Camino al #8M

Ya desde hace varios años Argentina es uno de los países donde mayor incidencia tiene el “Día de la Mujer Trabajadora”, habiendo dado un salto del clásico festejo del día de la mujer como una forma de felicitación por la femineidad construida socialmente, hacia una reivindicación por los derechos que faltan aún para una real equidad entre hombre y mujeres en nuestro país.

La propuesta de agrupaciones feministas como Mumalá, Ni Una Menos y diferentes ramas feministas de partidos políticos y sindicatos, es la del paro internacional de mujeres, en sintonía con otros países para demostrar la grandeza y el poder del sector femenino/feminizado de la sociedad. Ante la premisa de que el trabajo doméstico es mano de obra no remunerada, los últimos 8 de marzo la idea es que al parar las mujeres, se visibilice todo aquello que se ha naturalizado como “tarea femenina” socialmente exigida, para que se evidencie de una vez que no hay roles naturales en la sociedad, que las tareas que se nos han asignado son pura construcción de la red que mantiene en funcionamiento nuestras sociedad. (vale la pena aclarar, sociedades y estados modernos fundados y organizados por hombres, con solo pensar los nombres de quienes participaron en las revoluciones nos da cuenta de todo (revolución de mayo, revolución francesa: puras masculinidades ejerciendo sus privilegios, excepto la revolución rusa donde la presencia femenina supo tener otro peso)). Ahí es donde vale la pena recordar al gran y siempre vigente Foucault que afirmó que allí donde menos nos quieren hacer creer que hay poder, es donde más poder hay y es donde opera la microfísica del poder que a través de lo micro sostiene lo macro.

Si sos mujer occidental seguramente te criaron pensando que el rosa es tu color, que tenés que esperar a “que te levanten” si alguien te gusta, que si sos vos la que encara “sos una zorra”, que si demostrás que sentís placer “sos una puta” (a las mujeres sexualmente activas se las ha patologizado a través de la histeria, recibiendo tratamientos con electroshocks, etc.) , que el amor es heterosexual, monogámico y para toda la vida, que tu sueño tiene que ser “casarte de blanco” (aquellas mujeres que antiguamente escapan de esta norma tan tajante y quería intelectualizar su vida, eran quemadas en la hoguera por brujas), que tenés que ser una dama “calladita y buenita”, entre otras cuestiones clásicas. Como dice la grandísima Diana Maffia: a la mujer se le inculca desde chica que su propósito en la vida es encontrar el príncipe azul que la rescate y la llene de felicidad, a los varones desde pequeños se le dice que profesiones importantes van a tener, que marca van a dejar en el mundo, etc. Después venía la sociedad y te reafirma esas ideas: hay tareas laborales íntimamente ligadas a lo femenino (maestra, secretaria, enfermera, etc.), todo el mercado del consumo está orientado a mostrarte que algo mal tenes en tu cuerpo: o sos gorda, o tenés estrías, o tenés celulitis, o tenés frizz en el pelo, o no tenés lolas o no tenés cola. Algo malo en vos, mujer, siempre hay. Facu Arana habla por vos mujer y te dice que sólo te realizas si sos madre, y así podríamos seguir enumerando la cantidad de micro machismos con lxs que hemos sido criados, y desde donde nuestras subjetividades han sido construidas.

Pero desde hace unos años para acá, la revolución se está dando y a pasos bastante grandes, aunque no tanto como quisiéramos. Hoy, el cambio cultural, el viraje hacia una apertura se está dando en todos los niveles y sobre todo lo impulsa la organización de las mujeres como colectivo político dispuesto a pedir y reclamar todo aquello que se la ha sido negado. Por que nos vendieron que las mujeres somos re jodidas entre nosotras, que competimos, que nos envidiamos, que nos perjudicamos unas a otras. BUENO, SEPAN QUE NO ES ASÍ, los varones tendrán la fraternidad como forma de relacionarse desde la igualdad y la solidaridad, NOSOTRAS TENEMOS LA SORORIDAD, el hermoso sentimiento de empatía y amor entre las mujeres, nada de competencia, nada de envidias, acá todas somos iguales, porque el feminismo es eso, la equidad en los vínculos, entre nosotras y con lxs otrxs.

Los 8 de marzo recordamos que victorias hemos ganado y cuales nos faltan ganar. Tenemos la ley de cupo laboral femenino, tenemos la ley de identidad de género, tenemos la ley del matrimonio igualitario, tenemos el observatorio de violencia de la justicia, tenemos más y más agrupaciones no gubernamentales organizadas para combatir la violencia de género, tenemos ganas, tenemos fuerza y tenemos la justicia social de nuestro lado, como guía. Nos deben aún una real equidad en las oportunidades laborales, iguales salarios, una igualdad en las licencias por paternidad y maternidad en todos los trabajos, nos deben aún un cambio en la justicia patriarcal que ampara y justifica los femicidios, nos deben reales condenas a asesinos y violadores, nos deben dejar de culpar a las victimas por como se vestían, por su estilo de vida, por si les gustaba el sexo, por si les gustaba tomar alcohol, por si les gustaba salir a bailar, entre otras justificaciones qie terminan dando cuenta de que el cuerpo de la mujer sigue siendo objeto de consumo y propiedad de la sociedad. Porque siempre, claro está, lo malo se le atribuye a la mujer, basta con recordar a un libro histórico como La Biblia ¿gracias a quién lxs niñxs nacen con el pecado original? Gracias a Eva, quien se tentó y probó el fruto prohibido. ¡Grande Eva! Que la sociedad no te diga lo que tenés que hacer fue de las primeras conductas feministas de la historia. Nos deben los derechos laborales de lxs trabajadorxs sexuales para que por fin se deje la moralina de lo que se decide hacer con el propio cuerpo, nos deben la ley de interrupción voluntaria del embarazo porque sin aborto legal no hay ni una menos y nos deben la completa y total implementación de la Educación Sexual Integral, para que la sexualidad deje de ser tabú, para que el sexo deje de ser un lugar de poder patriarcal sobre las mujeres, para que se fomente y se informe la diversidad sexual y el respeto por las disidencias. Nos deben estas cosas y mucho más, pero por ellas vamos. El 8 nos vemos en la calle todes juntes mujeres cis, lesbianas, travestis, trans, no binarixs, LGTBIQ con sororidad y amor reclamando los derechos que nos deben para construir un mundo mejor y más justo. Si sos varón cis, ayuda reemplazando a tu compañera, generando espacios para que el 8M se lleve a cabo la huelga feminista sin riesgo de pérdida del puesto de trabajo. No nos cabe duda de que lo estamos construyendo, porque como nos recuerda una cumbia disidente (como dijo una de las primeras ensayistas feministas publicadas Emma Goldman “si no puedo bailar, no quiero ser parte de tu revolución” en 1934) ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven, abajo el patriarcado se va a caer, arriba el feminismo que va a vencer.

Rocío Rivera
rocio@huellas-suburbanas.info