
06 May El día del trabajador, este tiempo, aquel destino
El tiempo sigue demostrando que su paso no oxida ni corroe los engranajes de la máquina capitalista, lejos de eso, esta máquina de depredación ha acelerado su marcha a niveles insoportables. Somete con más virulencia que nunca, como una bestia resistiendo sus últimos espasmos, viendo venir, inexorable, el paso firme de la dama de negro. Entonces, recién pasado un nuevo 1ero de Mayo y, si la máquina del Capitalismo sigue su marcha acelerada, si los medios de producción siguen en manos de las mismas élites de siempre, si los trabajadores ven deteriorarse las condiciones de trabajo cada vez más, cabría preguntarse: ¿por cuánto se ha multiplicado el número de mártires desde los asesinatos de Chicago a nuestros días? Incalculable. Inabarcable porque, digan lo que digan los keynesianos de ayer y de hoy, el capitalismo en sí ha demostrado ser un sistema antisocial, excluyente y asesino. Y los números que comprueban esa realidad surgen del propio sistema.
Husmear en la retórica literaria de las corporaciones, decorada por las elegantes definiciones pseudo científicas de su ejército de sociólogos, economistas y la amplia variedad de técnicos en sanata que suele trabajar para ellas, es un ejercicio interesante, siempre, pero no por eso menos escatológico (de todos modos estas son épocas escatológicas, momentos símil fines de los noventa o principios de los dos mil, cuándo la pizza y el champagne ya nos habían empachado y no había más nada que comer).
Así se puede leer en la página web del Banco Mundial, una de las caras financieras del amo, que según su último Poverty and Shared Prosperity Report (Informe sobre pobreza y prosperidad compartida) alrededor de 150 millones de personas serán empujadas a la pobreza extrema por la pandemia entre 2020 y 2021 y que: «A fin de superar este duro revés para el avance del desarrollo y la reducción de la pobreza, los países deberán prepararse para una economía diferente tras la COVID permitiendo que el capital, la mano de obra, el personal especializado y la innovación se trasladen a nuevos sectores y empresas. Todo el Grupo Banco Mundial […] ayudará a los países en desarrollo a reanudar el crecimiento y a responder a los efectos sanitarios, sociales y económicos de la COVID-19, al tiempo que trabajan en aras de una recuperación sostenible e inclusiva».
Entonces veamos, la banca internacional diagnostica la infección purulenta que ella misma provocó y propone, como si no nos faltaran cartels y monopolios extranjerizando las economías semicoloniales, que las políticas de recuperación económica «se trasladen a nuevos sectores y empresas» las cuales, por supuesto, con los estados nacionales periféricos devastados por la pandemia y el eterno sueño keynesiano de un capitalismo serio, no serán empresas nacionales.
Pero no sólo es la pandemia, las limitaciones del posibilismo son parte de las consecuencias de décadas de alternancia demócrata y liberal, de tibieza y luz tenue. Sin fuego. Sin alma. Sin estrategia. Siempre corriendo detrás de las urgencias, que es algo que puede estar bien, pero que no puede, de ninguna manera, prescindir de un programa revolucionario de liberación nacional.
¿Y mientras tanto? Mientras tanto un trabajador argentino muere cada catorce horas en accidentes de trabajo evitables, las ruinas de los primeros suburbios mugrientos de Manchester, Lancashire o Bruselas siguen vivos en las villas del conurbano bonaerense, en los barrios periféricos y en las afueras de la Capital Federal. Ni hablar de las condiciones esclavistas que soportan los trabajadores rurales, el parasitismo y las muertes angustiantes por falta de hospitales. El pasado 16 de marzo, 140 trabajadores procedentes de Corrientes fueron rescatados en la provincia de San Juan, en estado de cautiverio y sometidos a trabajo forzado. Hacinados, con sarna y hambrientos.
El 1 de Mayo es un día de lucha, sí, pero de una lucha central, diversa, una lucha social llamada a infectar con su germen revolucionario las múltiples aristas y particularidades que estructuran la superación del capitalismo como herramienta depredadora del imperialismo.
Los trabajadores son los que llevan el peso de este sistema sobre los hombros, los que dejan los dientes, la columna vertebral y envejecen su espíritu para que unos pocos se enriquezcan con la propiedad de medios de producción que heredaron o simplemente se robaron. Ya será hora que esto se termine. Brindemos por este Primero de Mayo y luchemos todos los días, por la organización, por un futuro de autogestión, de cogestión, de soberanía intelectual, de organización y de lucha sostenida. Por un futuro para todos.