EL PROTOFASCISMO QUIERE ATRASAR EL RELOJ UN SIGLO

Hace unos 100 años, todavía existía, contagios de gripe española, la pandemia que dejó al mundo con 50.000.000 de personas menos.  Además, por aquel entonces, en marzo de 1919, Benito Mussolini creaba el movimiento «Los Fasci italiani di combattimento», la base del Partido Fascista. Surgía el ideario fascista que sería luego copiado por Hitler.  Hoy, un siglo después, y mientras transitamos el segundo año de la pandemia de COVID, ¿estamos reiterando la historia?

Los analistas reiteran que la sociedad no se derechizando, algo que puede ser cierto. Pero también es válido analizar que los sectores políticos de ese origen, vienen echando raíces en el corazón de nuestras democracias desde hace tiempo.  Es más, los partidos de ultraderecha vienen tejiendo su red global a todo ritmo.

Mientras gobernaba Donald Trump, Steve Bannon, uno de sus más importantes asesores, tras recorrer Europa, visitó varios países en nuestra región.  Su misión, con escasos resultados, era la de ir unificando criterios entre grupos de extrema derecha latinoamericana.  Poco tiempo después fue VOX, el partido de la extrema derecha española, racista, homofóbico y que reivindica la dictadura franquista, quien toma la iniciativa.

Aunque parezca surgido de otro siglo, VOX lanzó en 2020 la “Carta de Madrid: en defensa de la libertad y la democracia en la Iberosfera”. Es un resumen de frases por la “libertad” y contra el comunismo cuyo léxico nos introduce en los impetuosos tiempos  de la Guerra Fría.  No obstante, este documento es avalado por diversos referentes políticos y sociales de derecha y extrema derecha, que tienen el objetivo común de frenar el “comunismo” en la región.  Según su óptica, esta parte de la región está secuestrada y se encuentra bajo un proyecto ideológico y criminal que “busca desestabilizar las democracias liberales y el Estado de Derecho”.

Santiago Abascal Conde, presidente de Vox desde 2014 y de la Fundación Disenso desde 2019 afirmó que están construyendo una institución internacional.  La misma funcionará «como una auténtica oposición en defensa de las libertades y la democracia», combatiendo a la “deriva comunista” en lo que ellos denominan como «la Iberosfera».

Se muestran preocupados por los cambios que observan en el mapa político de  América Latina.  La última señal de alarma que han percibido fue la victoria   Pedro Castillo en Perú.  Se desvelan por el fortalecimiento del liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, en México,  y el de Alberto Fernández en Argentina.

Todo accionar que apunte a la integración de la Patria Grande queda en el centro de la mira de VOX. Esto ocurre con el resurgir de la Comunidad de Estados Americanos y Caribeños (Celac), al mismo tiempo que sociedades afines a la derecha como el Grupo de Lima van quedando truncos.  Apuntan a transformarse en el polo opositor al Foro de San Pablo, ya que suponen que en las naciones vinculadas a éste es donde se nota mayor erosión de la democracia.  Lo mismo opinan sobre el Grupo de Puebla.

En América Latina, Vox emplea a la Fundación Disenso, el think tank propio, para vender una aproximación en apariencia más desinteresada.  Esta institución ha desplegado una estrategia  para captar jóvenes. El programa de Jóvenes Líderes de la Iberosfera, tiene como objetivo formar a futuros dirigentes del ámbito público y social en los países de la Iberosfera. Consiste en un sistema de capacitación que se impartió en 5 países (Estados Unidos, España, Italia, Polonia y Francia) y que apuntó a jóvenes de 25 a 35 años, destacados en el campo sociopolítico o intelectual en sus respectivos países.

Vox comparte con Keiko Fujimori, Javier Milei, el clan Bolsonaro y José Antonio Kast, y María Corina Machado (una pieza clave del golpe de Estado en 2002 contra Hugo Chávez en Venezuela) entre otros, el desprecio hacia los gobiernos que rotulan de izquierda, la defensa extrema del libre mercado y un regreso al predominio de los valores cristianos.  Este año representantes de Vox viajaron a Bolivia a apoyar a Jeanine Áñez; y asistieron en Ecuador a la toma de su presidente Guillermo Lasso.  Cuentan con las adhesiones de Eduardo Bolsonaro (hijo del presidente brasileño), el chileno José Antonio Kast y del exmandatario colombiano Andrés Pastrana, que preside la Internacional Demócrata de Centro.

Los argentinos que pusieron su firma fueron los  diputados electos Javier Milei (CABA), José Luis Espert (PBA) y el periodista Luis Rosales, referentes de Avanza Libertad. También adhirieron Alejandro Fargosi, Consejero de la Magistratura de la Nación  y Victoria Villarruel (que defiende a militares condenados por delitos de lesa humanidad), Presidente de la Asociación Civil CELTYV y diputada electa por la lista de Milei. También firmó la Carta la periodista Karina Mariani, del equipo de La Derecha Diario y los diputados de PRO Francisco Sánchez, Alfredo Schiavoni, Carla Piccolomini, Hernán Berisso, Juan Aicega, Pablo Torello, y Waldo Wolff, así como Martín Pugliese, abogado y fundador de Unión Republicana, y Santiago Muzio, abogado y director del ISSEP en Madrid, una academia política de derecha fundada por Marion Marechal, la nieta de  Jean-Marie Le Pen,

Es curioso el camuflaje con el que pretenden pasar desapercibidas las personalidades integrantes de estas redes. Suelen definirse de centro, o de centro derecha, o de libertarios como en nuestro país. Ser “de derechas” a secas en América Latina no tiene buena imagen, ya que está asociado a los golpes cívico-militares de otras épocas.

En concreto, más allá del documento, lo que demuestran es  «trabajar conjuntamente en la defensa» de sus valores y principios, o lo que es lo mismo: la promoción de política antinmigrantes, antifeministas, homófobas y ultraconservadoras. ¿El objetivo? Combatir a lo que denominan izquierda en América Latina y señalarla como una «amenaza», lo que significa a todos los que no comulguen con sus proyectos.

Pero si  las nuevas/viejas experiencias progresistas no llegasen a entender las situaciones emergentes, si olvidaran la necesidad de transformación profunda que sigue pidiendo la gente, estaremos en problemas serios. De ocurrir eso, volvería a emerger el fenómeno del derechismo, cada vez de forma más agresiva.  Veamos lo que ocurre hoy en Europa con el descreimiento de  los ciudadanos sobre la quinta ola del COVID y los “pases sanitarios”. Todo el descontento de la gente es aprovechado y tutelado por agrupaciones ultraderechistas como “Los Patriotas” (Francia), NoVax, Fratelli d’Italia y Forza Nuova (Italia)  o AfD (Alemania), todos vinculados a  distintas teorías conspirativas y con vínculos con Qánon, que tuvo su fortalecimiento durante el gobierno de Trump y luego con la toma del Capitolio en EE.UU.

La avanzada derechista no maniobra  únicamente con las agrupaciones que pretenden jugar en el campo de la política. Empresas, fundaciones y grandes fortunas operan alrededor para alcanzar sus objetivos.
Gracias a Wikileaks, con la filtración “The Intolerance Network” se  revelaron relaciones de vínculos políticos y poder de innumerables organizaciones ultraconservadoras.  Se dedican a difundir agendas contra los derechos civiles, sexuales y reproductivos. Entre los miles de documentos publicados, aparecen dos fundaciones que parecen representar el núcleo de las demás. “CitizenGo”, desde 2013 diseña estrategias contra el aborto, derechos sexuales y reproductivos, matrimonio igualitario y medida de impulse políticas públicas sobre perspectiva de género. “Hazte oír”, desde 2001, promueve  el accionar político desde su postura ultraderechista, y gracias a mensajes de desinformación y odio incluidos en su agenda ultracatólica.

Esta red se está tejiendo en forma acelerada, pero en la mayoría de las oportunidades no se percibe como tal.  El camuflaje y la infiltración son armas que tienen a su disposición.  Un intelectual masificado, un periodista serio e independiente, un político ocultando su fin verdadero, tendrán amplios espacios en medios de comunicación y redes sociales.

Un siglo atrás en un clima de posguerra, mientras comenzaba a disiparse la pandemia de gripe española y en medio de una problemática situación económica, Italia se convulsionó. Cantos de sirena, más consignas casi hipnóticas, manifestando revalorizar la nación en el panorama internacional permitieron anidar el huevo de la serpiente. Así pudo entrar en escena el fascismo. Es de esperar, en estos tiempos pandémicos, que todos los actores que juegan tengan en cuenta los antecedentes.  Que se pueda superar ese sentimiento de cuasi posguerra que nos envuelve a todos, y que el derrotero elegido  nos permita avanzar y ahuyentar a la vez al fantasma fascista que quieren establecer.

Juan Carlos Dennin
juancarlos@huellas-suburbanas.info