Calmar la sed con agua de mar

La sed necesita agua dulce; si se ingiere agua salada el organismo sufrirá un colapso[1]. Esta verdad, conocida por muchos, hace que un náufrago en una balsa rodeado por el océano muera de sed.

Ese podría ser el destino de nuestra sociedad frente a las respuestas “punitivitas” al problema de la seguridad. Más policía, más cárceles, mejores armas son el mar para la sed que tenemos

 Aumentan los delitos ¡y nadie hace nada!

Esto es falso si se miran las estadísticas a nivel de la Provincia de Buenos Aires([2]) en el 2014 se cometieron 1500 homicidios dolosos; en el 2015 fueron 1240; en el 2016 fueron 1150; en el 2017 fueron 992; en 2018 fueron 992 y en 2019 fueron 904. Tomo el delito más grave y el cual es casi imposible de ocultar como una medida para constatar que no aumenta la violencia, que no deja de definirnos como una sociedad madura o por lo menos que aprende a convivir. Ahora, aunque el número venga bajando ¿Es alto o bajo?

Según el estudio mundial sobre el Homicidio de 2019 publicado en Viena por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) la tasa de homicidios intencionales (dolosos) en Argentina fue de 5.1 cada 100.000 habitantes, por debajo del promedio mundial de 6.1 y muy inferior a la tasa general del continente americano, que trepa a 17.2 cada 100.000 habitantes ([3]).

 El problema es la impunidad: ¡los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra!

 Esta expresión tan popular se la escuché a uno de los ex-secretarios de Seguridad del entonces Gobernador Daniel Scioli, Alejandro Granados. El tema es por qué algunos funcionarios necesitan mentir tanto  para fundamentar sus posiciones.

En la Argentina para el cálculo de la tasa de encarcelamiento se toma la población estimada por el Indec para el año 2018, que es de 44.494.502. Si se incluye a los detenidos en comisarías, la población se eleva a 103.209 y la tasa sería de 232 detenidos cada 100.000 habitantes.

Comparada con la de otros países, la tasa de encarcelamiento es de media para alta; EEUU tiene la primera posición con 655 presos cada 100000 habitantes; Japón la más baja  41 cada 100.000 ([4]).

En el año 2002 la tasa de encarcelamiento era de 123 cada 100.000 y en estos 18 años casi se ha duplicado y nadie dice que baje la sensación de in-seguridad.

 Hace falta más policía

En total hay 93.861 efectivos (entre agentes y escalafones administrativos) para un total de 17.020.012 millones de habitantes, de acuerdo a las estimaciones de población del ministerio de Economía provincial. Estas cifras son del 17 enero 2018. ¿Son muchos o pocos?

Estas cifras, para ser comparadas, hay que traducirlas a cantidad de casos por 100.000 habitantes o sea son 551/100.000 hab.

Para hacer la comparación, se puede ver que China tiene tan sólo 120 policías cada 100 mil personas. India tiene 130 cada 100 mil y EEUU, 248 cada 100 mil.

En América Latina, la Argentina es –proporcionalmente- el país con mayor cantidad de policías: 558 cada 100 mil personas. Lo sigue de cerca Uruguay (542 cada 100.000)[5].

Como se pude ver, La bonaerense supera la media nacional, más que duplica a la policía de EEUU y es 4 veces y media más que la China, que es uno de los países con menor tasa de criminalidad del mundo.

Epílogo

En la provincia de Buenos Aires no aumentan los delitos graves; la cantidad de personas presas es cada vez más grande y tenemos un número altísimo de policías por habitante.

Igual queremos y corresponde mejorar la situación en cuanto a seguridad, pero para sorpresa de este cronista, la respuesta es más policía y cárceles. Lo cual, mirando los números a vuelo de pájaro, se ve que no sirve para nada y, es más, agrava situaciones existentes.

La corrupción policial, el gatillo fácil y otros crímenes policiales aumentan si uno suma efectivos sin encarar reformas profundas. Las cárceles seguirán siendo escuelas de delito y lugares de violación de DDHH si no se las reforma adecuadamente.

En síntesis para la sed de justicia y seguridad, estos reclamos son como agua de mar.

[1]La alta concentración de sal del agua de mar hace que al beberla los riñones se pongan en marcha para filtrar y eliminar el exceso de sodio a través de la orina. Eso hace que al final perdamos más agua que la podemos haber bebido con el riesgo de deshidratación que eso supone

[2]https://www.argentina.gob.ar/seguridad/estadisticascriminales

[3]https://www.clarin.com/policiales/argentina-tasas-homicidios-bajas-region_0_IB2xKdegJ.html

[4]Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.Dirección Nacional de Política Criminal en materia de Justicia y Legislación Penal Subsecretaría de Política Criminal

Secretaría de Justicia

[5]https://www.infobae.com/2014/10/19/1602698-el-mapa-del-dia-los-paises-mas-cantidad-policias/

Gabriel Sarfati
gabriel.sarfati@huellas-suburbanas.info