Con la macro a otra parte

Pasó un tembladeral que sacudió los cimientos mismos del gobierno nacional, a partir de la ¿intempestiva? salida del cuestionado ministro de Economía, Martín Guzmán.

Ello aceleró sobremanera los tiempos para que el Presidente y la Vicepresidenta limen algunas asperezas –al menos, en apariencia- y acerquen posiciones para definir reemplazante para el funcionario renunciante. Silvina Batakis, como ya todos sabemos, fue la figura consensuada que ahora tendrá la ciclópea tarea de apagar un incendio económico y financiero tras otro, que aqueja no sólo a la fortaleza de quienes emiten órdenes desde Balcarce 50 y a las expectativas reeleccionistas del propio Alberto Fernández, sino muy especialmente a la constante pauperización de la vida cotidiana para la mayoría del pueblo trabajador argentino.

La realidad de las planillas Excel con un crecimiento sostenido y reducción formidable del desempleo, se dan de bruces contra la realidad más tangible de precios de la canasta básica por las nubes, encarecimiento brutal en la mayoría de los insumos para diversas áreas de la producción, y un empobrecimiento en rápido aumento de la franja mayoritaria de la población, que multiplica rebusques, ferias americanas y de trueque, e intentan, los más organizados, combatir a la inflación tejiendo redes solidarias y cooperativas de compra venta de productos de segundas marcas a bajo precio.

Son películas ya vistas y vividas con muchos gobiernos anteriores: cuando la propaganda se choca contra una realidad que dista mucho de ser la enunciada desde el oficialismo de turno, se produce una crisis de confianza e incluso de credibilidad hacia éste, de parte de un sector muy numeroso de la población, mayoritario para el caso, aunque de momento bastante poco cohesionado políticamente.

Para todas esas personas de carne y hueso, el futuro es hoy, y las urgencias más cotidianas claman por hallar solución ayer mismo, ya que mañana podrían incluso llegar con un mazazo aún más duro de la mano de la locura de los aumentos en los precios y tarifas varias.

En tal escenario, plantear la necesidad de salir a “convencer” o persuadir al menos parcialmente a esos millones de compatriotas que decidieron dejar de confiar en el rumbo prometido por el Frente de Todos de cara a un 2023 aún incierto, parece en el más educado de los casos, una acción apresurada, disparatada y políticamente suicida, cuando lo último que dichas franjas poblacionales desean en estos momentos, es que alguien vaya a pretender “catequizarlos” con las supuestas bonanzas que ya están llegando… pero que esos ciudadanos “no aprenden a observar”…

Bienestar, un mínimo de confort, movilidad social ascendente si no es demasiado pedir, y previsibilidad económica. Pilares básicos de lo que se puede y se debe ofrecer a una población que no quiere ni puede escuchar otra melodía que no tenga esos condimentos.

Entre tanto, claro, las luchas intestinas se generalizan a nivel de las más altas esferas dirigenciales del gobierno y también entre las principales fuerzas políticas de la oposición, y no escapan a esta lógica las tensiones en múltiples ámbitos sindicales, cuestión que específicamente en Morón viene teniendo su propio capítulo, con disputas de posicionamiento y enfoque al interior de la principal central sindical, tal como venimos informando en anteriores notas.

En verdad, desconocemos hasta qué punto el grueso del pueblo trabajador tolera todas esas pujas de poder y hasta dónde se ven afectados a causa de las mismas, o si la más gélida indiferencia ya reina en la mayoría de ellos. Lo que es un hecho, es que de no resolverse democrática y propositivamente cada uno de esos embrollos, el campo de nuestra escena social, política y económica, promete continuar embarrándose hasta rayar en el absurdo, y sin solución de continuidad aparente.

En tiempos de tamaña magnitud de dificultades socioeconómicas, la audacia y la astucia de los mejores cuadros políticos deberán brillar en su máximo esplendor, para hallar los modos y las herramientas que permitan superar esta etapa y transformarla en el inicio de un escenario futuro más venturoso para las grandes mayorías del pueblo argentino.

Las tantas veces reclamadas épicas  para la presente hora, pasan por resolver las problemáticas más básicas, sencillas y a la vez profundas de la población, recordando que para concretar una orientación nítida de ayuda a tales mayorías, es imposible preservar un equilibrio pleno con las minorías del establishment. Y ahí será cuando se pondrá a prueba, una vez más, de qué madera está hecha toda la cartera del Ejecutivo nacional y sus fuerzas legislativas, gobernaciones afines, intendencias y militancia en general.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com