Comienza el último round

Digámoslo de una vez: La ferocidad inescrupulosa de la interna plagada de conflictos de posicionamiento, vedetismos a la carta y viejas facturas impagas y aún por ser cobradas de algún modo, entre los principales referentes de nuestra derecha vernácula, permiten que la cartera gubernamental, expresada en el ya ¿exótico? Binomio compuesto por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, se mantenga de pie en el cuadrilátero, de a ratos contra las cuerdas, y por –escasos- momentos, generando espacios en el centro del ring.

Es tan pobre la expresión política del neoconservadurismo argentino, que ni siquiera con todo el resto de los resortes de poder e influencias varias en cuasi explícito apoyo (Poder Judicial en su mayoría, grandes multimedios creadores de “sentido de realidad”, gran empresariado sin más bandera que la del tradicional verde billete del norte), logran asestar el nocaut a quienes ejercen sus funciones públicas en Balcarce 50.

Con la base de sustentación popular en probable picada…

La brecha salarial entre trabajadores registrados y empleo informal, cuentapropistas, monotributistas y buscavidas varios, se agiganta entre la loca danza de inflación y paritarias, y va arrojando a un sector cada vez más numeroso de nuestro pueblo a una pobreza que no tiene casi nada de digna, y sí mucho de paupérrima, desesperante.

Luego, la dirigencia política y sindical declama que hay que resolver esa brecha, pero en la práctica bien tangible pasan los años, pasan los cuadros, pasan la vida de las personas y, como cantaría el inolvidable Pinti, “quedan los artistas…” los que bajo el maquillaje de honda preocupación, disfrutan de su holgura y no mueven un solo resorte real y concreto en aras de resolver, sin más dilaciones, la miseria cada vez más extrema de esa masa cuasi silenciosa, indefensa y abatida de nuestro pueblo, que observa cómo se le escapan los precios de sus alquileres, de sus frutas y verduras, de las proteínas esenciales para sus hijos, de la dignidad más básica y última de los elementos para el aseo personal.

Ante semejante escenario, ¿Qué hay de la solidaridad efectiva entre distintos sectores del mundo del trabajo? No sea cosa que cada cual esté atendiendo su juego, como el Don Pirulero… y no nos hayamos dado cuenta, o no nos queramos dar por enterados.

Pero, siempre, queda una reserva…

Si bien el gobierno continúa anunciando planes de obras, legislaciones amigables y otras cuestiones a priori positivas, harto sabido es que no ha podido, dizque ni querido, apretar las clavijas en donde más hacía falta para lanzar un fuerte plan de redistribución de las riquezas con sentido de justicia social. Una melodía conceptual que cada vez va quedando más alejada de nuestra realidad, y que tiende a generar un posible vacío identitario en buena parte del movimiento nacional, por no afirmar que ya ha comenzado a erosionar en tal dirección.

De todos modos, en este sinuoso sendero que nos va conduciendo hacia otro final de año con probables reclamos populares y ofensivas mediático judiciales contra la principal líder – cuando no del conjunto del campo nacional popular, por lo menos sí del kirchnerismo-  el propio caos intestino del bloque mayoritario opositor habilita la posibilidad de reeditar, en términos políticos, aquel milagro boxístico del ya lejano 1994, cuando Jorge “Locomotora” Castro sorprendió con un inesperado y demoledor nocaut a su contendiente, John David Jackson, quien le había propinado una brutal paliza hasta ese 9º round… aunque no lo había conseguido derribar por completo.

Somos argentinos, y sabemos de esas épicas, incluso aunque sucedan en el último instante. Con un 75% de la gestión ya consumada (y consumida), pareciera que el movimiento nacional popular va ingresando en la necesidad de reconstruir su propia épica. Esa que siempre encuentra firme apoyo en el conjunto mayoritario del pueblo argentino. Fuera de ello, la alternativa que queda es la de insistir en la estrategia desarrollada hasta el momento, que electoralmente tendrá el sabor de un simpático viaje en calesita… poco doloroso, pero que no te lleva a ninguna parte.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com