se deja en claro que la eliminación de los aranceles podría convertir al Mercosur en uno de los principales mercados para la UE en una serie de productos como lácteos o vinos.

Como conclusión, el informe de la Red Observar advierte que el acuerdo debilitará hasta desintegrar el tejido industrial del Mercosur, anulando las posibilidades de avanzar en matrices productivas diversas y consolidando la “dependencia de nuestros pueblos”.

 Con la falacia de “integrarse al mundo” el Gobierno de Cambiemos puso de rodillas a la industria nacional, avanzando en un tratado que, en lo que se supone como beneficio para nuestro país, apenas se aumenta el cupo de exportación de productos agrícolas. Algo que incluso en Francia fue motivo de advertencia y de puesta en duda del acuerdo, lo que demuestra que el proteccionismo no es una cuestión del “populismo” como nos quieren hacer creer aquí.

Pero más allá de lo que significa el acuerdo, es importante recalcar que todavía está siendo discutido y que el presidente lo ha usado como “el gran anuncio”, como había hecho con la Cumbre del G-20. La obsesión de Macri por “verse bien ante el mundo”, significa una absoluta regresión en los derechos de las mayorías populares. La política exterior de Cambiemos fue un desastre, y no solo por los intereses a los que ha afectado, sino porque no han podido cumplir con ninguno de los objetivos que se habían planteado, y es por eso por lo que se anunció con tanta efervescencia este acuerdo. Apostaron por Hillary Clinton en Estados Unidos y ganó Trump, dijeron que “habían avanzado” en la recuperación de las Malvinas y rápidamente se los desmintió desde el gobierno británico, la Argentina fue sede la Cumbre del G20 y no se avanzó en ningún acuerdo, ni se logró la foto de Trump con el presidente de China. Macri asumió creyéndose el garante del liberalismo en un mundo híper globalizado, y terminó abrazado a Trump y Bolsonaro.

 Argentina está en desventaja frente al mundo, y más con semejante préstamo del FMI encima, por lo que no le será fácil al próximo Gobierno, de no ser Macri, poder revisar esta clase de acuerdos, y más teniendo en cuenta la falta de presidentes populares en la región.

Alejo Spinosa
alejo@huellas-suburbanas.info