Convicciones: Ese simpático recurso escaso

“Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”, Groucho Marx inmortal.

  Una caminata con visitas incluidas a diferentes bares de la ciudad de Morón, le generan a este servidor la posibilidad de interactuar con variados actores del micro-mundo de la política distrital… y también “olfatear” cierto tufillo que trasciende al escenario local y se difumina entre las fronteras provinciales, y algo más allá.

  Silencioso conocedor de las cada día mayores y más curiosas veleidades que manifiestan, acaso de una semana a la otra, buena parte de sus interlocutores respecto a los posicionamientos políticos de coyuntura, afloran las primeras conclusiones del sainete que, lejos de entretener, hace llorar al pueblo trabajador. Emergen los socialistas Pro, los peronistas “light” o en su variante “dialoguista”, renovadores sin programa innovador, radicales a la deriva, nacionalistas anticlericales y centroizquierdas papales… claro que todo ello es modificable, de ser preciso y si las circunstancias así lo exigen… fundamentalmente para que los intereses sectoriales avancen un casillero más en este juego de las negociaciones ajenas a las problemáticas concretas de la ciudadanía.

“Es como vivir teniendo sexo sin amor”, pensó el Mujik mientras pedía otra copa de una bebida espirituosa y le brotaban nostalgias de su lejana tierra al otro lado del mapa.

Si bien ya no se indigesta, el parroquiano aún no pierde una pizca de asombro e incredulidad con los vaivenes y variaciones bruscas, tanto en el discurso que se enuncia como en las actitudes que exponen no pocos dirigentes, y que le han sabido comunicar. La miseria tiene una “culpable” fundamental, que ya alcanza ciertos ribetes entre mezquinos y surrealistas: Cristina Fernández de Kirchner. Que si se presenta vamos con éste, y si no se presenta, con el otro. Que este es un traidor pero luego es mi referente indiscutido. O más dramático –desde un punto de vista cognitivo- es aún el recurso desprolijo pero desembozado con el que algunos, que hasta hace muy poco dilapidaban comentarios de índole “cloacal” contra pasado y presente del peronismo, ahora se abrazan y aseguran estar “construyendo” codo a codo con los no tan lejanamente denigrados.

El Mujik sorbió un último trago y, sin que se le mueva un músculo de la cara, pensó que lo mejor sería entrar a repartir puros golpes de tridente y guadaña, ávido de plantar y cosechar todo de nuevo, pero recordó que se encuentra lejos de su tierra natal, y las posibilidades se le reducen drásticamente, habida cuenta que por estas latitudes lo que prima en la hora presente es el diálogo… y la rosca, como elegantes y convenientes metodologías para la resolución –o en su defecto la licuación- de toda clase de conflictos que afectan, como casi siempre, a los de su amplia e incrementada clase social, tan grotescamente desposeída y estigmatizada.

Una vez más, los “tiempos” de la inmensa mayoría de los sugeridos, pensó el Mujik, no coinciden con la hora de la cena para tantos compatriotas que pasan hambre. Y entre tangos que brotaban de una disquería sobre 25 de Mayo, atisbó una mueca de hastío ya recurrente, al tiempo que se decía para sí “ellos están convencidos de que son la gente inteligente… y si no entendés o por lo menos no fingís comprenderles sus floridas fundamentaciones del vacío y la felicidad convertida en abstracción, alpiste chabón, ¡Que te garúe finito!”.