
14 Ene Argentina, Francia, Turquía, Kurdistán: Crónicas de viaje
París, Francia.
Octava movilización de los Gilets Jaunes franceses. 50 000 personas movilizadas en todo el país el día sábado 5 de enero 2019, con una presencia más importante en el interior y menos consistente en París, siempre con algunos choques violentos con la policía. Charlar con los participantes alrededor del barrio Saint-Michel permite aclarar varios elementos que circulan en las redes: clara sensación de abandono y cansancio de la actitud del gobierno francés, que niega la realidad de los/las de abajo y de los sectores vulnerados, continuidad del ciclo de transferencia fiscal, iniciado con los mandatos de Sarkozy/Hollande (ver gráfico más abajo de Alternatives Economiques), fisionomía muy diversa y de «desborde» del movimiento, grado de politización relativo del movimiento (33% son apolíticos según distintos estudios), rechazo de la violencia y de las infiltraciones externas del movimiento. A través del movimiento piquetero, se expresan fracturas territoriales y sociales que van creciendo (interior del país, segmentos sociales menos formados, las cuestiones centrales son: ingresos, vivienda, clima, movilidad descendiente de las clases media, territorios postergados…etc).
Es útil recordar que Francia, tanto a la izquierda como a la derecha, no emprendió reformas estructurales desde los años 75′ (a contrario de Alemania por ejemplo) y sigue manifestando una dejadez en sus políticas sociales, de integración, su dinamismo económico…etc, cuyo precio, de algún modo, se mide en la profundización de estas fracturas. Al igual que el movimiento ciudadano anterior #NuitDebout, existe una dificultad de establecer una conducción del movimiento con la «pequeña burguesía» que lo impulsa. No hay por ahora un «Podemos» francés que se construye en las raíces de este proceso. El gobierno, en sus declaraciones oficiales, parece preferir no interpretar seriamente el desborde de este movimiento – si bien se plantea un Referéndum de Iniciativa ciudadana, un Gran debate nacional y algunas revisiones de los tarifazos (cuesta a muchos actores entender el movimiento por lo que se lee en análisis y prensa). La política del presidente Macron, que personalmente contemplo como una interesante política pro-europea y reformista – pero excesivamente liberal y centralista – tiene pertinencia a nivel nacional y europeo, dada la imperiosa necesidad de una mayor integración regional y del significativo desgaste operado por la globalización en la sociedades europeas. En definitiva, Francia hace frente a sus propias debilidades y renunciamientos: reformar con justicia y equilibrio la geometría del Estado, a partir de una esfera de dirigentes más conectados con y representativos de la sociedad francesa. Mientras tanto, permanece una relativa crisis del relato nacional y europeo. Los piqueteros sienten que son partes de algo «nuevo y profundo». Están en la calle también para encontrarse y salir de la atomización social. El movimiento continuará…