
06 Jul Diversidad, cambio y permanencia en las unidades familiares Campesinas. Las estrategias productivas (parte 3)
Al igual que otros tipos sociales de productores y con la finalidad de establecer flujos, relaciones y ciclos naturales brindando estabilidad y resiliencia en la utilización de los bienes comunes naturales los campesinos deben conceptualizar, establecer y llevar a la práctica agroecosistemas. Respecto a la producción, la unidad productiva campesina cultiva y elabora bienes con destino al mercado interno – por ejemplo, yerba mate – y externo – el caso del tabaco- hallándose sujeta a las leyes, reglas y mecanismos que los consumidores individuales o las empresas imponen. En el caso de los productores tabacaleros, las empresas – integradas en complejos agroindustriales – imponen condiciones respecto a las variedades a sembrar y la calidad formal especifica. Por lo cual los productores deben adoptar un paquete tecnológico que las mismas empresas les proveen cuando firman el contrato, antes de la siembra del cultivo.
Dentro de este paquete tecnológico sobresale la utilización de plaguicidas – insecticidas, herbicidas, fungidas- los cuales utilizados de manera continua no solo han generado resistencias en el organismo blanco, sino que provocan un importante impacto ambiental. En el caso de los productos destinados al mercado interno, por ejemplo, las hortalizas y frutas, la presión por la calidad externa o formal de los productos lleva a los productores a abusar del uso de agroquímicos en la búsqueda de protegerlos del accionar de insectos y hongos.
Respecto a qué actividades desarrollan los productores campesinos, cabe señalar que las mismas se hallan determinadas por una serie de variables entre las cuales se destacan; A- La zona agroecológica donde se inserta el predio cuyas variables más importantes son el clima y el suelo. B- La existencia de empresas procesadoras y el vínculo establecido por ellas. C- La experiencia productiva. D- La composición familiar: género, edad y residencia de los miembros. E- La existencia y tipo de mercados locales y la demanda de los consumidores- F- La capacidad de gestión y comercial de los productores /as y G- Las políticas públicas globales y sectoriales.
Con relación a la integración de actividades dentro del mismo predio, cabe destacar la existencia de productores que establecen e integran varios sub-sistemas agrícolas y pecuarios, potencializando la interacción entre los componentes, aspecto que propicia una mayor estabilidad económica, resiliencia ambiental y soberanía alimentaria.
Se puede decir que se trata de, al diseñar y establecer las prácticas, mantener la productividad de todo el agroecosistema más que la de un componente en particular – por ejemplo, cultivos destinados al mercado -, de captar la máxima energía solar, de favorecer la vida en el suelo en todas sus expresiones, aunque pueda propiciarse el desarrollo de organismos que potencialmente pueden ser nocivos. Se trata de enriquecer a los agroecosistemas favoreciendo la autorregulación de los organismos vivos a partir de las interacciones entre las especies “perjudiciales”, sus predadores y parásitos.
En este caso se verifica que los productores favorecen la diversidad funcional, ya facilitando el crecimiento y desarrollo de especies silvestres como por la siembra de plantas aromáticas y medicinales, las cuales serán utilizadas como sitios de alimentación, cobijo y apareamiento por los organismos benéficos. Además, se crían diversos tipos de animales a fin de generar un ciclo cerrado evitando perdidas y la generación de desperdicios, por ejemplo, el estiércol o los residuos de cosecha.
Desde el punto de vista de la estabilidad, entendiendo tal concepto como las fluctuaciones que el agroecosistema manifiesta luego de ser sometido a perturbaciones dados por el clima, la aparición de insectos nocivos o presiones comerciales se trata de sistemas que se muestran más estables que aquellos sistemas basados en monocultivos y que requieren de la aplicación continua y creciente de insumos de químicos.
Respecto a la resiliencia, se trata de agroecosistemas que están en camino de tener la capacidad de volver a su estado natural luego de producirse un disturbio.
Respecto a la equidad, entendida como la justicia tanta en el usufructo de los bienes comunes naturales, cuanto en el reparto de los productos y beneficios monetarios generados en el ecosistema, así como en la distribución del trabajo para generarlos, se puede decir que se trata de sistemas productivos que tienden a la equidad intra e intergeneracional. Entre generaciones por que intentan realizar mínimas perturbaciones en la interacción con los bienes naturales, además de no contribuir, por ejemplo, a generar gases de efecto invernadero. Dentro de una generación, porque se busca obtener un precio justo en la comercialización tal que retribuya los factores puestos en juego, se obtenga un beneficio razonable y que a su vez posibilite un acceso a los consumidores.
Respecto a la autonomía, la independencia respecto por ejemplo a otros actores sociales individuales o colectivos que pueden incidir en la toma de decisiones, se ha logrado tener más grados de independencia de las empresas proveedoras de insumos, de los intermediarios en los mercados y del estado, por ejemplo, en la provisión de semillas y acompañamiento técnico.
Por último, se trata de sistemas capaces de contribuir a la soberanía alimentaria tomando en cuenta sus cuatro dimensiones; la cantidad producida y la calidad de los alimentos, el acceso por parte de los consumidores y en la continuidad temporal de ese acceso. Se trata de sistemas que generan servicios eco sistémicos de invalorable incidencia en la vida humana por ejemplo fijar dióxido de carbono, sustentar la vida de insectos benéficos, mejorar la calidad de los suelos.
Al formular propuestas concretas de manejo, se busca reforzar las capacidades propias y el máximo uso de los recursos locales, se pretende mejorar las condiciones productivas y aumentar las posibilidades de elevar la calidad de vida de las familias, no solo productoras sino trabajadoras y consumidoras.
Pero también encontramos productores campesinos que realizan sus actividades de modo convencional; éstos conceptualizarán y llevarán adelante diferentes tipos de agroecosistemas, desde los más simplificados representados por los monocultivos llevados a cabo en lo invernáculos hasta sistemas donde se combinan una canasta de no más de cuatro especies. Estos sistemas poseen baja autonomía ya que dependen del aporte externo de insumos y materiales para reemplazar los ciclos, flujos y relaciones que normalmente acontecen en la naturaleza y que no alcanzan a producirse en las representaciones de monocultivos. Esta baja autonomía determina una dependencia cada vez mayor con los proveedores de insumos y a veces con los intermediarios comerciales. Estos sistemas poco propician la soberanía alimentaria ya por la calidad intrínseca de los alimentos generados, sino además por la menor diversidad de productos que se producen y destinan al mercado. Claramente se trata de sistemas insustentables dado que no recrean las condiciones de existencia. De otra manera, el desarrollo de las actividades en estos sistemas simplificados no solo impide la conservación de los bienes sobre los cuales hace usufructo, sino que los va deteriorando en el tiempo.
Entre estos productores ha permeado e instalado, una cosmovisión, una manera de visualizar y actuar en la realidad donde predomina ciertos elementos sobre otros, en los cuales se fragmentan, se dejan de lado o no se visualizan las relaciones entre componentes, ni las consecuencias derivadas de las estrategias, prácticas y acciones emanadas de esta forma de percibir y actuar en la realidad; una visión, un punto de vista lineal sobre los procesos dejando de lado enfoques cíclicos.
Aunque no en todas las ocasiones, los productores agroecológicos y aquellos que se hallan en la etapa de transición, han mejorado sus ingresos, respecto a los obtenidos con la producción convencional, también han renovado notablemente sus posibilidades de un desarrollo integral como personas, siendo capaces de satisfacer todas sus necesidades, y no solo las más básicas, sino el reconocimiento personal, la autoestima, la participación, la valoración de sus conocimientos, entre otros.