
02 Abr Arte operacional
2 de abril, en Homenaje a nuestros veteranos, ¡alzamos la vida!
¿Cómo vencieron los soviéticos al mejor ejército del mundo de su tiempo? Con una estrategia que ponía la política adelante de lo militar y que no daba descanso al enemigo. Una canción de esos tiempos decía “necesitamos una victoria más….”. O interpretando a los chavistas, una victoria popular sólo se consolida con otra.
La derecha desaforada aprendió lo que sintetizó en su momento, el ahora en desgracia Esteban Bulrich lo supo advertir: nos tiran 12 temas para que nos concentremos en algunos y mientras tanto, pasan los otros. Hoy son la dolarización, el regreso de un afeitado López Murphy (el del arancelamiento universitario… ¿se acuerdan?) y el calvo Domingo Cavallo (el que produjo el 2001, ¿les suena?), la “casta política” (de un pelucón que siempre vivió de billetes estatales…), los permanentes recursos de amparo para impedir que toquemos sus privilegios, llevar todas las causas de espionaje macrista a la república autónoma de Comodoro PY (gracias Don Horacio), carteles de “Cristina asesina” o destruir su estatua en el sur, la ametralladora de mentiras de sus medios y mercenarios con carnet… y siguen las firmas.
Nosotros, empantanados en una incomprensible interna (desde la dimensión de lo que tenemos enfrente…) respondemos con cobrarle la deuda a los que la fugaron, una iniciativa que debiera asumir el volumen de causa nacional, si es evaluada en su integralidad. Es un buen comienzo, pero, ¿Y después?
Necesitamos salir del internismo con política, banderas positivas para sumar entusiasmo y mística. No se lo podemos pedir sólo a lxs jóvenes, pero CON ELLXS tenemos que poner a prueba nuestra capacidad para empujar la frontera de lo posible hacia lo necesario.
Se vienen tiempos duros, porque los ecos de Ucrania se van a sentir cada vez con más fuerza en la guerra que nos declararon los que ponen los precios para voltear nuestros salarios y jubilaciones. El precio del petróleo, el gas y la comida subirán al ritmo de la especulación de los mercados norteamericanos donde aún se fija el precio de la vida.
Y nuestros primates con cuenta bancaria miran primero esos números y después miden si sus “negros” pueden bancarlo o se resistirán. Saben que, pase lo que pase, podrán exportar ganancias sin pagar impuestos, porque su ex- presidente ya desmanteló el sistema de control.
Pero, ¿Cómo encolumnar a tantos dispersos y confusos? Organizando mayorías y militando banderas postergadas para circunstancias como las que vivimos.
Es hora de pensar en un ingreso universal: en la pandemia ya descubrimos que no hay plan pequeño para asistir a los que se quedan afuera del laburo, del consumo de lo básico, la salud, el alimento. Y es momento de ver cómo repartimos mejor el trabajo para que todos puedan llegar a ordenar su vida con un sueldo y cobertura social. O de organizar con más fuerza a tantos productores pequeños de alimentos y productos básicos, para dejar de necesitar tanto de los monopolios y apostar de una buena vez por la soberanía alimentaria. O de reactivar el ferrocarril para volver a poblar el interior y dejar de amontonarnos en una mega ciudad de desesperados y contaminados, incentivar la producción cultural de tantos artístas a la gorra o a poncho.
Digo, esto es sólo un punteo para empezar… Se trata de no dejarlos respirar, cabalgando una épica de avance tras otro. Movilizar y mostrar la fuerza de una verdadera transformación. Por lo menos lxs trabajadorxs sabemos de eso.
Es tiempo de medidas extraordinarias para una época desequilibrada.