DE PROFETAS Y SACERDOTES

Por:  Luis  Furio
(escrito allá por Marzo del año 2000)
   Nuestro país no vive al margen de los acontecimientos mundiales, y es así que lo primero que observamos en el panorama actual es la profunda ola de pesimismo histórico y cultural que se advierte en los grandes centros de poder mundial y que se irradia hacia América Latina. Decididos a resistir esa ola de pesimismo importado, observamos una de las más graves enfermedades morales que padece nuestra patria, la indiferencia política de la juventud argentina, factor de conservatismo social que beneficia a las clases privilegiadas. Si a esto le sumamos que las fuerzas profundas de la Argentina actual no están reflejadas en la clase política, el problema a resolver es difícil, pero no imposible. Es indudable que la indiferencia generalizada es la resultante del accionar de una dirigencia política alejada de las bases que la sustenta, renuentes a promover la crítica y el juicio de sus fracasos.   
  
   Hace unos años, uno de los más destacados psicoanalistas del Siglo XX, Erich Fromm, planteaba en uno de sus ensayos que tuvieron amplia difusión la diferencia entre “Profetas y Sacerdotes”. Para él, los profetas anuncian ideas y las viven, mensaje que aceptan millones de seres que aprueban sus ideas y también las viven. Simultáneamente aparece la otra categoría; los sacerdotes, quienes usufructúan para sus propios fines el dominio y control de la adhesión de la masa a las ideas.  Los profetas viven sus ideas, los sacerdotes las administran.     
  
   Esta teoría, sin ánimo de ofender, pero sí con la intención de dilucidar las razones por las que hemos llegado a esta situación, es aplicable a nuestro Movimiento Nacional Justicialista. Se hace entonces indispensable remitirnos a la historia: 1955, exilio del Gral. Perón y proscripción del peronismo. Lo cual otorga la posibilidad para el accionar de los Sacerdotes que, infiltraciones mediante, socavaron los cimientos del movimiento. El período 70-74, el regreso y muerte del gran líder marca el predominio de los Sacerdotes. La tragedia Cívico-militar-Eclesiástica del 76 con 30 mil desaparecidos debilitó al movimiento de cuadros medios que aún pensaban.  La década menemista produce el sistemático vaciamiento de Ideas, Doctrina y contenido del Movimiento.  
   
   Las elecciones de 1999 marcan la influencia de los sacerdotes; las ideas ya han desaparecido y quienes intentan reflotarlas son barridos del esquema partidario. Ignorar lo ocurrido en estos últimos 50 años dentro del peronismo, es negarse a interpretar los fracasos y negarnos la posibilidad de reconstruir la ideología.    

   Se impone entonces un cambio: lograr cambiar la imagen, cambiar la forma de operar, el Movimiento Nacional Justicialista debe volver a ser creíble, debemos construir sobre los fundamentos del pasado pero la construcción debe ser nueva, encontrar nuevas bases para la acción política sin abandonar las antiguas. Nuestra Doctrina contiene elementos que se deben proyectar hacia el futuro. Empeñarnos en unir y poner en marcha las fuerzas capaces de dar nueva vida al desgastado movimiento, es una tarea común para la que no hay invitaciones exclusivas.  De nosotros depende cerrar con éxito la gran parábola abierta hace ya medio siglo por el Gral. Juan Domingo Perón.