CUMBRE CELAC – UNIÓN EUROPEA: ESTA VEZ, LAS CARABELAS QUEDARON A LA DERIVA

Tras 8 años se volvieron a reunir los líderes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños [CELAC] con los de la Unión Europea en Bruselas. Dirigentes  de más de 50 países de América Latina y Europa se reunieron para abordar los principales desafíos de cara a las transformaciones económicas, políticas, sociales y tecnológicas que atraviesa el mundo.

Latinoamérica aportaba la expectativa de establecer una relación de igualdad entre ambos bloques que permitiese el desarrollo económico de ambas regiones. Pero los representantes de la UE se comportaron como meros intermediarios del discurso de Washington, justamente en esta región, históricamente agredida en forma constante por EE.UU. y sus súbditos europeos, presentando como los “malos”  a Rusia y China.

Dos planteos prioritarios traían los europeos bajo la manga, por encima de todo. Uno, era la invitación a participar de la Cumbre al filo-fascista Volodymyr Zelensky. Y el otro, la inclusión en la declaración final de una condena a Moscú por la guerra en Ucrania. Se canceló la presencia del  presidente ucraniano, a instancias de Charles Michel, el presidente del Consejo Europeo, luego de que los 33 países de la CELAC lo exigieran.

No fue casual el momento que eligieron para esta cumbre. Europa está atravesada por tasas de inflación descomunales y una gran crisis energética. El nazismo está resurgiendo. Un pequeño ejemplo es lo que sucede en Alemania, su principal economía. Según el FMI perderá un 0,3%, siendo la única que retrocede entre los países del G7. Además de la crisis energética, existe menor demanda de productos alemanes. Las proyecciones del Presupuesto 2024, indican serios recortes a prestaciones sociales, mientras aumentan los de defensa. Mientras esto sucede, Alternativa para Alemania, de ideología nazi, se posiciona como tercera fuerza nacional.

La problemática europea se profundizó luego del yerro histórico del año anterior.  Mientras ignoraron el golpe de estado de 2014 en Ucrania, la masacre de Odessa, los acuerdos de Minsk y durante 8 años hicieron oídos sordos al avance fascista y los muertos, reaccionaron el año pasado ante la intervención rusa. Impusieron sanciones coercitivas contra la Federación Rusa. Pero esas sanciones, contrariamente a lo previsto, impactaron sobre toda la economía de la UE.  Y complicaron aún más el contexto, gracias al aporte económico y militar al régimen ucraniano, fundamentados en decisiones políticas inconsultas para con sus ciudadanos

Dentro de este entorno, vieron la oportunidad para que Latinoamérica fuese el salvavidas que reparase sus errores. Organizaron esta Cumbre para ver y analizara cada Estado de nuestra región. Su principio básico fue erróneo: plantearon el conflicto en Ucrania como algo universal, cuando para la mayor parte del mundo es regional.

Creyeron recomponer su supremacía sobre esta parte del mundo. Algo perdido hace bastante tiempo. Como también parece ser que han perdido la memoria. Es  imposible comprender el discurso del jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell el pasado 3 de diciembre.  Ante la Asamblea Parlamentaria Europea-Latinoamericana (Eurolat), reivindicó valores como la colonización, el genocidio tras más de cinco siglos en América y episodios como la Conquista, preconizando ideas eurocentristas, racistas y discriminatorias. Defendió la colonización, y expresó: “Ya no nos sirven ni las rutas ni los mapas del pasado: como los descubridores y conquistadores: tenemos que inventar un nuevo mundo». Quizá interpretaron Latinoamérica no se iba a enterar.

En el encuentro tuvieron preponderancia las discusiones políticas por sobre las económicas debido a las ponencias traídas por la UE.

La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, pidió que la UE y América Latina y el Caribe mantengan relaciones fraternales, respetuosas y con reciprocidad, además de pasar “de las buenas intenciones” a las “soluciones”. Asimismo, solicitó la liberación de Julián Assange.

Luego expresó: “Como Presidenta, en año y medio al frente del gobierno, libro una dura batalla contra el crimen organizado, y su lógica capitalista del despojo, que corrompió los organismos operadores de justicia, y legalizó con leyes, contratos y concesiones público-privadas, el saqueo del Estado”.

“Los sectores más conservadores, neo-colonialistas, anti-democráticos, quieren que olvidemos el pasado, que nos sumamos en el marasmo de una amnesia histórica auto impuesta. Pero el que olvida o tergiversa la historia, seguramente la repetirá nuevamente”.

“Mi gobierno sufre sabotajes diarios, una feroz campaña mediática, incluso un lobby de los grupos más reaccionarios de Washington. Se renuevan las amenazas públicas, en medios y redes sociales, pero nuestro pueblo en resistencia está organizado, y saben que es materialmente imposible asestar un nuevo golpe de Estado”.

Dentro de los  cuestionamientos por parte de  Latinoamérica a la UE, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, criticó la posición de la UE respecto al conflicto en Ucrania y manifestó que en este se canalizan, para fines bélicos, «los recursos que son esenciales para la economía y los programas sociales».

Más tarde agregó que «recurrir a sanciones y bloqueos», como los que ha aplicado la UE sobre Rusia, «sin el amparo del derecho internacional, solo sirve para penalizar a las poblaciones más vulnerables».

El cierre del encuentro dejó más declaraciones que inversiones. Las presiones de la UE para asentar en el texto de la declaración final de la cumbre una condena a Moscú por la agresión de la OTAN contra Rusia fracasaron por la oposición de la CELAC. Solo quedó expresada la «preocupación por la guerra en curso contra Ucrania».

El cierre incluyó una declaración de 41 puntos. En ellos se alojan teorías relacionados al medio ambiente, como la lucha contra el cambio climático y el impulso a las energías renovables. También ponencias sobre salud pública y educación. En economía, hubo acuerdos con Chile, en lo relativo a materias primas críticas.  Se han realizado acuerdos  con Argentina y Uruguay en materia de energía.

Además, por primera vez, en una declaración de la Unión Europea se menciona específicamente a Islas Malvinas. Se han comprometido a tener en cuenta la posición histórica de la CELAC, es decir, las reivindicaciones de la República Argentina.

Según la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, “ha sido una excelente cumbre, ha sido como un nuevo comienzo» y que “esperan cerrar el pacto antes de fin de año”.  Por su lado Charles Michel, calificó la cita como un “éxito político”.

El formador de opinión Andrés Oppenheimer manifestó que la Cumbre terminó con una declaración final ridícula, que ni exigió libertades fundamentales en Cuba, Venezuela y Nicaragua, ni produjo una condena enérgica de la invasión rusa de Ucrania. Hubiera sido mucho más lógico para la UE, que había convocado esta cumbre para aumentar su influencia en América Latina, firmar acuerdos económicos sin una declaración final sobre cuestiones políticas.  Su razonamiento, más las pretensiones de la UE, dejan en claro cuáles eran los verdaderos objetivos que tenían.

Pero  un simple análisis, sólo nos va a traer más desconcierto. Han quedado reflejadas las contradicciones de un mundo que se está reseteando, mientras se espera el mundo nuevo que se está forjando.

Juan Carlos Dennin
juancarlos@huellas-suburbanas.info