
27 Sep Distribución
Días sin tregua, con el ataque continuado de los formadores de precios sobre los salarios y el gobierno, con la presión constante de lxs que traen dólares y quieren que nuestro trabajo cueste menos para ganar más pesos (e incrementar la sumisión), con los jueces amarillos desvinculando a los viejos espías y nuevos servicios tercerizados de sus financistas, con la televisión-plaga-de-la-defensa-de-las-empresas-multinacionales, en abierta confrontación contra un reclamo laboral.
Del otro lado, un movimiento sindical dividido y con un debate de meses abierto: ¿Cómo recuperar los salarios? Nuestro gobierno lanza una consigna, que los salarios le ganen a la inflación. Pero no tiene las herramientas para obligar a los sojeros a que vendan lo que acopian en los silobolsas. Por otra parte, no puede impedir que cierre una empresa multinacional que gana miles de millones y no quiere pagar unos pocos miles de pesos a sus trabajadorxs. No logramos controlar con diálogo y buena voluntad a los que todos los días remarcan, que aunque tengamos leyes, las cortes macristas impedirán en su aplicación. Tampoco se posee mayoría en Diputados para imponer medidas más duras. Todo esto en medio de una guerra económica mundial por la energía y el reparto del poder entre uno o alguno más, y con los grandes medios imponiendo su agenda de defensa de los poderosos y el lavado de la conciencia de clase de las mayorías.
Uno de los términos de este debate es “bono extraordinario sí o no”, es decir, si con las paritarias alcanza para no perder más.
Luego de 4 años bajo rapiña macrista, una pandemia que paralizó la economía y ahora una crisis internacional que por el precio creciente de la energía, impulsa los precios de los alimentos en todo el mundo.
Son tiempos extraordinarios que requieren de medidas excepcionales, pero es cierto también que hay que construir fuerzas sociales conscientes para defender e impulsar esas medidas.
Las movilizaciones del 17 de agosto, con todo el movimiento obrero disperso en lo ideológico (dos plazas, sin oradores centrales, sin palco…), pero presente en la calle, preanunció que la reserva política y humana para dar esta disputa está intacta. La movilización en defensa de la democracia y de repulsa al intento de femimagnicidio de nuestra conductora, demostró la capacidad de fuerza aliada. Nos falta darle contenido y orgánica a esta amplia corriente, no un dique de contención, sino turbinas que conviertan este viento desatado en energía de transformación.
En la ciudad que gobiernan los macristas se están disputando de diversas maneras el cómo entienden a lxs trabajadorxs, y qué significa el disciplinamiento al que siempre busca someter la derecha. El conflicto de lxs trabajadorxs del neumático va en esa dirección: ganancias excesivas y costos laborales ínfimos. Amenaza de cierres de empresas multinacionales que ganan lo que no en otros países, pero que extorsionan con dejar a miles de familias sin trabajo ni sustento por un 15% más o menos de salarios, y después de 5 meses de negación de justicia.
Si alguien pone una bomba y muere gente es un acto “terrorista”, pero un empresario que decide dejar sin sustento a miles será defendido por el coro de mercenarios con micrófono.
Debemos evitar más dispersión en internas desgastantes y dilatadoras de otros debates más unificadores, como la empresa nacional de alimentos, el control de los precios con el apoyo de toda la comunidad organizada, la articulación con productores pymes, pequeños y medianos y de la economía social, realmente comprometidos con el mercado interno, el fortalecimiento de los medios locales capaces de alimentar la insurgencia de voces frente a tanta mentira concentrada, la reducción de la jornada laboral sin caída de salarios, una política frontal de prevención de la violencia de género y a favor de la igualdad.
Tenemos las banderas listas, pero nuestro estado mayor está fragmentado.
La CTA de los Trabajadores, que conduce el actual diputado y siempre maestro Hugo Yasky, con el sólido Baradel y equipos colectivos territoriales de creciente experiencia y permanente coherencia, vamos a las urnas este 9 de noviembre, a consultar a nuestrxs afiliadxs sobre el rumbo. En nuestra regional, Morón Hurlingham Ituzaingó, unimos 37 organizaciones sindicales, sociales y agrupaciones barriales para dar una muestra de lo que entendemos por construir cohesión y conciencia. Somos una columna más de nuestro pueblo trabajador, pero nos preparamos y fortalecemos para definir junto a nuestro pueblo, el destino que se juega en 2023. Será nuestro aporte a la posibilidad de seguir disputando junto a nuestros gobiernos locales por la distribución de la riqueza y el poder. En la otra orilla sólo hay desierto y sal para nosotrxs.