Argentina sin soberanía geoestratégica

En términos de soberanía, no es menor la instalación de las bases militares norteamericanas en Misiones y Tierra del Fuego.

En Misiones, con la excusa del terrorismo y el narcotráfico, se instalan sobre el Acuífero Guaraní (tercero en reservas mundiales). En el sur ni siquiera buscan pretextos, ya que es un asunto geoestratégico. Ésta se emplaza para preservar los pasos interoceánicos: el canal de Beagle y el estrecho Magallanes, la explotación futura del continente Antártico y permitir la explotación del Mar Continental Argentino, en conjunto con la base de la OTAN en Malvinas.

Mientras se discute la instalación de una base en la provincia de Jujuy para aislar a Bolivia, mantener presa a Milagro, neutralizar a la Túpac Amaru y proteger los recursos de litio a explotar, ya que es la segunda reserva mundial de ese material estratégico para el desarrollo científico-tecnológico del siglo XXI. Estas tres bases implican el avasallamiento de nuestra soberanía territorial y la apropiación de nuestros recursos naturales.

 Malvinas                                                                                               

La actual situación derivada de la firma del acuerdo con el Reino Unido por parte de la cancillería argentina, es correlato de la carta enviada por Mauricio Macri a Theresa May, pidiéndole apoyo para la candidatura de Susana Malcorra a la secretaría general de la ONU. La primera ministra le contestó afirmativamente, pero a cambio le pidió aliviar las condiciones de manejo estratégico, especialmente en lo económico de la posesión colonial. El gobierno Argentino accedió graciosamente en su afán de “volver al mundo”.  Con lo cual la base de la OTAN en Malvinas, no sólo tendrá condiciones menos onerosas para operar, ya que le llegarán los insumos logísticos sin rodeos, sino que podrán controlar la explotación continental argentina. Este acuerdo es similar al Pacto Roca-Runciman, que determinó la titularidad colonial económica de los ingleses en nuestro país. Así, el diseño estratégico del país queda subordinado a los planes  de EEUU para los próximos años, en donde la región, incluida la Argentina, cumplirá un rol de fortalecimiento del mundo unipolar, imperial y hegemónico

Soberanía es la capacidad de los pueblos de tomar sus propias determinaciones, caminos y políticas estratégicas, sin depender de terceros, ni tener que someter sus decisiones a controles o auditorías externas. Abarca desde la diplomacia hasta la economía, cimentando un perfil e identidad nacional y regional, independiente y libre en el concierto de las naciones. No es una palabra hueca, es una decisión política.

 Traslado del Centro de Control Aéreo

La decisión de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), dependiente del Ministerio de Transporte de la Nación, de trasladar desde diciembre el Centro de Control Aéreo de Comodoro   Rivadavia a la ciudad de Córdoba, no sólo afectará la continuidad laboral de las 35 personas que trabajan en ese organismo, sino se pierde el control de la soberanía en el Atlántico Sur.

Desde un punto de vista geopolítico y geoestratégico, se abandona  la vigilancia del espacio aéreo de la zona antártica y las Islas Malvinas y de todo el Atlántico Sur hasta un punto intermedio entre Argentina y Sudáfrica a la altura de la Patagonia, lo que demuestra que desde lo geopolítico no tenemos plan estratégico sobre qué hacer con el tema Malvinas, Atlántico Sur y La Antártida.

 Cambiemos remata edificios históricos    

A raíz de una petición que se viralizó en las redes sociales, se dio a conocer que el poder Ejecutivo sacó un decreto, en el cual pone a la venta 17 edificios. Uno de ellos, es la sede del Instituto Antártico Argentino, y a su vez, es sede de la Dirección Nacional del Antártico.

La Antártida es la mayor reserva de agua dulce del mundo y tiene  también reservas de hidrocarburos. En 2041 termina la prohibición para la explotación de recursos naturales de la Antártida. Es un acuerdo que está en el tratado Antártico del que somos parte. En principio se supone, que el acuerdo se renovaría por 50 años más.Pero hay presiones de grandes corporaciones para que no sea renovado. Todo esto se juega en el Atlántico Sur. Son intereses geoestratégicos muy importantes y nosotros pareciera que no lo tenemos claro.