
07 Mar Che ¿qué esperás?
Parafraseando una canción de Divididos en esta oportunidad le quiero escribir a los varones para proponerles una consigna: ¿Cuándo ejerciste violencia de género? Les puedo asegurar que al menos UN ejemplo vas a encontrar si hurgan lo suficientemente profundo en su historia vital.
El tema es reconocerla, darse cuenta de que hay muchas formas de violencia que el patriarcado ejerce sobre nosotras. Las más extremas son la violación y la muerte (a veces combinadas).
Salgan de ahí porque no es necesario llegar tan lejos, quienes cometen estos dos delitos les puedo asegurar que no “empezaron” por ahí su accionar violento.
Pregúntense ustedes, hagan un listado, no hace falta que me lo cuenten a mí o que lo hagan público en sus redes sociales (aunque estaría bueno), ni siquiera les pido que lo escriban, tan solo piensen, pregúntense, cuestiónense. Cuando tengan una lista más o menos armada, comiencen a preguntarle a sus amigos, vecinos, compañeros de trabajo, familiares. Vamos a avanzar hasta la próxima estación de este viaje: pregúntenle al colectivero, al médico, al cajero del banco, al juez, a cualquier tipo al que no conozcan, al azar.
Hace años que la población objetivo de las políticas públicas en temas de violencia de género son las mujeres, las víctimas. A ellas les pedimos TOOOOOODO como diría Julieta Prandi (víctima de violencia de género por cierto). Tienen que ser autónomas económicamente, fuertes emocionalmente, decididas en sus puestos de trabajo, ambiciosas en sus aspiraciones, asertivas en sus decisiones.
Si todo esto falla y resultan ser dependientes económica y emocionalmente y mantienen un vínculo violento con su pareja, ahí se viene otra catarata de mandatos: hacer la denuncia, lograr que te la tomen (aunque te maltraten en la dependencia pública), sostener la “perimetral” manteniendo viva la denuncia. Claro que mientras tanto hay que trabajar, vivir, criar y acompañar a hijos/hijas durante años y tener la dicha de que en medio de un proceso judicial el tipo no viole “la perimetral” y la mate igual (conservando la tenencia de sus hijos/hijas a quienes ha dejado sin madre) o mate a sus propios hijos/hijas.
Eso en el caso de la violencia de pareja, ya si vamos a la violación, la lista de cosas que hay que hacer para evitarla se convierte sencillamente en inútil si te cruzás con una “manada” de lobos hambrientos que tienen que satisfacer una necesidad tan vital como violarte.
Ah no, pará ¿no es una necesidad fisiológica como hacer pis o salivar en la vereda? ¿Me estás jodiendo? Es cierto que hacer pis o salivar son cuestiones fisiológicas pero las mujeres simplemente no esparcimos material biológico (saliva y pis) por donde se nos den las regaladas ganas. ¿Nunca te pasó que vayas a tirar la basura a la puerta de tu casa y te encuentres con un miembro viril eyectando orina? O la misma situación en la parada de un colectivo o simplemente en cualquier lado, hasta tal punto que habiendo baños químicos en algún evento público te encuentres a los tipos “regando” su líquido por doquier fuera del baño…
Ni hablar de las veces que nos dan el espectáculo de la masturbación en cualquier momento y lugar.
¿Les da asco leer estas escenas? Pues espero que sí, que les revuelva el estómago chicos y que les provoque tanto asco que comiencen a “frenarse” entre ustedes. Que alguno, aunque sea uno de los que están posando sus ojos sobre este artículo, tenga los huevos suficientes (como dicen ustedes) para llegar al segundo paso de la propuesta que les hice.
Les repito el desafío: primero piensen en todas las veces que han sido violentos ustedes, después pregúntenselo a otros tipos, sientan esas miradas amenazantes que sólo ustedes saben hacer. Esas que tantas veces he tenido que soportar cuando les hago estos cuestionamientos y me tratan de “loca” de “feminazi” y tantas otras cosas más.
Hagan esa experiencia un día y verán los resultados. Ahora bien, pueden no hacer el desafío, pueden dejar todo como está, pero no se hagan los sorprendidos cuando seis pibes se turnan para violar a una piba porque como dicen varios muros de redes sociales “todas tenemos una amiga abusada pero nadie tiene un amigo abusador” pues claro que las cuentas no cierran.¿Saben por qué no cierran? Porque ustedes no se cuestionan nada, se cubren, se justifican, se perdonan las pequeñas acciones de cada día y como si fuera poco nos cuestionan a nosotras.
Se acerca el 8 de marzo y nunca falta el pelotudo que dice ¿Por qué tienen un día de la mujer y nosotros no tenemos un día del hombre?
Este 8 de marzo les propongo una cosa, empiecen a hacer la listita de todas las veces que ejercieron violencia hacia una mujer. Empiecen a cuestionar los chistes machistas, los videos pornográficos donde someten a una mujer que se mandan en sus grupos de varones, las formas despectivas que tienen de dirigirse hacia sus parejas, los “piropos” que nos gritan por la calle, las manos que nos meten o los miembros que nos apoyan en nuestras partes íntimas, las insinuaciones que nos hacen de manera velada para tener relaciones sexuales con nosotras (especialmente en el ámbito laboral- sindical- político partidario) y así podría seguir con la lista.
Mientras ustedes hacen esa tareita, nosotras vamos a salir a manifestar nuestra bronca, todas juntas, copando las calles, pintando las paredes, gritando nuestras consignas y algún día vamos a prender fuego todo, no sigan tirando de esa cuerda porque está cada vez más cerca de cortarse.