“Aunque no ocupen las primeras planas, hay mucha gente que sigue compartiendo su tiempo, su pan, su sonrisa, su capacidad de escuchar”

Entrevista al Pbro. Martín Bernal, párroco de la Catedral de Morón “Nuestra Señora del Bueno Viaje”

Conversamos con el padre Martín Bernal, con quien mantenemos una entrañable relación tanto desde la confluencia en la fe, como desde el intercambio de ideas en materia profesional. En esta oportunidad, el equipo de comunicación de la Catedral también socializó y colaboró con Huellas al preparar el material en formato audiovisual, que tenemos a disposición de nuestro público lector que así lo solicite.

El entrevistado es claramente para el ámbito moronense, una brisa fresca para analizar, desde diferentes ángulos  a los consabidos de la política, y contribuir a que podamos pensar el mundo en que vivimos, la cuestión de las “grietas” a nivel mundial, entendidas como algo inherente al propio ser humano, la necesidad de recuperar el diálogo personal, franco, la fraternidad y que podamos ver que, mucho más allá de los intereses creados por los grandes multimedios y quienes los apuntalan y se nutren de ellos, hay una vasta porción de nuestra sociedad que aún construye lazos de solidaridad, resistencias, y amor entre pares.

Martín, buenas tardes, encantado de tener esta oportunidad de conversar cara a cara en este ambiente sereno.

Gracias Daniel, y mi alegría de estar junto a vos y a toda la gente de Huellas Suburbanas.

Martín, venía reflexionando: hombre de la Iglesia, comunicador, arquitecto, cinéfilo otrora jurado del festival internacional de cine en Cannes, lo cual constituye una perspectiva amplia y enriquecedora para analizar desde distintos tópicos el mundo en que vivimos. ¿Cómo percibís a esta humanidad que constituimos en nuestro tiempo, que pareciera resistirse a abandonar las guerras y el post pandemia, quizás, demora en traer esa mejor sociedad que se ansiaba?

Hacía muchos años que estábamos experimentando un final de época. Había signos concretos, que de alguna manera los pensadores, el Papa Francisco entre ellos, fueron marcando. Signos que tenían que ver con ese agotamiento y ese uso abusivo de la naturaleza. Signos que tenían que ver con ese agotamiento y esa realidad de una cultura y una sociedad de mercado, que generaba exclusión, pobreza, las burbujas inmobiliarias… distintos momentos esenciales para cambiar, y aquellos que tenían la capacidad de decisión no hicieron más que emparchar y que sigan las cosas. La pandemia y ahora la guerra, mostraron a una humanidad socialmente devastada.

Devastada… y frágil

Uno pensaba que, de pronto, países centrales tendrían sistemas de salud que podían atacar y contener, y resultaron ser los sistemas de salud más endebles.

¿Qué hacer en semejante contexto?

Ante todo, como creyente, uno tiene que poner una confianza en que hay algo que nos excede, nos trasciende y que nos anima a mirar todo esto. Habíamos olvidado nuestras propias raíces. Somos un país con distintas olas inmigratorias, que llegaron en barcos dejando atrás toda su historia. Y vinieron a construir. Entonces, esa especie de confort y conexión que nos ha procurado el desarrollo tecnológico actual, también nos hizo perder la idea de los límites de la condición humana. El gran desafío que hoy tenemos, me parece, es integrar todo eso. Días atrás pensaba cuando se crearon las Naciones Unidas, todas realidades después de las grandes guerras, en una apuesta de un mundo integrado. Y hoy todo eso no tiene una entidad ni fuerza para detener una guerra.

Se muestran estériles y quedan en lo declamatorio…

Declamatorio y decorativo. Eso también nos alerta, de hecho a nosotros como Iglesia, a nunca perder nuestra capacidad profética. La profecía no significa augurar desgracias; significa augurar futuro pero también denunciar lo que no está bien. En esa denuncia uno compromete la construcción de algo nuevo.

En esa denuncia, y el caso del Papa Francisco es contundente, esta iglesia se pone en una posición de enfrentamiento contra los grandes poderes fácticos del mundo.

Exacto. La iglesia, fiel al espíritu, debe denunciar. De hecho, la cruz que recibe Jesucristo y en la cual es clavado, es fruto de un proyecto que se opone al reino de hermandad que él viene a anunciar de parte de Dios Padre. El poder político y religioso llevaron a Jesucristo a la crucifixión. Hoy siguen existiendo los crucificados del mundo, que siguen reclamándole al poder algo distinto. Pero, mirando toda la historia de la humanidad, no hay nada que perdure para siempre, se van corroyendo las bases mismas de algo que en su momento fue sostenido, tenía una dirección, y luego terminó degradado.

Y en este contexto que tan bien describís, hay un elemento en occidente, que trasciende largamente a nuestro país, y es que estas sociedades están signadas por las “grietas”. Probablemente los grandes medios de comunicación influyen en todo ello, y sólo sirven para alterar el humor social… mientras la toma de decisiones transita otros carriles.

A mí me parece que la grieta está en el corazón del ser humano; es inherente, somos seres en tensión. Lo que sí es verdad, es que hay circunstancias, hechos, contextos que hacen prosperar adentro de cada corazón, esas grietas. Y hay otros hechos que hacen que esa grieta dé lugar a una concepción más fraterna, de diálogo, de encuentro. Francisco propone recuperar la cultura del diálogo, la conversación. Hoy tenemos una gran interconexión y cámaras de eco generadas por los medios de comunicación y las tecnologías; y detrás de todo eso, hay un gran negocio. Por si fuera poco, ya se dieron cuenta que escuchar cosas que difieran de lo que yo creo o pienso, me hacen mudar de red. Entonces generaron, a través de los algoritmos, que a cada persona le lleguen solamente los temas que le agraden. Eso nos va haciendo perder la capacidad de diálogo y confronte. Una discusión que nos enriquezca. Y detrás de todo esto se montan proyectos de poder, hegemonías, autoritarismos…

Quizás un desafío, en apariencia simple pero, en este contexto, bastante complejo, sea volver a las fuentes, a la capacidad de conversar con el vecino del barrio, otorgarse un tiempo más para tener mayor cercanía con el prójimo.

Totalmente. La vuelta está desde lo concreto y real. Para todos aquellos que tenemos una conexión con los procesos de comunicación, sea el llenar esos procesos de comunicación de cosas reales y no ficticias o interesadas. Nosotros, por ejemplo, desde la Catedral hemos desarrollado el streaming de las celebraciones; no estamos haciendo un show, sino simplemente celebrar los sacramentos de una manera que pueda llegar al otro, integrándolo. Sin golpes bajos ni efectos digitales.

Vienen desarrollando muchas actividades y obras en estos últimos años en la Catedral.

Siento que uno es heredero, en este caso, de 292 años de vida parroquial. Eso para los moronenses es un regalo y una tarea enorme. Desde ahí tenemos que dar respuesta a lo concreto. Lo social, las situaciones de calle. De mucha desesperación, necesidad de escucha… y todo lo tratamos de ir integrando.

El comedor es una obra enorme…

La Posta de la Virgen es una obra muy grande, que a Dios gracias, con recursos propios, con la vida y el corazón de voluntarios y donantes… se sostiene para aquellos que sienten cada semana que van a encontrar mucho más que un plato de comida. Nosotros queremos que esas personas también se alimenten desde lo humano. Que sepan que somos todos hermanos, y no pueden quedar ausentes de la mesa de los demás.

Sé que te gusta la música y la poesía, Martín. Hay un viejo tango de Enrique S. Discépolo, llamado “Tormenta” en que tiene un reclamo imaginario hacia Dios; hombre dominado por la angustia pero ansioso de seguir creyendo. Y  en determinado momento del tango, le pide a Dios que le conceda una muestra para aferrarse a la fe. Danos un mensaje, Martín, especialmente para aquellos lectores que no la han pasado bien durante este prolongado período que venimos teniendo con la pandemia, para levantar un poquito el ánimo.

Alguna vez un autor dijo que lo cristiano no es explicar, sino compartir. Y compartiendo se articula una respuesta. Creo que hoy estamos en esa realidad. Muchas veces hemos querido explicar aún lo inexplicable. Hoy me parece importante que sepamos que, aunque no ocupen las primeras planas, hay mucha gente que siguen compartiendo su tiempo, su pan, su sonrisa, su capacidad de escuchar. Si uno siente que eso no es así, tal vez tenga que salir un poquito de esa angustia que a veces nos nubla, y ver esta realidad concreta. Como bien dijiste, el sentarnos en una mesa y charlar, puede ser el comienzo de algo maravilloso.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com