El avance profundo

Por: Gustavo Zapata

CTA Morón Hurlingham Ituzaingó

Uno estudió un poco de ese arte de engaños llamado economía, aunque no entiende todos sus pases. Por ejemplo, ¿Por qué una pyme que depende del consumo de los salarios, votó para gobernar a los que concentran mercado y lo eliminan como productor? O ¿Cómo es que un pequeño o mediano productor rural, que vende su producción en el mercado interno regional, pone su camioneta y grita junto a un terrateniente exportador? O los comerciantes bolicheros de nuestras ciudades, puteando a los gobiernos que aumentan salarios y dan planes que estimulan compras… en sus negocios!

La disputa sectorial que vemos en la suba de precios, esto es, cómo se apropian productores, comerciantes y financistas con el tironeo menor de los sindicatos, por el excedente social, el tema de este semestre.

En primer lugar, es un síntoma de reinicio de la actividad económica. La pelea es por quién se queda con un porcentaje mayor de algo que empieza a moverse.

Con la velocidad de las operaciones instantáneas, la información global, los recursos tecnológicos y la astucia de depredadores digitales, el sector financiero y los bancos tienen más reflejos para aprovechar cada oportunidad de sumar ganancias. Los productores tienen el límite estructural del ciclo productivo. Los comerciantes, con menos recursos técnicos y condicionados por los precios de insumos y energéticos, alquileres y otros costos fijos, corren detrás de ganancias transitorias. Salvo que seas parte de un conglomerado diversificado (con producción agrícola, industrial, finanzas propias y terminales en el mercado internacional) y como parte de un híper que controla territorialmente porciones de consumo pautado con otros grandes pulpos. Los trabajadores organizados (la mitad de la fuerza laboral, descontando los que sus patrones se niegan a pagar costos laborales legales, changuistas, autónomos y otros) dependen de paritarias, que no pueden ser convocadas todos los días y quedamos trotando detrás de los números que los trabajadores producen, pero no deciden.

El gobierno maneja algunos precios clave, regulando un poco la angurria privada que quiere ganancias desaforadas a cualquier costo y en plazo inmediato, que gusta mirarse en espejos de primer mundo pero se comporta en general como hunos. Por ej., estableciendo el precio del combustible, fijando cuántos pesos (nuestro trabajo) vale un dólar para importadores y exportadores, retenciones agropecuarias (que ayudan a controlar el precio de los alimentos y financia al Estado para equilibrar un poco las desigualdades), créditos de estímulo a tasas bajas, entre otras herramientas.

En el marco de la pandemia del Covid, el gobierno intenta controlar los aumentos desaforados de empresas que siguen ganando mucho y quieren más, porque entendieron, generando la pandemia macrista, que eso es poder. Pero el gobierno no lo está logrando, y por ejemplo los magnates de las empresas de cable desobedecen un decreto regulatorio de aumentos, o la cadena de la carne impone su velocidad de apropiación, amenazando con exportar para conseguir dólares todo lo que lxs argentinxs necesitamos comer con pesos. Si nuestro gobierno no logra controlar esto, otros sectores tan voraces como los descriptos, saldrán a saquear los ya debilitados bolsillos de los que realmente producen todas las cosas.

¿Qué hacer? Pregunta que le saca el sueño a todo militante todo el tiempo. Pues mirar el campo de contradicciones en detalle y distinguir aliados. ¿Quiénes saben cuánto cuesta, desde plantar el maíz hasta el que hace el aceite, lo fracciona y pone en la góndola? ¿Quién sabe cuánto trabajo es cuidar a un enfermo, los costos de los medicamentos, de las herramientas terapéuticas y hasta de la comida que se compra en una clínica? ¿Quiénes manejan los precios de autopartes, energía y costo laboral para fabricar un auto? ¿Quiénes controlan las planillas donde todo esto se registra, aún la que no paga impuestos y se “covachea”? ¿Dónde están organizados los que saben todo sobre costos de las cosas que se producen y venden? Entonces: ¿A quién hay que consultar para controlar los precios relativos de la producción? ¿Y a quiéń hay que llamar a formarse, organizarse más y mostrar músculo para hacer esta epopeya de defender los salarios y las jubilaciones?

¿Alcanzará con el Consejo Económico Social? Seguramente no, porque una disputa se desenvuelve en enfrentamientos de poder relativo, en el que cada sector busca avanzar a costa de los otros. Pero establecer alianzas entre el gobierno, los productores mercado-internistas, los exportadores que entiendan su responsabilidad social y nacional y los sindicatos, es imprescindible. Aislar a los exportadores evasores, los concentradores de precios y mercado. Los financistas irresponsables. Y unir al campo de los trabajadores en todas las formas posibles para dar esta disputa, en paz, democráticamente y movilizando hasta la última reserva. Cada victoria permite avanzar en otra.

Para eso vamos a todas las Mesas. Para construir un país vivible para todos.

Gustavo Zapata
gustavo.zapata@huellas-suburbanas.info