Capas geológicas de injusticia

Hay tendencias históricas en las sociedades basadas en la desigualdad, que nacen y evolucionan desde el sometimiento de unxs sobre otrxs.

El mestizaje americano es el producto de las violaciones de blancos sobre mujeres de pueblos originarios, esclavas y mulatas secuestradas de sus países de origen. Luego el desarrollo de amores y encuentros fue posible en el devenir de los pueblos, pero con esa cicatriz original.

Sólo imagínense los atractivos de europeos sucios (viajaban sólo los hombres y de acuerdo a las costumbres medievales, bañarse era costumbre judía y motivo de persecución), portadores de enfermedades y con la misma ropa por años, mezclado entre animales y comiendo carne…. para aztecas, mayas o aymaras, que se higienizaban periódicamente, que adoraban las flores y esencias, que elaboraban ropas coloridas y variadas con sus manos, en su mayor parte vegetarianas y con escasos mamíferos de convivencia (fuera de sus ocasionales compañerxs). Además, los europeos también secuestraron forzadamente músculos y carne africana para, grillete y látigo mediante, vivir del esfuerzo ajeno y obtener las escasas comodidades y placeres disponibles… a costa del esfuerzo ajeno.

Los religiosos tuvieron un papel en este proceso de encierro, castigo y violación forzada de los derechos humanos de mayorías durante siglos. El supuesto mensaje de Cristo al servicio de esto (por eso: Gracias Francisco por tu mensaje y práctica de hoy!)

Al hablar de inseguridad, piensen en las bodegas de esos barcos llenos de personas encadenadas, sin baños, con un puñado de polenta como alimento diario, sometidos a violaciones bajo pena de castigo… o tiburones. O en esos pueblos enteros forzados a trabajar en las minas con una vela en la cabeza sacando piedras de una montaña para una corta vida de pulmones destrozados…o la horca.

A fines del siglo XIX las sociedades europeas llegaron a un punto límite de conflictos generados por la misma maquinaria que se vendía como progreso. La concentración de la riqueza al mismo tiempo que hacía florecer la industria, destruía trabajo artesanal y despoblaba los campos. El empobrecimiento de regiones enteras de la Europa occidental expelía como descarte mayorías de campesinxs y trabajadorxs con poca calificación para las nuevas técnicas. Calabreses, napolitanos (recién devenidos italianos), andaluces, gallegxs, asturianxs…apenas españoles y cientos de miles pobres de las sociedades industriales literalmente expulsaron bocas “sobrantes” y brazos “inservibles”; podían tomar armas para exigir derecho u otro tipo de sociedad. La libertad, fraternidad e igualdad ya tenía propietarixs.

Los dueños / mandantes sudacas los importaron desde sus propias ideas de desigualdad e injusticia. Les prometieron tierras, que pocxs llegaron a tener, trabajo y riquezas (para contados, y luego de un par de generaciones de suerte y astucia). Los que se resistían eran devueltos forzosamente a sus patrias de origen. O fusilados, como en la Semana Trágica y la Patagonia Rebelde.

Se luchó mucho para dar vuelta esto. Muchxs gringxs sabían leer y trajeron libros. Anarquistas, socialistas, sindicalistas revolucionarios, luego comunistas, avanzaron en organización, aunque salvo los anarquistas, pocos llegaron a reconocer las tradiciones de resistencia de ese pueblo mestizo que comenzaba a dejar los campos y buscaba conchabo en talleres y fábricas. Que requerían un lenguaje y una mística que sintetizara su historia de luchas regionales, su religiosidad y hasta su propio folklore (ciencia del pueblo). Y entonces llegó Perón… y Eva.

Estudiando la Historia de nuestro pueblo, podemos comprender el origen, raíces y fundamentos últimos de los Milei, Bullrich, Macri, Vidal, Larreta y la murga de nuevos vendedores de injusticia. Reconocer sus consignas, armas y mercenarios publicitando hasta la náusea la desigualdad “natural” como bandera.

Y también podés hallar a lxs descendientes de originarixs y esclavxs, aquellos que hoy día usan gorritas en asentamientos y villas, los mestizos de tanos, gaitas y portugueses que aún pueblan barrios populares, entre morochos albañiles sin obra, cortadores de pasto sin obra social, descendientes de migrantes internos con derechos sostenidos a fuerza de sindicatos, plazas y votos.

Porque ahora tenemos eso: pueblo organizado, elecciones y peronismo… No es poco.

Gustavo Zapata
gustavo.zapata@huellas-suburbanas.info