
05 Oct El fin del ministerio de colonias de EEUU
En 2022, Latinoamérica hará una propuesta formal a Estados Unidos y Canadá para definir el futuro de la Organización de Estados Americanos (OEA), ese “ministerio de colonias” que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha propuesto sustituir por un nuevo organismo no cipayo. Por ahora es sólo una propuesta.
En julio pasado, López Obrador propuso a los cancilleres de la Celac sustituir a la OEA por un organismo que no sea lacayo de nadie, construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, a nuestra realidad y a nuestras identidades.
Obviamente, este objetivo está en las antípodas de las funciones desempeñadas por la OEA desde su creación en 1948, bajo la impronta de la guerra fría y con el objetivo de hacer valer la visión imperialista de Washington sobre el hemisferio occidental.
La OEA respaldó dictaduras como las de Fulgencio Batista en Cuba y Alfredo Stroessner en Paraguay, a criminales como Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, Anastasio Somoza en Nicaragua, y François Duvalier en Haití.
La OEA promovió expulsión del Gobierno de Cuba de la organización en 1962 mediante la invocación arbitraria de la Carta Democrática (Concretamente decían que el marxismo leninismo de Fidel era incompatible con América) la misma que se abstuvo de esgrimir contra las dictaduras anteriores ni mucho menos para sancionar la sucesión de regímenes de facto que se instalaron en el Cono Sur en los años 70 y sus políticas de exterminio y genocidio del Plan Cóndor.
Y para continuar con la vergüenza, con su silencio respaldó los llamados Golpes de Estado blandos contra Manuel Zelaya (Honduras, 2009), Fernando Lugo (Paraguay, 2012) y Dilma Rousseff (Brasil, 2016). No se trata incapacidad histórica, sino la determinación de Washington de que ésta debía cumplir su papel como Ministerio de Colonias de Estados Unidos.
El 5 de noviembre de 2005, cuando se reunió la cuarta Cumbre de las Américas (de la OEA) en la ciudad de Mar del Plata para poner en marcha el área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), se produjo un histórico enfrentamiento entre los gobiernos que defendían la imposición de Washington -liderados por el presidente de EEUU, George W. Bush– y quienes se oponían, liderados por los presidentes Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela) y Néstor Kirchner (Argentina), que tuvo como resultado la paralización definitiva del proyecto.
Sin dudas, en los últimos cinco años la OEA cayó en un desprestigio y desconfianza generalizada. Ya era impresentable antes de la llegada del uruguayo Luis Almagro a su secretaría general en 2016, sirviendo de base de operaciones de las políticas que Estados Unidos quería imponer en lo que llamaba su patio trasero.
Pero la llegada de Almagro convirtió a la OEA en fuente de calamidades e ignominias, ya que no sólo desvió la mirada ante golpes de Estado promovidos o respaldados desde Washington, sino que pasó a erigirse en su activo organizador, como sucedió en Bolivia e intentó hacerlo en reiteradas oportunidades en Venezuela.
Los Voceros de EEUU en CELAC fueron de lo peor
El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista sentenció, «la mención a Cuba que hizo el Presidente Lacalle denota su desconocimiento de la realidad»
«El coraje y la libertad del pueblo cubano se han demostrado durante seis décadas frente a la agresión y el bloqueo de Estados Unidos», enfatizó también el Jefe de Estado.
Ante el ataque del Presidente de Uruguay contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, Díaz-Canel aconsejó a este que escuchara a su pueblo, que recogió más de 700 000 firmas contra la Ley Urgente «que usted impuso y que cambió las condiciones para ajustar precios de combustible, desalojo, disminuir el rol de las empresas públicas y modificar el proceso penal».
Sobre la OEA, Díaz-Canel reiteró sus denuncias de que siempre ha sido una organización al servicio de Estados Unidos; que apoyó los intentos de aislamiento a Cuba; las intervenciones militares en América Latina y el Caribe; los golpes de Estados;las dictaduras militares (incluso en su país, dijo mirando a Lacalle) que Estados Unidos diseñó para contener la resistencia de los pueblos de nuestra América.
La OEA —continuó— guardó silencio mientras se torturaba en nuestra región y su país». La OEA calla hoy cuando se reprime, se asesina y se desaparecen latinoamericanos. Y no es en Cuba donde ocurren estos hechos.
Es la OEA —añadió— la que tiene un impresentable Secretario General, que contribuyó, participó y apoyó el golpe de Estado al gobierno de Bolivia en 2019.
Las respuestas de Venezuela
El discurso abierto (¿sería solicitado por Washington?) de Lacalle Pou a favor de los poderes hegemónicos y el neoliberalismo más perverso, y contra Cuba, Nicaragua y Venezuela, también fue enfrentada por Nicolás Maduro, quien pidió «pasar la página del divisionismo que se insertó en América Latina del acoso a la revolución bolivariana y ahora del acoso incesante a la revolución cubana y a la revolución nicaragüense».
Recordando que este año habrá elecciones en Venezuela, el Presidente constitucional de la nación bolivariana le dijo: «Ponga usted, Presidente Lacalle, la fecha y el lugar para un debate. Venezuela está lista para debatir de democracia, de libertades, de resistencia, de revolución y de lo que haya que debatir.
Y —agregó— «claro que hay una contradicción, presidente Lacalle, entre la OEA y la CELAC. América para los americanos, que nos consideran patio trasero, eso sigue intacto, sigue así, más allá de lo que hoy se pueda decir. Y la CELAC —afirmó entonces Maduro— es nuestro camino».
Otros cruces durante la cumbre
El presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, afirmó que la Organización de Estados Americanos (OEA) no representa a América Latina.
“La Celac la creamos justamente porque era un órgano que nos representa. La OEA ya no nos representa. Son otros intereses y otros quienes digitan lo que ocurre en la OEA”, dijo el mandatario.
“En la Celac sí nos sentimos representados”, afirmó Arce, incluso, pese a las diferencias políticas e ideológicas que existen al interior del mecanismo
Así, en ese memorable día en México, el espectro que en 2005 dijera no al ALCA, tanto de Hugo Chávez, Néstor Kirchner como de Fidel Castro volvió a perseguir a Estados Unidos y a sus aliados.
Informe: Pablo Reid
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