De “La Cantábrica” ¿al “Mare Tenebridus”?

La Cantábrica, hoy el Parque Industrial “La Cantábrica” ha sido un logro industrial desde 1902. Así reza el arco que la presenta, en Tres Arroyos al 300, Haedo. Tal vez en el límite de las dos grandes ciudades del este del Distrito de Morón.

Como fábrica metalúrgica nació por ese año en el barrio de Barracas, de la ciudad de Buenos Aires. De la mano de la iniciativa de metalúrgicos que venían del norte de España. Herederos étnicos tal vez de esos pueblos ibéricos que resistieron con bravura la invasión romana, pocos años antes del inicio de la era cristiana.

Esos asturianos habrían organizado una primera sociedad empresarial que hacia 1941 compraron el predio en Haedo, en la zona que hoy ocupa el complejo industrial. Complicado a fines de los setenta, por la política de la dictadura genocida, que se diversificó en los ochenta, entró en quiebra a inicios de los noventa, de la mano de “la creatividad” del innombrable.

[Disculpen que les traiga malos recuerdos, pero a veces los recuerdos, se transforman en Historia  imprescindible para el desarrollo de los Pueblos…]

Hubo quienes no dejaron de pensar en su recuperación y en etapas recientes, con pífanos y tambores, aportes económicos de la Nación y la presencia de la entonces Presidenta y el Licenciado Ghi, en su primer mandato, se continuó en su fortalecimiento.

Al menos así lo veíamos los vecinos menos avisados, los que recorremos a diario el extenso doble frente del Complejo (por la calle Valentín Gómez). La fila de largos camiones, en su vereda noreste, nos hablaba de reactivación del trabajo y de un futuro promisorio para todo el barrio.

Hace algunos meses, tal vez por mediados en 2022, en el sector con alambrado, que corresponde a la vereda sudoeste, comenzamos a ver una actividad inusitada a mediodía, con jóvenes muy trajeados en días fríos y en mangas de blancas camisas, al llegar la primavera. “Cursos de capacitación para los operarios”, supusimos algunos, siempre entre los más tiernos.

Pero algo había en esos nutridos grupos que luego, a media tarde, ya se retiraban, hacia la estación de  Morón (distante unas quince cuadras), mayoritariamente varones, que no los podía vincular a “los obreros de Morón”.

No eran tan bullangueros ni tan libres en su vestir. Algo olía a uniformados.

Y finalmente, preguntamos. Las respuestas no eran suficientemente claras.

Pero no tardamos en ser informados. Por la aparición de los definidos uniformes y una sigla que ya es leyenda: “UTOI”. Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas.

Si mi estupidez, es decir mi ternura extrema, hubiese persistido, podría haber pensado: “grupos calificados de policías, preparados para auxiliar a los vecinos, en esos dramáticos eventos conocidos como con víctimas múltiples”.

He iniciado un prudente reconocimiento. No se trata de eso.

A “nuestras autoridades” (cada vez las siento “menos mías”), parece no preocuparles ese tipo de cuestiones.

Si alguien tiene dudas, no tiene más que verlos desfilar. Y ver los móviles en los que se desplazarán.

Las imágenes que acompañan esta nota son las pocas que pude obtener. No soy fotógrafo profesional.

Si te preocupa el estacionamiento para tu vehículo en la zona, tené en cuenta que hay zonas reservadas. Una, de cerca de cien metros, es para  UTOI. Es lógico: no es “gente de a pie…”

Por eso la fila para lograr una plaza e ingresar a este espacio de progreso personal. El salario inicial no parece ser despreciable. Otro será, tal vez, el asunto de los ascensos.

¿Sabrán (se les habrá explicado adecuadamente) que están pagos para enfrentar a su propia gente?

Tal vez deban conocer esos versos de Joaquín Sabina (en “Canción para las manos de un soldado” – 1978).

“El soldado de mi pueblo
Antes ha sido albañil
Ahora ya no tiene pala
Lleva en la mano un fusil
¡Que frías tiene las manos
Alrededor del fusil!”

Y luego termina:

¿Qué vas a hacer tú, soldado,
Que antes has sido albañil?
¿Qué vas a hacer con tus manos
Y tu fusil?

Este grupo de élite depende de la Policía Bonaerense (es decir, están a cargo del prestigiado Doctor Sergio Berni, Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires) y fue creado por la Licenciada María Eugenia Vidal, a su paso (fructífero paso) por la gobernación de nuestra Provincia.

A poco menos de dos cuadras, en la intersección de Valentín Gómez e Intendente Goria, se sitúa otra instalación policial: “la Policía Local”. La que obtuvo, allá por inicios de la década pasada, la mejor ubicación disponible (con mejores accesos y mejor basamento). En franca competencia con una institución educativa pública: un profesorado, formador de docentes.

Que fue “a parar” a la vuelta. Donde “pudo ser…”

Los viejos manuales de Ética nos hubiesen dicho que las sociedades, las comunidades, que fortalecen sus instituciones educativas, no necesitan organizar la represión.

¿Te quedó claro?

 

Fe de erratas.

A la nota “De ´La Cantábrica´al ´Mare Tenebridus´”

Gracias a la advertencia del Sr. Juan Carlos Martínez, actual subsecretario de Parques Industriales y vecino prestigioso de Castelar, voy a corregir una información errónea que, evidentemente, resulta además en desmedro del Parque Industrial “La Cantábrica”.

Según me hace notar el Sr. Martínez, nada tiene que ver “La Cantábrica” (Parque Industrial público –desconozco en qué términos, porque resulta tener un Consejo de Administración, que el Sr. Martínez integra-), con el grupo de empresas vecinas (ubicadas cruzando la calle, solamente), una de las cuales (DECA, tal vez, la que estaría facilitando el espacio para  UTOI).

En fin hecha la aclaración y pedidas las disculpas del caso, quizá fuera oportuno que se conociese las diferencias entre las empresas y los organismos que funcionan en esa zona. Para algunos vecinos (sólo transeúntes, en algunos casos, como el mío), las diferencias no son tan evidentes y la localización de esa Unidad sigue preocupándonos, no solo por el lugar sino por su existencia y desarrollo acelerado en tiempos democráticos.

Edmundo Mario Zanini
eduardo.zanini@huellas-suburbanas.info