DEMOCRACIA AUTORITARIA

Nuestra historia, plagada de hechos fundamentales que marcan los hitos de etapas que se vivieron, nos pone hoy ante un inusitado cambio de rumbo que afecta la fisonomía político-social de nuestro pueblo. Vivimos tiempos complejos y confusos, envueltos en la vorágine de una mediocracia de gurúes y charlatanes oportunistas que pululan en la infinita ciénaga de los mediocres. Han matado a la política, en su lugar existe la representación, el show de lo mediático y lo virtual, el realismo mágico, la pos-verdad ante la indiferencia de una sociedad agobiada y desorientada.

Esta realidad asombra, desconcierta y obliga a pensar de una manera más amplia, ordenada y analítica que nos permita avizorar el futuro con fe. Pero es bueno saber dónde y qué posibilidades tenemos.  Porque es válido preguntarse, ¿estamos frente a un fin de Ciclo o al comienzo de una nueva Era?

Creo, ante el dramático tiempo que vivimos que estamos en el comienzo de un nuevo ciclo político, dominado por esa utópica esperanza. Adhiero a lo que sostiene un periodista nacional “Lo ocurrido en el 2015 fue una anomalía debida a factores externos o el principio de un nuevo ciclo que los comicios confirmarán o profundizarán”.

El gobierno de la República está, por vía democrática, en manos de una alianza entre la mafia, la oligarquía, la alta burguesía y la patria financiera, todos bajo la dirección de  Mauricio Macri Blanco Villegas, ese personaje nefasto, odioso e inmoral. Su origen es una mezcla de oligarquía terrateniente con añejos reflejos sicilianos de su padre Franco Macri, oriundo éste de las entrañas de Sicilia, descendiente a su vez de un linaje de albañiles peninsulares: Franco desembarcó en Buenos Aires allá por 1949.

Insertado en el mundo de las obras públicas; astuto, perseverante y de tradición mafiosa, hizo fortuna. Intentó incluirse en las esferas de la alta sociedad que lo ignoraban por ser producto de lo que llamaban la “Chusma Ultramarina”; unido en matrimonio con una dama de la oligarquía bonaerense logró insertarse pero nunca fue aceptado. He ahí el origen de quien hoy es el Primer Magistrado de la Nación.

El vértigo que su gobierno imprimió a la política desde que asumió el mandato, no tiene precedentes. Cargado de expresiones astutas, mentirosas, impone un totalitarismo que necesita destruir cada rastro de lo que se denomina dignidad humana y se convierte por obra y gracia de la democracia en el dictador del proletariado.  Se ha dicho del presidente que es un mentiroso serial —yo digo que no-. La mentira es el prodigioso instrumento de la hipocresía, porque ésta es más profunda que la mentira: la mentira puede ser accidental, la hipocresía es permanente. Por eso sostengo que Mauricio Macri Blanco Villegas, es un hipócrita.

Sin haber leído a Maquiavelo -la avara naturaleza le ha negado el exquisito placer de la lectura-, Rasputín su ideólogo lo introduce en el mundo del “Príncipe”. Entre ser querido y ser odiado, elige ser odiado, ser temido, provocar espanto nunca amor.

En suma, su programa de gobierno-estado totalitario, implica ser fuerte en el frente interno, débil en el externo. En el frente interno aplican la negación de la libertad individual, están dispuestos a reprimir a quienes se opongan a sus planes de gobierno; en el frente externo, total cobertura a capitales extranjeros y sus inversiones vía Banco Mundial y F.M.I.

Macri dispone de un gran poder político –no hay que subestimarlo-: gobierna con y para los hombres del poder económicos, una alquimia de cínicos que anulan la política y las utopías sociales.

Pero Aristóteles decía “cada forma política lleva en sí las causas de su ruina” y la derecha argentina, que por primera vez gana en elecciones democráticas, ha iniciado hace ya dos años su irreversible marcha hacia el museo de la historia.