Continuidades

El 14 de noviembre del 2015; escribía estas reflexiones en mi diario íntimo:

“No puedo pensar demasiado al día siguiente de los hechos, si sé que los imperios han provocado el terrorismo, mientras existan los unos y los otros, los ricos y los pobres, y no se respete la alteridad, mientras se ataque a otro país… se declara la violencia. Los acuerdos de EEUU y Francia en relación al Islam son provocadores. Igualmente, y más allá de lo que apenas puedo insinuar, me solidarizo con las víctimas y el dolor de sus familiares, pero no olvido a Argelia, Siria, Afganistán, Irak, Palestina, al pueblo judío israelí y los atentados padecidos en nuestra Argentina, y así a tantos otros más, con el factor común de los atropellos y la falta de respeto del mundo neoliberal.

El terrorismo es la cara visible de la injusticia y su vocación de sangre y venganza, sólo en un mundo solidario donde la política y los DDHH globales, estén relacionados, lograremos sanar entre tanta crueldad.

En estos últimos días de febrero e inicios de marzo de 2022, puedo agregar o retomar con plena continuidad conceptual: Podría agregar filosóficamente, que mientras exista el pensamiento binario, y su repetición, jamás lograremos la tan declamada Paz Mundial.

El conflicto con Ucrania, merece ser analizado desde una perspectiva diferente, apelando al filósofo judío, Walter Benjamín, quien retoma la línea de la dialéctica hegeliana, y el pensamiento de Marx.  Anuncia, desde mi interpretación, el capítulo cuarto de la “Fenomenología del Espíritu“, a Hegel desde la dialéctica del amo y del esclavo, analizada luego por Marx, hasta devenir en la síntesis del concepto de Mesianismo trabajado por el mencionado Benjamín.

Esta realidad me transita desde las emociones. Allá por 1992 tuve la oportunidad de viajar y conocer buena parte de Europa del Este, la actual Rusia, Estonia, Ucrania… y digamos todo, fui testigo de la gran pobreza que reinaba por aquellas tierras, amén de su riquísima historia, palacios y bellezas arquitectónicas y naturales.

Foto de archivo de la autora. De su viaje por Ucrania (1992) ancianas lugareñas dirigiéndose al mercado

Una entiende que este debe ser el punto final para la violencia. Es como que, desde la dialéctica del Amo y del Esclavo, el que ostenta –aparentemente- el poder y el control de la situación, en verdad es un solitario, y aún en su propia miseria, nunca logra reconocer como persona al esclavo, al otro, al más débil. La mayor parte de la humanidad está en manos de muy pocos amos, y todos creemos, de algún modo, en lo que el amo dice o nos señala, y nos agrupamos en torno a ese líder… que siempre es una mentira. Y desde la mentira, es imposible crecer como humanidad.

PD: Cito al filósofo argentino Carlos Cullen, quien en su texto: “Fenomenología de la crisis moral”, cuyo subtítulo nos dice: “Sabiduría de la experiencia de los pueblos”, señala la hora del diálogo intercultural, como proceso histórico de y hacia un mundo globalizado.

No puede existir la concreción plena de Paz por intermedio de la guerra. No se puede pensar en el respeto por la vida… desde la exaltación de la muerte.

Edith Le Bas
elebas@huellassuburbanas.com.ar