
18 Jun Apuntes desperdigados, deshilachados, divididos…
“¿Divididos?, ¡Las Pelotas!” Luca Prodan.
Síntesis práctica de un desencuentro popular
¿Volver mejores… o a lo sumo, iguales?
Las tensiones y los volantazos en las estrategias electorales resultan difíciles de analizar desde el mero racionalismo; hace falta una dosis de imaginación y cierto conocimiento de las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX para intentar comprender esas acuarelas que, a simple vista, se asemejan a monstruosidades aunque probablemente –y no puedo asegurarlo- se puedan hallar canales de síntesis y entendimiento para los por-qué-deciden-lo-que-deciden-a-último-momento.
La “picaresca” de construir unidades al precio de la exclusión
Que se le ofreció tal cargo a cual dirigente; que tal referente está apuntalado por la billetera de determinada funcionaria y de aquel multimedio hegemónico; que los caprichos in crescendo detrás de una pretendida centralidad absoluta en la figura de una persona por encima de todo atisbo de construcción colectiva… lo concreto a estas horas, es que la fragmentación del vasto conglomerado de las fuerzas que se dicen –y remarco este aspecto, no siempre ni todas lo demuestran en los hechos- nacionales y populares, parece no haber alcanzado un techo en el dramático y constante pase de facturas al cual nos vienen acostumbrando desde hace unos cuantos años.
En el mejor de los escenarios, se podrá alcanzar alguna clase de acuerdos mínimos, con lo cual se tapará sólo parcial y circunstancialmente la avalancha de resquemores, incluso odios y escasa voluntad de subsanar diferencias tanto de forma como de fondo, que anidan en este amplio espectro, y que trasciende a la posibilidad de resolverlo a través de la constitución de un programa mínimo ni de bienintencionadas reglas claras (si las hubiera, ¡Oh revelación! En el mundo de la política): los hombres marchan por delante de la Patria, y al movimiento no paran de vaciarlo.
Ante un probable escenario electoral apetecible para el mediocre pero poderoso bloque oligárquico-empresarial que maniobra desde el control por arriba del frente político Cambiemos, ni un año y medio de desguace violento del Estado nacional y la pérdida de múltiples conquistas sociales parecen haber servido de base para forjar, aunque más no sea desde el espanto, un frente único nacional, popular (y de ser posible, antiimperialista) al menos en la provincia de Buenos Aires y otros distritos. Se podría alegar que es una construcción que se pretende consolidar para el 2019. Pero también es válido suponer que no será sencillo llegar –para la mayoría de los compatriotas que ven de lejos la “cocina” de nuestra política vernácula y la pasan muy mal en sus vidas cotidianas- hasta tal momento sin un contundente triunfo popular este mismo año.
Por otra parte, tampoco resulta serio pensar en una unidad “a como dé lugar” cuando algunos referentes del otrora FPV no han venido dando siquiera mínimas muestras de compromiso patriótico desde sus actuaciones tanto parlamentarias como en los lugares que les haya tocado en suerte construir política desde diciembre de 2015 hasta la fecha.
Los nuevos frentes, inevitablemente, implican algún grado de reacomodamiento y “decantación” de dirigentes y espacios militantes. Pero asusta que cada vez sean más los “heridos” y menos los sectores “nuevos” que se incorporan a la construcción mayoritaria del campo nacional y popular.
Y todavía, la esperanza…
Deseo, a título personal, tener las mejores noticias esta semana que se inicia, para mirar con mayor expectativa a las PASO de agosto y desde allí, al proceso electoral de octubre venidero. Mientras tanto, y a la luz de los acontecimientos tal como se vienen desarrollando, me queda una reflexión para compartir: se podrá edificar una derrota estrecha, un empate técnico o una victoria pírrica… pero lo que estará en duda (y permaneceremos una vez más, en deuda) será el construir desde la estrategia implementada, una nueva mayoría.
Mientras los choques, las denigraciones y los pases de cuentas sigan siendo moneda corriente, los únicos beneficiados seguirán siendo los que “cuentan las vaquitas”, mientras que para el pueblo, seguirán rigiendo las penas.