Cuando la Corte no la corta

El presidente Alberto Fernández el día 16 de abril pidió a todos los argentinos cuidarse del coronavirus. Para eso tomó determinadas medidas a la par que fueron tomadas en otros países como por ejemplo en Europa o en gran parte de Estados Unidos donde las clases están suspendidas y el transporte público también se encuentra disminuido. Por ejemplo, en España los bares y restaurantes tienen que cerrar a las 17 horas.

Fue así que las medidas necesarias dictadas por el Presidente dieron la posibilidad de que el pueblo argentino pudiera cuidarse de contagiarse del coronavirus desde el marco del DNU dictado. Sin embargo, también aparecen en este tipo de situaciones la oportunidad para resurgir de la famosa grieta que vivenciamos en Argentina a lo largo de las últimas décadas. A este escriba no le sorprende que la derecha argentina aproveche situaciones de vulnerabilidad de muerte o de enfermedad para poder establecer sus criterios de negocios. En esta ocasión, toma una relevancia extraña la vieja frase de que la crisis es la oportunidad: la derecha local encuentra su caja de resonancia, mientras docentes y médicos luchan y mueren contra la pandemia de coronavirus.

Después de dispuestas las medidas, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió interponer una medida judicial, un amparo. A través de este mecanismo, la justicia de forma ágil y veloz permite al peticionante que detenga la marcha de alguna medida judicial ya que la ley presupone que existe un riesgo inminente y por eso su celeridad. Aunque por otro lado, en las primeras materias de la carrera de derecho de cualquier facultad a uno le enseñan que la justicia reposa sobre sus formas, sobre sus solemnidades, sobre sus rituales claramente establecidos por la ley. Es decir, la justicia para el derecho es un proceso mediante el cual se respetan a las partes  y está en consonancia con lo dictado por la ley y los tratados de derechos humanos. Sin embargo, en este caso vemos como el Jefe de Gobierno de la Ciudad Buenos Aires recurre a una sala municipal, que no puede tratar temas de jurisdicción nacional, tal el caso de la educación. Encontró el Jefe de Gobierno aliados en el poder judicial para tener a los menores de edad como rehenes. ¿Tendremos que reformar las currículas universitarias por esta grotesca actividad ilícita del tribunal porteño?

Quien escribe y quienes me conocen saben perfectamente que la política económica del gobierno nacional y su forma de hacer política en general no son de mi agrado, sino que entiendo que hay grave falencias, pero no puedo dejar de resaltar la excelente respuesta del presidente Fernández ante el pedido de inconstitucionalidad de Rodríguez Larreta, al avanzar en la línea política proponiéndole al Senado que trate una ley donde los criterios para definir cuarentenas y restricciones sean definidos por la ciencia y no por la política. En ese sentido, el presidente Fernández hace jugar también a todo su espacio político para que se comprometan en el impulso de esa ley y que fortalezcan al gobierno de cara a lo que se viene a lo largo de todo este año, ya que la pandemia pareciera que no va a terminar demasiado pronto. Se necesita espalda para imponer estas restricciones.

Al momento del cierre de esta nota, la Corte Suprema de Justicia de la Nación  le ha dado al Jefe de Gobierno porteño la razón para la presencialidad en las clases. Esta cuestión no solamente debe ser analizada desde la cuestión epidemiológica, ya que para imponer medidas en la sociedad es necesario tener el respaldo político suficiente. Lo que aquí estoy diciendo es que la Corte Suprema se sumó a la contienda política apoyando a Rodríguez Larreta en contra del Presidente de la Nación. La Corte haciendo política, no es ninguna novedad; la novedad es que se pliegue a la demencia del Jefe de Gobierno exponiendo a miles a, literalmente, morir.

Sin pretender cerrar la cuestión y dejarles con una pregunta como invitación a reflexionar sobre la labor política y la ciencia (relación que por momentos pareciera ser distante pero que en momentos como éste vemos más que clara su cercanía). Me pregunto entonces: Alberto Fernández y su decisión de activar a todos los dispositivos políticos, a todos sus jefes políticos, para avanzar en el tema de la justicia, cuestión que viene planteando ya hace varios meses, ¿Dejará que la Justicia siga su curso y preferirá el diálogo y los consensos, o empezará una lucha seria por reformar un reducto dictatorial como es la Justicia de esta democracia?

Este año habrá elecciones y todos estos elementos que mencionamos pesaran y ahí se harán valer.  Vayamos sacando las balanzas a ver qué pesa más.

Mauri Delpir
Mauri.Delpir@huellas-suburbanas.info