“Desde una visión cristiana, necesitamos de un Estado que distribuya la riqueza”

Entrevista a Francisco “Paco” Olveira, cura párroco de la parroquia Nuestra Señora de Itatí, Isla Maciel

Por: Roberto Coluccio y Daniel Chaves

Nos acercamos hasta el corazón de la Isla Maciel para conversar muy fraternalmente con el Padre, integrante del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres. Allí nos recibió Francisco (o simplemente Paco; ambas denominaciones le bastan, nos comentaba, sin el “Padre” por delante), que se desempeñará en dicha parroquia hasta el próximo 1° de diciembre. Y entre rondas de mates, imágenes religiosas y de múltiples líderes y luchadores populares de nuestro tiempo, brindó una mirada amplia de la actualidad que transitamos, la realidad acuciante de los compatriotas más desprotegidos por el sistema imperante, y todo articulado con una vocación inquebrantable por aplicar en profundidad el Evangelio, encarnado en su forma de caminar y entender la vida misma.

Los vecinos se acercan, le traen presentes, inquietudes, pedidos solidarios. La mateada se interrumpe y prolonga, sin prisas, mientras Paco se multiplica en esas pequeñas grandes asistencias que generan respeto y una identidad muy poderosa entre los vecinos de la Isla y la incansable labor del sacerdote al frente de esa modesta parroquia… de puertas siempre abiertas.

¿Cómo ve este presente social y laboral que estamos experimentando a lo largo y ancho del país? Desde tu experiencia cotidiana, sumado a los testimonios de otros sacerdotes del mismo Grupo que integrás, ¿Qué perspectivas vislumbrás para los próximos meses?

 Yo tengo una visión muy negativa. Desde el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres compartimos esta visión y la hemos manifestado por escrito. Esto va a colapsar en algún momento, y si no sucedió aún, se debe a distintas medidas aplicadas por el gobierno anterior, como la AUH, sumado a tantas personas que se pudieron jubilar o pensionar, y que si bien esos derechos cada vez suponen menos dinero por la depreciación del valor del peso y la consiguiente pérdida adquisitiva en términos nominales, igualmente es un pequeño colchón que, personalmente, creo que es una razón fundamental por la que aún nos diferenciamos de la situación tal como se dio en el 2001.

¿Cómo observás que se vive este presente en el corazón de las barriadas populares?

 Los que estamos en los barrios ya estamos desbordados, la gente tiene paciencia pero para todo existe un límite. Intuyo que cualquier chispita puede hacer estallar las cosas, que esperamos no suceda así porque por otra parte, los muertos son siempre de este lado… si hay un saqueo son “los violentos”, mientras que de la violencia estructural del aparato institucional, no se dice una palabra.

¿Hay futuro bajo la égida del neoconservadurismo?

Yo no veo futuro porque éste es el modelo económico que quisieron aplicar, no es una tormenta y ni siquiera creo que la devaluación haya sido una consecuencia de los mercados internacionales. Desde el primer momento insistieron con que los salarios eran un gasto y que teníamos que ser más competitivos.

Los movimientos sociales, ¿Actúan como catalizadores de la protesta y de las necesidades de las personas, y ello también impide una reacción violenta desde los barrios? ¿Qué pensás al respecto?

 Es cierto que los movimientos están en los barrios, y que una familia reciba uno de esos salarios complementarios, implica que a esas personas les cambia la vida. Creo que hay movimientos sociales que han sido más contemplativos con el gobierno y otros, como el Frente por la Dignidad “Milagro Sala” que han estado más enfrentados. En este momento, casi no hay diferencias, y frente a un enemigo común muy claro, ya se están dando los caminos de unidad por todos lados.

¿También a nivel de la dirigencia política?

Quizás en el ámbito de la dirigencia política venga más complicado, porque ello implica quién dirige y quiénes no, pero a nivel de los movimientos sociales se está construyendo bastante marco de unidad.

El pasado sábado 20 de octubre se realizó la convocatoria a Luján por “Paz, Pan y Trabajo”. ¿Qué te pareció la respuesta mediática que se dio a dicha movilización?

 Realizaron un tratamiento ferocísimo. Yo no soy ingenuo: Los que estuvieron en esa misa querían generar un hecho político. Pero eso no es malo. Querían decir “en nuestra patria falta la paz, el pan y el trabajo”, consignas históricas de los tiempos de Saúl Ubaldini. No pidieron una misa para que Moyano no vaya preso. A mí me encantaría que este gobierno pidiera una misa por Paz, Pan y Trabajo. Sería un gesto de decir “que Dios nos ayude”. Sé que no lo van a pedir, y por eso les duele tanto. Porque ellos se ponen como los puros contra los impuros. No fue la misa de Moyano, no lo organizó ni lo pidió él. Fue una expresión de una buena parte de nuestra sociedad y de dirigentes, muchos de ellos absolutamente marcados por los medios hegemónicos. Con esto no estoy diciendo ni que sean santos ni ángeles… el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Vos viniste de España, ¿Cuántos años llevás viviendo en Argentina?

 Hace 30 años que vivo en América Latina, y 25 en Argentina.

Tiempo atrás dijiste que tu lugar en el mundo era la Isla Maciel…

Hasta ahora mi lugar en el mundo estaba en la Isla Maciel, como lo era el kilómetro 26,700 en la Ruta 3 en su momento. A diferencia de un inmigrante que se tiene que ir del país por necesidad, yo estoy en los barrios por gusto, y allí soy feliz con mi sacerdocio y mi fe en Jesús. Yo no creo en los cilicios ni en la mortificación, pero sí me duele cuando viene un pibe del barrio en la catequesis y dice “Padre, qué linda casa que tiene usted”. Y esto no es ningún palacio, pero en comparación a las casas de muchos de ellos, sí. En definitiva, mi lugar en el mundo va a ser en el lugar donde me toque estar. Lo que no quita que duela, y mucho, como les duele también a los inmigrantes cuando se tienen que ir por la fuerza.

Sabemos que te estás yendo de esta Diócesis. ¿Querés comentarnos las razones?

 Los voy a poner en contexto. Ya una vez me echó el Obispo que por entonces estaba en San Justo (Jorge Arturo Meinvielle) por una huelga de hambre que hicimos por la villa 31 de Retiro, en la época en que el intendente porteño era “topadora” Domínguez. Meinvielle era ideológicamente menemista, un hombre muy conservador. Ahí me recibió Justo Laguna en la Diócesis de Morón, y cuando se dividen yo quedo enclavado en la Diócesis de Merlo- Moreno. Yo soy de planta de Merlo Moreno, y estaba “prestado” a la Isla Maciel. Trabajé muchos años como enfermero profesional en la villa del Bajo Flores. Bergoglio me comentó que la Isla Maciel estaba sin sacerdote, y yo feliz de la vida de venirme acá. Las cosas con el tiempo se fueron tensando, por mi huelga de hambre por Milagro Sala, por algunas declaraciones públicas y si quieren, hasta por un modelo de Iglesia. Entonces el Obispo de Avellaneda hizo algo que está dentro de sus atribuciones, y me devolvió a mi Diócesis. No estoy de acuerdo en la forma ni en las maneras, impropia de un Pastor que escucha a sus ovejas… de hecho, no escuchó a las instituciones del barrio que solicitarion hablar con él… pero tampoco escuchó a los laicos de la parroquia. Es un modelo de Iglesia que no comparto, pero es la Iglesia de la que también formo parte.

Representa un golpe para la comunidad de la Isla…

 Desde mi visión, sí. Desde la visión del Obispo, no. Ahora vendrán dos sacerdotes. Nosotros pedíamos que venga uno, que es un pibe que quiere a los pobres, pero vino con una especie de interventor: Veremos qué margen de acción tiene para trabajar.

A partir de esta modificación forzosa de los planes que vendrías trabajando acá en la Isla, ¿Cuáles serán los desafíos que se te presentarán por delante, en la parroquia donde te toque trabajar en Merlo o Moreno?

 Los desafíos son siempre los mismos, son los desafíos del Evangelio. Jesús dijo “yo he venido a traer la Buena Noticia a los pobres”. La Buena Noticia para los pobres es recibir el pan de cada día… y en lo posible con dulce de leche, como me decía un ahijadito en la villa. Si bien las realidades pueden ser relativamente distintas, los contextos son iguales. Personalmente me siento a gusto viviendo en un barrio, una villa, un asentamiento. Y voy a estar ahí. Y si me toca ir a un lugar que no es pobre, también lo tenés que hacer desde la Opción por los Pobres. Y ahí la tarea es más difícil, lean la Parábola del Camello y la Aguja… están quienes lo tratan de reinterpretar para sacarle la radicalidad al Evangelio. En ese sentido, es más fácil predicar el Evangelio desde la Isla Maciel o un barrio popular de Moreno, que predicarlo en Puerto Madero. Pero el mensaje es y debe ser el mismo.

¿Qué sueños comparten los curas en la Opción por los Pobres a nivel social? ¿Cuáles son las esperanzas que les motorizan su caminar junto al pueblo?

 Los sueños, las utopías, nunca las vamos a ver en esta tierra pero ayudan a caminar. Es lo que celebramos en cada Misa: El pan partido y compartido. Es alguien que fue fiel hasta la muerte, pero que quería la vida para todos y para todas, o para todes, y Dios lo baja de la cruz. Hoy nuestra misión es seguir bajando de la cruz a los crucificados. ¿Qué es lo que ellos y nosotros ansiamos? Un mundo con fraternidad, con justicia, con igualdad, pero eso se tiene que dar en las estructuras. No sólo está el pecado individual; hoy vivimos en una sociedad de pecado estructural. No solamente aumenta la pobreza, además aumenta la desigualdad. Desde una visión cristiana, necesitamos de un Estado que distribuya la riqueza. El Papa Francisco dice que si dejamos libradas las cosas al mercado, el mercado tiene un único Dios, que es el Dios Dinero. Y ese Dios exige pleitesía. Necesitamos de un Estado que cuide el Bien Común, y que cuide sobre todo a los más pobres. La desigualdad es aún mucho más jodida que la pobreza. La mentalidad de la meritocracia hace estragos con aquello del “yo me lo gané”. La mentalidad cristiana, por el contrario, dice que esta tierra es de Dios, y por tanto es de todos y todas. Un Santo Padre, de los primeros, decía que el rico es como el que va al teatro, y porque él entró cree que la obra es sólo para él, y ya no deja entrar a nadie más. Que vos hayas pagado tu entrada no implica que no dejes entrar a los demás. Ese es el mundo por el cual intento pelear. A lo mejor no cambiás estructuralmente la sociedad, pero sí lográs cambiarle la realidad a una piba, a un pibe, a un abuelo, porque pudiste construir junto a otras personas las redes como para estar al lado de los desechos de este sistema.

El Evangelio aporta muchas reflexiones para fortalecer lo que estás afirmando…

 Es que el Mensaje del Evangelio es muy claro. El rico festejaba con festines todos los días, con ropas de calidad, y a sus pies el indigente que no podía agarrar ni las migajas. Ahora, en ningún momento la parábola dice que el rico sea malo y el pobre bueno. Por ahí ese pobre había sido un atorrante, un borracho… pero en la mentalidad Divina, ese hombre no tuvo compasión, no padeció la situación del otro. Claro, para eso tenés que compartir tus bienes. Para eso tenés que dejar que te saquen impuestos, que tengas retenciones… fijate que los empresarios del “campo” se siguen quejando de los impuestos que tienen. Los que exportan y ganaron más del doble sin hacer nada extraordinario en las últimas semanas. Son una acuarela de la ambición humana. Tenemos que tener otros criterios, por ejemplo los criterios evangélicos, para no patear al otro.

Recientemente se confirmó fecha para la beatificación de Monseñor Angelelli. Serás consciente de cómo viene fustigando, por ejemplo, el diario La Nación contra esa resolución del Vaticano. ¿Se tensa cada vez más esa cuerda que viene de larga data?

 Claramente. Es la famosa grieta. Pero el mundo es conflicto, y vos tenés que ponerte de un lado o del otro. Debemos intentar no digo superar los conflictos porque no se superan, pero no existe esa empanada que hacemos entre todos… si por darte otro ejemplo, yo estoy a favor del pequeño productor, no voy a cerrar la Secretaría de Agricultura Familiar, y este gobierno la cerró.

¿Y entonces…?

 Entonces yo tengo que enfrentarme sin más a este gobierno, porque no sólo le sacó las retenciones a los sectores concentrados del agro entre otros poderosos beneficiados con este sistema desigual, sino que además dejó sin ningún sustento a los pobres del campo. Lo que decide el Papa Francisco respecto a la beatificación de Angelelli, es modelo para la Fe de un cristiano, y por ende toca intereses de los mismos que lo asesinaron por “subversivo”. Francisco dice no, lo asesinaron por odio a la Fe. Angelelli organizaba a los pobres, formaba cooperativas, forjaba una Iglesia no sólo para los más pobres sino con ellos. Les sigue molestando Angelelli a quienes se creen los dueños de la verdad absoluta, y no lo son. Para nosotros es una inmensa alegría, como también lo es la canonización de Oscar Romero. Es muy importante que Romero hoy esté en los altares. Es una certificación de una Iglesia mártir, comprometida con los más pobres, que se jugó como se jugaba en su tiempo, incluso algunos entrando en movimientos revolucionarios… y que hoy aquellas luchas están reivindicadas en Romero, Angelelli y en tantos otros.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com