Coronavirus: ¿comunicar desde el riesgo o desde la crisis?

Por: Juan Manuel Senese

La situación de excepción que vive actualmente nuestro país como así también el resto del mundo, producido por la pandemia del coronavirus COVID-19, ha sucumbido directamente sobre los gobiernos que tienen que afrontar un emergente nuevo y peligroso. Si bien las medidas sanitarias para evitar una mayor propagación del virus son, sin lugar a dudas, las más relevantes dentro del engranaje estatal, el cuidado de la comunicación es un factor de altísimo voltaje a ser tenido en cuenta.

El miércoles 18 de marzo, mediante un encuentro digital transmitido por YouTube, el reconocido analista de la comunicación política, Mario Riorda, explicó las diferencias de dos conceptos centrales para entender el contexto y las formas más adecuadas para comunicar en la política gubernamental: comunicación de riesgo y comunicación de crisis. La primera tiene como objetivo la modificación de hábitos y de conductas diarias. Es una “gestión del miedo, algo que los gobiernos quieren evitar siempre porque prefieren dar noticias positivas, felices” (Mario Riorda). Es comunicar desde la alerta para no llegar a una crisis. La segunda, superado el contexto de riesgo, tiene como punto nodal dar certezas, seguridades, informaciones precisas. La Argentina se encuentra, siguiendo esta línea de análisis, en la fase comunicacional del riesgo.

La alerta de peligrosidad y el miedo

Luego del fracaso del voluntarismo individual pedido a quienes llegaban del extranjero de cumplir una cuarentena de prevención, el gobierno nacional decidió ajustar con disposiciones más estrictas para concientizar sobre el peligro real de una crisis potencial respecto al coronavirus (COVID-19). Para ello, Alberto Fernández dio una cadena nacional al horario prime time de la televisión, donde expuso de forma sintética lo nocivo que resultaría no cumplir con las advertencias que el gobierno venía anunciando. Además, sumó las primeras políticas públicas orientadas para prevenir la propagación del virus, que a su vez sirvieron para fomentar el miedo.

Mario Riorda afirma con respecto a este tópico que “el temor es el elemento que permite la modificación de una conducta, de un hábito”, y que sin ello se puede “correr el riesgo de caer en un voluntarismo peligroso”. Este segundo punto de la comunicación de riesgo, es la que se puede observar como la siguiente fase de la comunicación adoptada por el gobierno nacional. Una vez alertada la sociedad del potencial peligro, se utiliza el recurso del miedo para que aquellas consignas preventivas como el lavarse las manos, no tocarse la cara, o el distanciamiento social, pasen a ser cumplidas por la mayoría en su conjunto, y que se pueda generar definitivamente ese cambio en el comportamiento diario. Además, se efectúa mediante la comparación/contraste con los países más afectados: Italia, España o China.

Sin embargo, el sostén de una política comunicacional no se puede escindir de las políticas públicas adoptadas, sino que se sostienen en ellas. Es así que, para el fortalecimiento del miedo como motor de concientización social, se produjo una batería de disposiciones que conllevan la parte punitiva. De este modo, y sumado a la decisión del aislamiento social obligatorio, Alberto Fernández ha reiterado en varias ocasiones que el gobierno será “inflexible con hacer cumplir la ley”, apoyado en la legalidad por el decretado sancionado.

El llamado a la unidad

La utilización del hashtag #entretodosnoscuidamos viralizado en las distintas redes gubernamentales y de personajes políticos, apunta a esta solidaridad reclamada por el Presidente en reiteradas ocasiones. Esta estrategia orienta a construir un relato que supere las diferencias políticas para atender a la coyuntura de riesgo vivida, que se puede vislumbrar aún desde el plan simbólico, sentando a su lado a distintas figuras de la oposición, como es el caso de Horacio Rodríguez Larreta. Esta unidad evoca y se traslada en concepto de solidaridad contra la cultura meritocrática e individualista sostenida por la cultura del sistema capitalista.

Por último, y aunque el análisis comunicacional es más amplio y vasto para seguir excavando, es adecuado resaltar que la tonalidad y el ritmo en el habla de Alberto Fernández en cada aparición pública, ha favorecido a llevar un mayor grado de tranquilidad en la ciudadanía y ha sido bien recibido ante un emergente tan complicado a nivel mundial. Personificar el mandato de manera más centralizada en su propia figura como se puede deslizar de esta última semana, es también un método válido para momentos de desconcierto e inseguridad social.

Cuidar a la población también es ser cuidadosos con no inyectar una sobrecarga de información o con una comunicación que obedezca a una situación distinta a la que acontece. Acertar en comunicar desde el riesgo y no desde la crisis, es un paso que aporta dentro de esta excepcionalidad del presente.

Colaboradores diversos Huellas Suburbanas
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